Como todos los gobiernos israelíes, el nuevo gobierno de coalición ultra derecha sionista no ha tardado en cumplir sus promesas electorales y ha empezado a desarrollar medidas de represión contra el pueblo nativo palestino. Las primeras han sido tomadas contra los y las prisioneras palestinas en cárceles israelíes desde el Ministerio de Seguridad Nacional israelí.
Hace dos semanas, Itamar Ben Gvir, ministro de la cartera de Seguridad, que además tiene antecedentes penales por violencia racista, emitió una serie de órdenes para las cárceles. Entre ellas, limitar el tiempo de uso de agua caliente a una sola hora y cerrar las duchas con candados. Esto hace que darse una ducha sea misión imposible, sobre todo cuando solo hay seis en un departamento para 120 personas encarceladas.
Pena de muerte para prisioneros y prisioneras palestinas
A todo esto se le añade la limitación del tiempo de salida a los patios, eliminar las cantinas o quitar las placas eléctricas para cocinar. Y las medidas de presión no van a quedarse ahí, por eso, más de 4.700 prisioneros y prisioneras palestinas han anunciado que entrarán en huelga de hambre indefinida.
El Comité de Seguridad Nacional de la Knesset, el Parlamento israelí, se reunió la semana pasada con la presencia de los jefes de la policía y el servicio de las cárceles israelíes y aseguraron que va a haber “tolerancia cero” con los huelguistas de hambre y un “uso progresivo de la fuerza”.
Pero esto no es todo, este miércoles la Knesset aprobó la primera lectura de la propuesta de ley para aplicar la pena capital a los detenidos palestinos por “razones de seguridad”. Se trata de una medida de venganza, nada apropiada de un Estado “democrático” que respeta los derechos humanos y pertenece al “mundo civilizado”. Los palestinos esperan conocer las reacciones de la comunidad internacional.
La explosión palestina
Los pueblos palestinos de Huwara, Za’tara y Burin, cerca de Naplusa, están siendo de nuevo blanco de las chusmas de colonos israelíes armados. Tras la muerte de dos colonos a manos de un palestino, cientos de colonos procedentes del asentamiento ilegal Yetshar irrumpieron en estas localidades. Mataron a un palestino en Za’tara, dejaron a más de cien heridos, quemaron casas, tiendas, granjas de animales, coches, tiraron piedras contra tres ambulancias palestinas y no las dejaron entrar a dichos pueblos para evacuar a las personas heridas.
Mientras ocurría esto, el ejército israelí acordonó los tres pueblos y protegió a los colonos. Dos batallones de refuerzo fueron enviados para mantener a la ciudad de Naplusa y a sus pueblos bajo control. Después de que se retirase la turba de colonos armados, el ejército decidió meter a un par de familias en un autobús y las llevó fuera de su barrio, lejos del fuego, cerca de los objetivos de las cámaras de su propaganda para que retratasen “lo humano” del ejército israelí.
No es ni la primera ni la ultima vez que colonos israelíes armados queman propiedades palestinas, cortan árboles, echan veneno en pozos de agua, atropellan a niños y niñas palestinas en su camino a las escuelas o asesinan a palestinos. El año pasado, se registraron 8.724 agresiones y seis muertos a manos de los colonos israelíes armados. Hoy por hoy, hay alrededor de medio millón colonos viviendo en más del 40% de la superficie de Cisjordania, y el ejército que les protege ha confiscado otro 20%. En el resto de la Cisjordania ocupada viven casi tres millones de palestinos y palestinas en más de 100 islas rodeadas por asentamientos o bases militares israelíes.
El papel de los kapos palestinos y un nuevo plan para sofocarlo
La explosión de los palestinos es inevitable. Grupos de jóvenes armados han vuelto a aparecer en Yenin y Naplusa y, como la coordinación de seguridad entre la Autoridad Palestina (AP) y los servicios de seguridad israelíes no son suficientes, la embajada estadounidense en Israel ha intervenido para fortalecer a los kapos palestinos. Al igual que ocurría en los campos de concentración donde los nazis contaban con kapos, prisioneros colaboradores que les ayudaban a mantener la calma o les informaban a cambio de mejor comida, ropa limpia y unos dormitorios menos insalubres, en Palestina ocurre pero de forma más miserable si cabe.
La burguesía palestina repite la historia y la Autoridad Palestina, dirigida por Fatah, asumió el papel de kapo en Cisjordania y la Franja de Gaza tras firmar los Acuerdos de Oslo. Hamás luego asumió el mismo papel, aunque con actitud estridente contra el amo de los campos de concentración de los palestinos. A saber: Israel. Hamás desempeña un papel de kapo peculiar, controlando con hierro y fuego el campo de concentración de Gaza, ayudando así al amo israelí, pero con un conflicto de interés con Israel que llega a veces al intercambio de fuego. Qatar y Turquía, los amigos de Israel, son también amigos de Hamás. Qatar compra la calma de Hamás con dinero y proyectos de infraestructura; sin embargo Hamás, por razones objetivas, no puede retener siempre la ebullición de Gaza con la fuerza y a veces deja un respiro. De ahí que la visita a Gaza del enviado catarí, Muhammad Alamadi, que estaba programada para el martes haya sido aplazada hasta próximo aviso.
Varios medios de comunicación ya hablan de un plan formulado por el coordinador de asuntos de seguridad en la embajada estadounidense, el General Michael Wenzel. El plan de Wenzel consiste en entrenar a 5.000 miembros de las fuerzas de la Autoridad Palestina en Jordania y Egipto en tácticas de eliminación de cabecillas de grupos armados en “operaciones especiales”. Se trata de capacitar a los kapos palestinos de Cisjordania para que el ejército israelí no tenga que irrumpir en campos de personas refugiadas o ciudades palestinas y cometer matanzas imposibles de disimular, quitándoles así una carga a cambio de mantener el poder de la AP sobre una población que ya no la soporta.
A la reunión, que tuvo lugar en la ciudad jordana de al-Aqaba la semana pasada, acudió Mayed Faray, jefe del servicio de inteligencia de la Autoridad Palestina, Husein Asheij, número dos de Mahmud Abbas, y Maydi Aljalidi, su consejero político. Del lado israelí acudieron Ronin Bar, jefe del Servicio de Seguridad General israelí (Shabak) y Tsahi Hanegbi, consejero de Netanyahu de seguridad nacional. Cabe mencionar que participaron representantes de EEUU, Egipto y Jordania y que otra reunión tendrá lugar en Egipto el próximo 17 de marzo.