Juicio de La Muela, todo según lo previsto

El mal ya está hecho y la cárcel no es una forma de solucionar la mala gestión pública y el nulo control de la misma. Todo era tan evidente, vista la acumulación de pruebas durante el juicio, que debería sonrojar a los encargados de monitorizar lo público

renovables
Parque Eólico de La Muela.

Queda esperar la sentencia, pero el juicio por el inmenso desfalco de las arcas municipales y de paso una estafa a las diferentes arcas estatales en la Muela ha discurrido según el guión previsto.

En ese guión, que tenía muy poco misterio, se veía venir que una parte de los encausados, aquellos que tenían delitos menos graves a sus espaldas, o más bien menos acumulación de ellos, pactarían con la fiscalía una salida que les impidiera entrar en prisión. Ya durante la instrucción algunas pruebas se desvelaron como abrumadoras, por lo que 14 de los acusados optaron por aceptar la pena y pagar las multas.

Aparte de los cuatro procesados a los que se les ha retirado la acusación, 30 de los que se sentaron en el banquillo podrían eludir la cárcel y quedarían pendientes los seis acusados con mayor suma de posibles penas. La ex-alcaldesa Mariví Pinilla, su marido Antonio Embarba, los responsables de la empresa Aranade, entre ellos Carmelo Aured, actualmente en prisión y el arquitecto municipal y el secretario del consistorio ven reducidas las peticiones iniciales. Algunos sustancialmente, como es el caso de Aured, aunque en el caso de Pinilla se queda en 35 años de encarcelamiento solicitados por la acusación. La ex alcaldesa ya había sido condenada previamente a 8 años de inhabilitación y tiene pendiente el pago de una multa de 4,8 millones.

María Victoria Pinilla ha sido un personaje de vodevil. Renunció a su defensa en varias ocasiones y llegó al juicio sin abogado para luego tener como letrado a Palazón, que había sido su defensor previamente. Renunció en la práctica a su derecho a declarar y se negó pactar con la fiscalía y con el juicio prácticamente concluido seguía insistiendo en prestar declaración.

El resto de los acusados han optado por el perfil bajo, a sabiendas de que poco podían hacer.

Había escuchas, documentos, contenidos de cajas de seguridad, falsificaciones palmarias. Vamos, que no se habían molestado mucho en ocultar el rastro del latrocinio y era mejor agachar las orejas e intentar no pisar Zuera.

Todo era realmente previsible, pero cabrea la sensación de larguísima tomadura de pelo. Conviene recordar que Pinilla detentó la alcaldía desde 1987 hasta su detención en 2009. Muchos años para prevaricar y estafar impunemente. Antes que ella, desde 1979, había sido alcalde Carmelo Aured. El guión aquí tenía ecos de una peli de mafiosos. Una saga de 30 años nada menos.

No ha faltado algo de película de fantasmas, que han sobrevolado la sala y han resultado tan intangibles como estos personajes míticos. Allí se han escuchado nombres como el de Alfredo Boné, primero llamado a declarar como testigo y luego liberado de esa responsabilidad. Qué momento durante el juicio aquel del pinchazo telefónico de “Alfredo échame una mano”.

También se han dicho nombres y otros se han callado del partido al que pertenecían buena parte de los autores del desfalco: el PAR, como el mismo Boné. Pese a que estas siglas parecían salir de todos los agujeros en que estaba metida la trama de la Muela este partido ha salido indemne del proceso sin tan siquiera resposabilidad política.

No es ajena al asunto la entente cordial del PAR con PP y PSOE, eternos aliados. Como en el chiste: ¿A qué no nos vamos a hacer daño? Todos tienen su ración de silencio cómplice.

De hecho otro nombre que planeó en la sala fue el de Carlos Escó, del PSOE, metido hasta el cuello en la trama corrupta de Plaza y condenado recientemente a cuatro años de cárcel por ello.

Otro fantasma han sido las diferentes empresas que sacaron tajada del municipio o del cercano polígono Centrovía. Se ha derivado todo el marrón a Aranade y a un grupito de corruptos, con Carmelo Aured a la cabeza, pero sería de ingenuos pensar que una estafa de ese calibre no era conocida, o como poco intuida, por un buen puñado de personas y hasta instituciones. Ahí estuvo la DPZ paralizando el plan urbanístico de la localidad. No digamos ya las organizaciones empresariales. Imposible saber cuánto sabían y qué se callaron.

Por lo pronto alguna empresa que estaba metida en la pomada, como construcciones Balzola, se va a librar de la responsabilidad civil.

Otros empresarios encausados también han recurrido a un estupendo truco de guión que casi parece magia: el del dinero creciente. Así pues el alma mater del pelotazo inmobiliario de la Muela, Julián de Miguel, de repente parece que eludirá el talego y tiene 3 millones de euros para pagar, amén de 400.000 que depositó previamente. A este perla le encontraron al ser detenido cuatro lingotes de oro con casi cinco kg de peso que “le había comprado a una señora”, como quien compra un zarrio de segunda mano, oiga.

Habrá que ver si le funciona el truco al clan Pinilla. La familia de la alcaldesa acumula 28,5 millones en multas y responsabilidad civil. Las granjas de conejos (negocio original de la familia) parece que rinden mucho.

Queda ver cómo termina la película, aunque el final apunta a previsible. El mal ya está hecho y la cárcel no es una forma de solucionar la mala gestión pública y el nulo control de la misma. Todo era tan evidente, vista la acumulación de pruebas durante el juicio, que debería sonrojar a los encargados de monitorizar lo público.

Quedan otros guiones por concluir que tratan sobre la corrupción en Aragón y, por desgracia, más de una película que nunca se llegará a ver, me temo. Permanezcan atentos a sus pantallas.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies