El presidente de Francia, François Hollande, ha mostrado su interés ante los parlamentarios galos por una reforma constitucional para hacer frente a la “nueva guerra terrorista”, y ha confirmado que “intensificará” la ofensiva lanzada este domingo contra ciudades controladas por el Daesh en Siria.
Hollande se han ratificado en sus declaraciones tras conocer el alcance de los atentados, y en su discurso ante los representantes de las dos cámaras ha afirmado que "Francia está en guerra". Una guerra de la que ha aclarado que requiere nuevos marcos legales y modos de actuación para que se pueda “erradicar” la amenaza del terrorismo sin perder los “valores” ni el “estado de derecho”.
Además, ha abogado por una prórroga de tres meses del estado de emergencia decretado el viernes y ha anticipado la presentación de una "batería de leyes" que incluiría, además, una reforma constitucional. "La Constitución une a todos los ciudadanos, es una regla común", y ahora "debe dar respuestas" a quienes atentan contra Francia, ha advertido Hollande.
"Estamos en guerra, pero esta guerra es de otro tipo, con un nuevo adversario, y tiene que haber un régimen constitucional capaz de gestionarlo", ha afirmado, toda vez que ya no se ve comprometido el funcionamiento normal de los poderes públicos ni se trata de una agresión por parte de un Estado extranjero.
Más inversión en seguridad
En un discurso plagado de alusiones a la "unidad nacional", el presidente aparca el pacto de estabilidad financiera para priorizar un "pacto de seguridad", que incluiría un refuerzo de los medios disponibles. "Si estamos en guerra, no podemos hacerlo con lo que teníamos hace unos años", y ha anunciado la creación de 10.000 plazas adicionales en la Policía y las Fuerzas Armadas, así como la congelación de cualquier recorte en materia militar "hasta 2019".
Por otra parte, ha planteado disolución de organizaciones, retiradas de nacionalidad y vetos a la entrada en Francia de personas con vinculación con grupos terroristas, si bien ha aludido a la importancia de coordinar medidas en el ámbito europeo y determinar, por ejemplo, un "control efectivo de las fronteras", algo que podría crear el caos en los Balcanes en plena crisis migratoria.
Colaboración internacional
Además, ha apelado a la cláusula de solidaridad con los aliados porque, cuando un Estado "es agredido", todos los países lo son y ha anunciado que el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, convocará a sus homólogos europeos. "El terrorismo no va a destruir la República, la República va a destruir el terrorismo" clamaba con contundencia Hollande.
"Los actos de guerra del viernes se decidieron y se planificaron en Siria, se organizaron en Bélgica y se perpetraron en nuestro territorio, con complicidad francesa", ha asegurado Hollande. "Son franceses los que mataron a otros franceses".
Los terroristas "querían sembrar el miedo para dividirnos aquí y para presionarnos para que no sigamos allí, en Oriente Próximo, luchando contra el terrorismo", ha añadido Hollande, que ha anunciado una "intensificación" de los bombardeos en Siria. "No se trata de contener, sino de destruir a Estado Islámico". Al margen del ámbito militar, el presidente francés también es partidario de intensificar la coordinación entre una comunidad internacional que permanece "dividida". En este sentido, ha reclamado "una coalición grande y única" y ha anunciado reuniones inminentes con sus homólogos de Estados Unidos y Rusia, Barack Obama y Vladimir Putin, respectivamente.
Precisamente Putin se mostraba este lunes muy contundente en la cumbre del G20 con respecto al Daesh. "La financiación de terroristas proviene de unos 40 países, incluidos algunos del grupo de los veinte", a la vez que calificaba de “horrorosos” los atentados sufridos en París, y hacía un llamamiento para unir fuerzas contra la amenaza yihadista.
Sin embargo, son varios los países que han asegurado que continuarán apoyando a las fuerzas que luchan contra el presidente sirio Bashar Al Assad, entre los que se encuentran Estados Unidos, Arabia Saudí o Turquía. Una situación que deberá resolverse vía diplomacia, antes de que fuerzas antagónicas se mezclen en una guerra siria, ya de por sí muy polarizada.
