José Sacristán: “Antonio Machado es un referente moral, además de un poeta inmenso”

'Caminando con Antonio Machado. De los días azules al sol de la infancia', es el título de la obra -dirigida al público juvenil y adulto- interpretada por José Sacristán y producida por Bravo Teatro, que tendrá lugar hoy, a las 20.30 horas, en Teatro Arbolé, que celebra de esta forma sus 25 años de programación en Zaragoza. Arbolé ha podido conversar con el actor.

José Sacristán da vida a Antonio Machado. Foto: Carlos Furman
José Sacristán da vida a Antonio Machado. Foto: Carlos Furman
José Sacristán da vida a Antonio Machado. Foto: Carlos Furman

'Caminando con Antonio Machado. De los días azules al sol de la infancia', es el título de la obra -dirigida al público juvenil y adulto- interpretada por José Sacristán y producida por Bravo Teatro, que tendrá lugar hoy, a las 20.30 horas, en Teatro Arbolé, que celebra de esta forma sus 25 años de programación en Zaragoza.

"José Sacristán es uno de los actores más conocidos y reconocidos en el Estado, también querido. Posee una de las voces más hermosas del teatro y del cine, y su aspecto físico ha ganado en apostura y en presencia con los años", explica los representantes de Arbolé.

"Es un ciudadano crítico y comprometido, pero a la vez es una persona sensible y cercana. Ha interpretado a grandes personajes para el cine, la televisión y el teatro. Por ello, nadie mejor que él para hacer un largo viaje junto a Antonio Machado", afirman.

Con motivo del estreno, Teatro Arbolé ha podido conversar con el actor. Una entrevista que publicamos a continuación.

Teatro Arbolé.- En el escenario, José Sacristán no recita ni interpreta al poeta, es el poeta.

José Sacristán.- Con este espectáculo, no se trataba tanto de hacer un homenaje a Antonio Machado ni de realizar una representación de su vida, como de oír de nuevo su voz, para que se escuchasen sus versos. Quería hacerlo revivir a través de su poesía, volver a escuchar su voz a través de la mía, tratando de recuperar al poeta inmenso, y comprobar cómo suena hoy su voz.

TA.- ¿Y cómo suena hoy la voz de Antonio Machado?

JS.- Muy bien. No deja a nadie indiferente. El público recibe muy bien y celebra este espectáculo, no sólo en los escenarios españoles sino en Argentina, donde estuvimos un año de gira. Su obra está totalmente vigente. Antonio Machado fue el testigo del tiempo que le tocó vivir, un referente ético y moral, además de un gran poeta. Es el enseñador de cómo andar por el mundo en medio de la tragedia y la desgracia, con toda la dignidad de un hombre.

TA.- De los días azules al sol de la infancia. ¿Cómo ha planteado el espectáculo?

JS.- Es un espectáculo que nos permite viajar, caminar con Antonio Machado, desde Colliure (la ciudad den la que murió en su exilio a Francia) a su Sevilla natal, a través de sus poemas, desde los más íntimos a los más comprometidos. La música, seleccionada e interpretada por la violonchelista Aurora Martínez es muy importante en el espectáculo, porque subraya cada uno de los pasajes. Poco después de la muerte de Antonio, su hermano José encontró en uno de los bolsillos de su gabán un papel en el que se leía: “estos días azules y este sol de la infancia”. Fue lo último que Machado escribió. Aurora y yo nos hemos tomado la libertad de interpretar estas palabras como su último deseo: volver a la Sevilla que lo vio nacer. El espectáculo es, por ello, su camino de vuelta. Todo comienza en un espacio azul mientras se escuchan los primeros versos, entro en escena y me pongo un gabán y unas gafas. Alguien me da una maleta para hacer ese viaje que le permita a Antonio Machado volver a su tierra.

TA.- Usted asegura que actuar es un acto de amor. ¿Hacia quién? ¿Para quién actúa?

JS.- Actúo siempre para el niño que fui, cuento las historias que a mí me gusta escuchar, porque lo que más me importa del mundo de la interpretación es lo que tiene de juego, que se crean que soy el que no soy. Un juego lúdico, festivo y amoroso. No quiero perder de vista el niño que fui. Le tengo mucho respeto.

TA.- En Zaragoza, va a actuar en el Teatro Arbolé, un espacio construido por una compañía de títeres, unos titiriteros y cómicos de la legua que, como usted, no quieren perder su mirada de niño

JS.- Te agradezco mucho que me hayas contado la historia de este teatro. Me alegra y me honra viajar con Antonio Machado al Teatro Arbolé y celebrar con ellos y su público su XXV aniversario.

TA.- Hablando de Cómicos de la Legua, inolvidable es su interpretación en “El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez. ¿Qué supuso para usted esta película?

JS.- “El viaje a ninguna parte” fue uno de los trabajos más gratificantes de mi carrera, como actor y como individuo. Fernando Fernán Gómez, después de mi padre, fue la persona (masculina) más importante de mi vida, la que más me ha influido, por su proximidad y por la coincidencia de planteamientos en la vida y en el trabajo. Era un lujo y un disfrute estar a su lado. A su alrededor no cabía la impostura. Era un hombre verdadero, que tenía también algo de machadiano, esa mirada llena de amor y piedad, además de mucho humor.

TA.- Una serie en marcha, “Velvet”, películas por estrenar, varios guiones de cine encima de su mesa, y usted insiste en seguir en el teatro. ¿Qué le aporta el escenario?

JS.- Para mí, el teatro es, sobre todo, terapia. Afortunadamente, puedo elegir mis trabajos, pero siempre me gusta tener algún proyecto teatral entre manos y poderlo compatibilizar con otros trabajos, como es el caso de este espectáculo. Lo que yo recibo en el teatro del público no se paga con dinero, especialmente en “Caminando con Machado”. Es algo que va más allá del reconocimiento y del éxito. Sentir la emoción del público es muy gratificante.

TA.- También se confiesa muy cinéfilo, y dice que no podría escoger entre el teatro y el cine, que necesita ambos géneros en su vida profesional, pero ¿cree que el teatro cumple una función social especial?

JS.- Me gusta lo que el teatro tiene de ceremonia, de rito. El teatro invita a la diversión, pero también a la reflexión, nos permite reflexionar sobre la vida, como un ejemplo vivo que no nos deja indiferentes y que apunta hacernos un poco mejores. Hay que saber escuchar lo que el teatro le transmite a cada uno. Y hay que ser muy respetuoso con el teatro.

TA.- ¿Y la televisión?

JS.- Siempre me lo he pasado muy bien haciendo televisión. Con “Velvet” disfruto mucho. Es como trabajar dentro de una gran casa de muñecas, como vivir un cuento de hadas. Es una serie muy bien armada. Me resulta muy cómodo trabajar en ella.

TA.- El cine siempre le ha querido bien y ahora también cuentan con usted los directores más jóvenes

JS.- He trabajado mucho en cine y lo sigo haciendo. Lo que más me gusta de todo ello es que son proyectos de directores jóvenes que lo están haciendo muy bien y que quieren contar conmigo. Acabo de terminar de rodar “Vulcania”, primer largometraje de José Skaf (un thriller dramático con tintes sobrenaturales que se estrenará a finales de año); y “Camino a casa”, de Pau Rodríguez, que también debuta con esta película en la dirección. En breve comenzaré a rodar con Miguel del Arco y también quiere contar conmigo Gracia Querejeta para su próximo proyecto.

TA.- ¿Cómo ve la actual situación del cine español?

JS.- Este año hay una cosecha formidable de directores y películas. Talento y coraje no les falta. Siempre ha sido un problema hacer cine en España, pero ahora lo tienen más complicado, con la piratería, con el IVA cultural… Dentro de unos días se va a reunir la Asociación de Cineastas, a la que pertenezco, para ver cómo está realmente el sector e iniciar una serie de debates y propuestas.

TA.- Tiene una edad en la que grandes personalidades de otras profesiones ya están jubiladas, a veces de forma forzosa. ¿Piensa en la jubilación?

JS.- Respecto a lo que a mí se refiere, tengo 77 años y la ilusión de los 20 por esta profesión. La jubilación, afortunadamente, me suena muy lejana. Me parece algo que le pasa a los demás. Eso sí, tengo la precaución de cuidarme y de no cometer estupideces. Y como decía Fernando Fernán Gómez: Ahí vamos durando.

TA.- Un centenar de películas en su haber, más de una veintena de obras de teatro, una decena de series…Y tantos proyectos aún esperando. ¿Se imaginaba este éxito?

JS.- Siempre soñé que iba a tener éxito y lo imaginé. A veces tienes dudas. Los años 60 fueron muy duros, con mis hijos pequeños. Lo cierto es que nunca me ha faltado trabajo, solo que estaba peor pagado y tuve que buscar otros trabajos complementarios, de hecho fui uno de los primeros vendedores de “El círculo de lectores”. Pero siempre me he sentido reconocido en lo que hacía, aunque fueran papeles pequeños y secundarios, y nunca pensé en dejarlo.

TA.- Lo ha interpretado todo, o casi todo. ¿Hay algo que le queda por hacer o que le hace especial ilusión?

JS.- Tengo un proyecto que me ilusiona mucho, y mira sí, es para el teatro. Será para el año que viene: el estreno en España de la última obra de David Mamet, la que va a estrenar este año Al Pacino en Broadway.

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