¿Hasta cuando prolongarán esta guerra?

Estamos viendo como se prolonga sine díe el conflicto militar en Ucrania. Como dijimos cuando comenzó invasión de Rusia, la única posibilidad para detener la destrucción y el drama que provoca una guerra es no alimentarla y procurar no agravar sus consecuencias. Igualmente observamos como se ha articulado un esquema del que es difícil salir, pues se ha impuesto un marco de pensamiento a nivel europeo que solamente deja hueco a una verdad absoluta sobre el conflicto. La posición más cómoda para las fuerzas transformadoras y que rechazamos la participación en este conflicto promovido por las élites políticas y económicas …

ciudad

Estamos viendo como se prolonga sine díe el conflicto militar en Ucrania. Como dijimos cuando comenzó invasión de Rusia, la única posibilidad para detener la destrucción y el drama que provoca una guerra es no alimentarla y procurar no agravar sus consecuencias.

Igualmente observamos como se ha articulado un esquema del que es difícil salir, pues se ha impuesto un marco de pensamiento a nivel europeo que solamente deja hueco a una verdad absoluta sobre el conflicto.

La posición más cómoda para las fuerzas transformadoras y que rechazamos la participación en este conflicto promovido por las élites políticas y económicas occidentales, sería no decir nada. Permanecer en silencio, sin destacar mucho esperando a que esto termine, o incluso asumir el discurso dominante antes que mantener posiciones propias fruto del análisis y el respeto a principios.

Es por lo que han optado algunas izquierdas. En el último mes algunas formaciones nórdicas han apoyado el ingreso de sus Estados en la OTAN, renunciando a sus posiciones en favor de una alianza militar que se creo para combatir un enemigo que ya no existe.

Pero estas renuncias no solamente se dan en Finlandia. También diversos cargos públicos de partidos tradicionalmente contrarios a la OTAN renuncian a dar ninguna batalla cultural en este campo e incluso los hay que apoyan abiertamente a la Alianza Atlántica o el envío de armas a Ucrania.

Algunos pensamos que la izquierda debe seguir diciendo lo que piensa, que tiene un papel y una responsabilidad para con la gente, y que no hay que ocultar posiciones por muy impopulares que en estos momentos puedan ser. Siempre hay que decir la verdad.

Es tarea de las personas que militamos en la izquierda transformadora, más aun de sus representantes en las instituciones, defender públicamente las posiciones políticas que definan a nuestras organizaciones.

Al comienzo del conflicto calificamos de inadmisible la utilización del Fondo Europeo para la Paz para el suministro de armas al gobierno de Zelenski y apoyamos el envío de ayuda humanitaria para la población civil ucraniana. Igualmente denunciamos que la escalada militar iniciada por la Unión Europea -a instancias de la socialdemocracia alemana- no servía a los objetivos de paz, y que solamente conseguiría un debilitamiento de la propia Unión Europea y sus intereses geoestratégicos.

Nuestra subordinación a los Estados Unidos mediante la participación en la OTAN hace que asumamos un papel de potencia contendiente, lo que supone un riesgo para la estabilidad y seguridad de toda la región, pero también un laste para nuestra economía, y por tanto para el bienestar de la ciudadanía, especialmente para aquellas familias que menos tienen. Lo estamos viendo con la inflación, los precios de la energía y de los combustibles.

La paz tiene que asentarse sobre unas bases sólidas, por ello debe lograrse por las vías diplomáticas, que conduzcan al respeto del Derecho Internacional y a un nuevo esquema de seguridad europeo que facilite unas buenas relaciones de vecindad con Rusia.

El refuerzo de las estructuras militares de la OTAN o su ampliación nos aleja del fin del conflicto. Estados Unidos es uno de los actores que lo ha propiciado en defensa de sus propios intereses, y la OTAN es su brazo militar.

Rusia se encuentra en estos momentos donde más le interesa a los Estados Unidos. Está enfrascada en una guerra que, gracias al envío de armas de las potencias occidentales, se va a prolongar necesariamente en el tiempo, desgastando lentamente a Rusia y profundizando la destrucción de Ucrania.

Igualmente la Unión Europea está de alguna manera involucrada en el conflicto y enfrentada con la vecina Rusia, sufriendo las consecuencias de un conflicto de magnitud imprevisible en términos militares, cuyas afecciones económicas no van a poder maquillarse con ayudas y terminarán con un empobrecimiento generalizado de una Unión Europea subalterna.

Estados Unidos, por el momento, permanece al margen y tras décadas de declive está recuperando posiciones lejos de los campos de batalla.

Los esfuerzos de la Unión Europea deben dedicarse a detener la guerra y no a continuar alimentando el conflicto. La retirada de las fuerzas de la OTAN de las fronteras de Rusia es la pieza angular que desencadenó las operaciones militares rusas, y para que finalice la ocupación rusa, se debe negociar un nuevo esquema de seguridad que garantice la no agresión entre las diferentes potencias.

El tiempo nos dará la razón y se demostrara que el envío de armas solamente sirvió para prolongar el conflicto. También se terminará negociando en los mismos términos que se hablaba antes de comenzar la contienda, ¿o acaso nos están dirigiendo a una nueva gran guerra?

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies