El pasado 23 de marzo un convoy compuesto por un equipo de rescate y personal sanitario fue atacado por el ejército israelí en Rafah, al sur de la franja de Gaza y cerca de la frontera con Egipto. Un comunicado inicial de la Media Luna Roja Palestina informó que “las fuerzas de ocupación están sitiando varias ambulancias mientras respondían a un ataque en la zona de Hashashin en Rafah”, añadiendo que “varios técnicos médicos de emergencia han sido heridos y se ha perdido el contacto con el equipo, que ha quedado atrapado durante varias horas”. Las ambulancias, acompañadas de un camión de bomberos y un vehículo de la ONU, se disponían a asistir a una ambulancia de la Media Luna Roja que fue tiroteada con anterioridad cuando acudió a socorrer a personas que resultaron heridas por un ataque del ejército israelí.
Finalmente todas las personas de la comitiva humanitaria, excepto al parecer dos supervivientes, fueron asesinadas y sus vehículos destruidos. De hecho personas y vehículos serían enterrados juntos en una fosa común por el ejército sionista. El primero de los supervivientes, que fue detenido y torturado por el ejército israelí, sería liberado en la tarde de ese mismo día. Asaad Al-Nasasra, el otro superviviente, seguía desaparecido según declaró este sábado Jagan Chapagain, secretario general internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR). De las 15 personas ejecutadas, ocho eran miembros de la Media Luna Roja Palestina, seis miembros de la Defensa Civil y otro era empleado de la UNRWA.

Israel miente, una vez más
El teniente coronel y portavoz de las fuerzas de ocupación israelíes, Nadav Shoshani, más de una semana después, el 31 de marzo, esparció en un tuit la justificación del atroz ataque. "El domingo pasado, se identificaron varios vehículos descoordinados que avanzaban sospechosamente hacia las tropas de las FDI sin luces delanteras ni luces de emergencia (en referencia al convoy atacado)". Por ese motivo admitió que "las tropas de las FDI (el ejército sionista) abrieron fuego contra los vehículos sospechosos". El portavoz militar añadió para justificar el ataque que "tras una evaluación inicial, se determinó que las fuerzas habían eliminado a un operativo militar de Hamás que participó en la masacre del 7 de octubre, junto con otros ocho terroristas de Hamás y la Yihad Islámica". No dudó en añadir, para reafirmar su relato de fantasía, que "realmente no es sorprendente que los terroristas estén nuevamente utilizando instalaciones y equipos médicos para sus actividades".
El colmo de la desfachatez del portavoz llegaría cuando presumió, en la misma comunicación, de que "tras la coordinación entre las FDI y organizaciones internacionales, se llevó a cabo la evacuación de los cuerpos". Lo cierto es que hasta el día 27 de marzo no se recuperó el primer cuerpo, que correspondía a un trabajador de las Defensas Civiles bajo los restos del camión de bomberos atacado, y el operativo de rescate de los cadáveres tuvo que abandonar la zona por el hostigamiento israelí. Al día siguiente, 28 de marzo, otro grupo de rescate, que acudió acompañado de un vehículo de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), debió abandonar la zona de nuevo por las amenazas del ejército ocupante. La agencia explicó que los militares israelíes “les ordenaron retirarse, impidiendo el acceso al área”. No sería hasta el 30 de marzo, 7 días después de la matanza, que se pudieron rescatar los cuerpos de las otras 14 personas asesinadas por las tropas sionistas.
Un vídeo demuestra el ataque intencionado
Un video recuperado del teléfono móvil de un paramédico palestino hallado en la fosa común realizada por ejército israelí, muestra el momento exacto en el que el convoy humanitario, con luces de emergencia encendidas, fue alcanzado por disparos israelíes. El vídeo desmiente de forma tajante los intentos de tapar la enésima masacre israelí contra población civil, así como contra el personal de los distintos servicios de emergencia gazatíes.
Durante una conferencia de prensa en la ONU, el organismo internacional presentó el video ante el Consejo de Seguridad. En la grabación se escucha al paramédico Rifaat Radwan diciendo sus últimas palabras: "Perdóname, madre. Este es el camino que elegí, ayudar a la gente".
Una escena desoladora
Con anterioridad, el 31 de marzo,, cuando se logró rescatar los cadáveres, el coordinador de la OCHA (ONU), Tom Fletcher, pidió “justicia y respuestas”. El personal de la ONU que participó en el operativo de recuperación de los cuerpos relató que la barbarie fue incluso más allá de lo encontrado en la fosa común, “vimos a una mujer con un disparo en la nuca. Cuando un joven intentó rescatarla, también recibió un disparo. Logramos recuperar su cuerpo con nuestro vehículo de la ONU”. La escena de excavación de la fosa común creada por el ejército israelí fue dantesca según los responsables de todos los organismos humanitarios implicados.
“Estos dedicados trabajadores de ambulancias atendían a los heridos… Llevaban emblemas que deberían haberlos protegido; sus ambulancias estaban claramente identificadas. Deberían haber regresado con sus familias, pero no lo hicieron”, añadió Chapagain, el secretario general de Cruz Roja Internacional. El jefe de UNRWA, Philippe Lazzarini, dijo que "atacar o poner en peligro a personal de emergencia, periodistas o trabajadores humanitarios es un flagrante y grave desprecio por el derecho internacional", y señaló que los asesinatos de personal sanitario, de emergencias o periodistas se habían vuelto "rutinarios" en Gaza.
Signos de ejecución y más mentiras
En un comunicado la Defensa Civil de Gaza denunció que “algunos de los cuerpos tenían las manos atadas, y presentaban agujeros de bala en el pecho y la cabeza". Un portavoz de la Media Luna Roja, Nebal Farsakh, según declaraciones recogidas en The Guargian señaló que, al menos, uno de los paramédicos "tenía las manos atadas y las piernas pegadas al cuerpo". Ahmad Dhaher, forense que examinó a cinco de los asesinados en el hospital Nasser de Khan Younis, apuntó que “el análisis preliminar sugiere que fueron ejecutados, ya que la ubicación de las heridas de bala fue específica e intencional”. "Se observa que las balas apuntaban a la cabeza de una persona, a otra al corazón, y a una tercera persona le habían disparado seis o siete balazos en el torso", añadió Dhaher.
La supuesta identidad, facilitada por el portavoz sionista, del combatiente de Hamás, en teoría, abatido en el ataque a la columna humanitaria era la de Mohammad Amin Ibrahim Shubaki. Sin embargo, Shubaki no se encontraba entre los cadáveres recuperados de la fosa común, lo que demuestra, una vez más, como el Estado israelí justifica sus atrocidades con supuestos ataques "selectivos" dirigidos contra combatientes.
Prosiguen las masacres, se intensifica el genocidio
Según el último informe facilitado por la ONU, cerca de 400.000 personas han sido desplazadas a la fuerza en la Franja de Gaza desde que el ejército sionista rompiera la tregua de forma unilateral el 18 de marzo. Una parte importante de la población del enclave costero palestino ha tenido que desplazarse en diversas ocasiones desde que comenzaran los ataques indiscriminados de Israel contra la población civil en octubre de 2023. Según el mismo informe "más de 3.000 niños y niñas, y 1.000 mujeres embarazadas y lactantes han sido diagnosticadas con desnutrición severa".
Este sábado el Ministerio de Sanidad de Gaza contabilizaba 1.240 personas asesinadas por Israel desde el 18 de marzo. Una cifra que no ha dejado de crecer en los días posteriores. En total, desde el inicio de la ofensiva israelí hay contabilizados oficialmente 50.399 personas que han perdido la vida de forma directa por los bombardeos y ataques de las fuerzas sionistas. Se calcula que las personas fallecidas a causa de los ataques indiscriminados y las consecuencias del asedio israelí serían muchas más.
El Estado israelí, además de reanudar los ataques y el bloqueo de la entrada de suministros básicos, ha declaro ya sin subterfugios su intención de anexionar, al menos, una parte de la Franja de Gaza. El ministro de Defensa, Israel Katz, anunció la semana pasada, su intención de incrementar la brutalidad de su ofensiva militar contra Gaza y de apoderarse "de amplias zonas que serán anexionadas a las zonas de seguridad del Estado de Israel". Tanto la violencia de los bombardeos, como los reiterados desplazamientos forzosos de la población, dan testimonio de la veracidad de ambas afirmaciones. La limpieza étnica continúa, mientras la complicidad y el silencio de los gobiernos occidentales se mantiene, más allá de algunas lágrimas de cocodrilo que en ningún caso desembocan en actos. No hay rastro de sanciones hacia el Estado colonial israelí pese a sus persistentes crímenes, como tampoco se decreta el necesario embargo de armas a la entidad sionista.
Más información del genocidio en Palestina en este especial.