La desatención en la Atención Primaria: Aló, ¿quién habla?

Algunas personas, muchas, han dicho: la pandemia ha puesto de manifiesto la debilidad de la Sanidad Pública. Yo añado además la incoherencia de la organización y la mala gestión posterior a la pandemia. Atrás ha quedado el esfuerzo sobrehumano hecho por la Atención Primaria y también de la población con su sacrificio. El Departamento de Sanidad -DGA- cambia su estrategia, nos dicen que el modelo ha cambiado, las demandas son distintas, las necesidades son distintas, así como las formas de comunicarnos. No sabía que los síntomas y signos son diferentes. Estas preguntas son fáciles atendiendo a sus resultados: listas de …

Aurelio Martin Ruiz

Algunas personas, muchas, han dicho: la pandemia ha puesto de manifiesto la debilidad de la Sanidad Pública. Yo añado además la incoherencia de la organización y la mala gestión posterior a la pandemia. Atrás ha quedado el esfuerzo sobrehumano hecho por la Atención Primaria y también de la población con su sacrificio.

El Departamento de Sanidad -DGA- cambia su estrategia, nos dicen que el modelo ha cambiado, las demandas son distintas, las necesidades son distintas, así como las formas de comunicarnos. No sabía que los síntomas y signos son diferentes. Estas preguntas son fáciles atendiendo a sus resultados: listas de espera en la Atención Primaria, incomunicación para pedir cita, consulta telefónica confusa para la población y para las sanitarias.

Pero vayamos atrás. En tiempos no muy lejanos, la consulta telefónica era un disparate, ¡Cómo íbamos a diagnosticar sin ver a la persona! Y referido a los atributos de la Atención Primaria, es el eje central del sistema, es decir de la atención sanitaria, el primer contacto que no fuera presencial, un disparate.

Parte del personal sanitario piensa: “vienen por cualquier cosa”, frase que la población puede volver de forma parecida en otros casos “nos atienden como quieren”. La dirección de asistencia sanitaria ha recogido el guante y lo ha puesto todo patas arriba, sin escuchar a la población y me temo que tampoco a los profesionales. Ha puesto por delante la falta de profesionales cuando ha sido la administración la culpable de la gestión de las plazas necesarias.

Tendría que preguntarse porque se quedan plazas vacantes sin cubrir: temporalidad, calidad de las plazas, ¿son de MAC o de Atención Primaria?, cobertura, modo de trabajo, cupos de población, dispersión, sueldo, etc.. La consulta telefónica es su estrella, ahora resulta que quejándose el personal sanitario de la afluencia, ahora la población puede elegir el tipo de consulta telefónica o presencial. En primer lugar la línea telefónica no es capaz de contestar con rapidez, las líneas están colapsadas en los centros de salud lo que dificulta la accesibilidad para otras llamadas para citas o consultas.

La consulta telefónica libre por cualquier motivo da lugar a una nueva llamada del personal que por ello ocupa un espacio de tiempo, eso si puede ponerse la persona. Posteriormente si puede ponerse se la cita a consulta. Por otra parte, dicen hay huecos en la agenda para las consultas telefónicas, pero ¿y si no llaman?, esos huecos vacíos son personas que se podrían haber visitado y por ello dan lugar a mayor lista de espera.

La consulta telefónica debería ser sólo para motivos burocráticos, incluso la renovación de la receta electrónica debería tener una alerta para activarla la profesional responsable que a su vez vería la situación de la persona, su cumplimentación, etc. De esta forma la Administración quita de hecho calidad a la asistencia, impulsando la consulta telefónica en detrimento de la presencial.

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