La autodefensa es arte, decían los Habeas Corpus en una letra que evocaba aquel Marx por el cual la insurrección era el arte donde se tiene que saber cuando hay que actuar y dar un paso adelante, sabiendo que es una ecuación con unas magnitudes muy indeterminadas, el valor de las cuales puede cambiar cada día. La Europa de hoy no es la del siglo XIX y las insurrecciones no son armadas, pero las lecciones sobre su arte continúan siendo necesarias.
La iniciativa que hemos lanzado es una pregunta abierta a la gente en una coyuntura en que se abre la posibilidad -quizás la última- de impedir que el proyecto oligárquico de las élites se consolide definitivamente. La respuesta de esta pregunta abierta no la tenemos la gente que la planteamos, puesto que el veredicto depende de si la gente adopta Podemos como una herramienta para ejercer poder popular. No hay brújulas que indiquen el camino perfecto ni certezas que nos permitan conocer cualquier movimiento que se haga con antelación, esto es más propio de un partido que de una iniciativa que esperamos que sea de todos y todas. Que yo me postule en una candidatura a las elecciones europeas no resolverá nada, sólo será útil si actúa como catalizador de todo un deseo popular para recuperar la democracia.
Sabemos que las instituciones, incluso las europeas, son importantes y cruciales por el impacto que tienen sobre la vida de las personas, pero modificar este rumbo natural que aparece como un dios omnímodo e incuestionable sólo es posible cuando los nadie, los que nunca cuentan, tienen voz. Nuestra presencia en el Parlamento Europeo, incluso si ganamos, no determinará nada si no está determinada por la organización social.
Cuando defender aquello más básico –el evidente, que decía Brecht– se convierte en una consigna radical a los ojos de los ladrones, la audacia política no es levantar las banderas de la izquierda, sino las de la decencia, la democracia y los derechos humanos. Por eso los Círculos Podemos no serán células de vanguardia o de encuadre, sino encuentros ciudadanos por el empoderamiento: nodos de una misma red que se teje con el fino hilo de la autonomía social de muchos ante el privilegio de unos pocos. La democracia no se construye desde las cuevas ideologizadas, sino batallando por la más grande de las ideologías, esta que denominamos sentido común, la que ordena nuestras posiciones políticas incluso cuando no nos damos cuenta.
Nuestra propuesta de convergencia no quiere ser una sopa de letras ni una negociación de listas; quién lo crea es que no nos conoce o ignora las trayectorias de los que hemos movido ficha. Nosotros hemos asumido el riesgo de Danton: audacia, otra vez audacia, siempre audacia, porque mover ficha quiere decir asumir el riesgo de salir a ganar, que es el riesgo de perderlo todo.
Si esto fuera un partido de baloncesto, habríamos acabado muy bien el primer cuarto; pero quedan tres más para jugar.
Pablo Iglesias, profesor de Ciencia Política a la Universidad Complutense de Madrid, periodista e impulsor de la iniciativa Podemos | Publicado por La Directa
