Fiyi y Donal Trump serán los protagonistas de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático

Del 6 al 17 de noviembre se celebra la COP23 en la ciudad alemana de Bonn. Las islas Fiyi, en situación de riesgo por inundaciones, ejercen la presidencia del evento, mientras todas las miradas están puestas en el papel de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático tras su salida de los Acuerdos de París en abril.

Foto: COP23

Desde el lunes 6 de noviembre hasta el viernes 17 del mismo mes, se celebrará en la ciudad alemana de Bonn la edición número 23 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP23. Ésta es la segunda edición de la conferencia tras los Acuerdo de París en 2015 que tienen como objetivo combatir el cambio climático. Es también la primera edición desde que Donald Trump se desmarcara de la política global para proteger el medioambiente y la primera desde que este verano, con numerosos tifones, se hiciera evidente que el cambio climático tiene efectos reales y devastadores, con la destrucción de países enteros.

En un primer momento estaba planeado que el evento se llevara a cabo en algún territorio de las Islas Fiyi, sin embargo, la alta participación, que alcanza los 20.000 participantes, ha hecho que se eligiera la ciudad europea. Es también este país insular quien ejercerá la presidencia de la Conferencia desde el 6 de noviembre hasta la COP24 que se celebrará el próximo año en Polonia.

Las islas del Pacífico de Fiyi son uno de los lugares del mundo donde con mayor notoriedad se está notando el cambio climático. Las subidas del nivel del mar causadas por otros países han hecho desaparecer partes de tierra firme de la nación oceánica. Por este motivo la presidencia de Fiyi -que pidió organizar en otro lugar la conferencia- es relevante.

"Las pequeñas islas Estado del Pacífico (...) están siendo devoradas por la subida del nivel del mar, ante los efectos de un cambio climático fundamentalmente causado por otros", considera el portavoz de cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Manuel Pulgar.

Es por este motivo que Fiyi se plantea su presidencia como un buen momento para hablar de los llamados “Mecanismos de pérdidas y daños”. Recursos que los países causantes del cambio climático destinan a los países que sufren esos efectos, en calidad de reparación.

Con todo, pese a la situación desesperada que viven las islas del Pacífico, el protagonismo del evento será compartido con la delegación enviada por los Estados Unidos. Donald Trump ya ha hecho evidente en cuantiosas ocasiones su postura en relación con el cambio climático. El magnate considera que “el concepto de cambio climático fue creado por y para la China, con el objetivo de hacer los productos de los Estados Unidos menos competitivos” o afirma que “esta mierda costosa de calentamiento global tiene que parar. Nuestro planeta está helado, registra bajas temperaturas”.

Además de estas frases de campaña electoral, Donal Trump ha cancelado la financiación climática diseñada por Obama y el pasado mes de abril sacó al país del que es presidente de los Acuerdos de París. Esta salida que no se hará efectiva hasta 2020.

Es por estos motivo que Estados Unidos no tendrá pabellón oficial en esta cumbre del clima. Sin embargo, organizaciones, Estados federales, empresas y ciudades estadounidenses, agrupadas bajo el nombre de “We are stil in” (Nosotros todavía seguimos), asistirán como entidad propia al COP23, para demostrar que la sociedad de los Estados Unidos está movilizada en contra del cambio climático.

A esto hay que sumarle que podría existir un pequeñísimo cambio de sensibilidad de este hombre que se ha caracterizado por su insensibilidad. Desde los huracanes Irma y Harvey que tocaron suelo estadounidense, Trump ha dejado de emplear su órgano de prensa, su Twitter, para hacer burla del calentamiento global.

En resumidas cuentas, la COP23 será un evento en el que se negociará los acuerdos alcanzados en abril durante la cumbre del Acuerdo de París. Veremos el poder de persuasión que tienen las Islas Fiyi para llevar a su terreno lo que la mayoría de países del mundo ve como un problema que atañe económicamente a sus regiones y no como un problema de magnitud global.

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