Familias de Torrero reclaman la vuelta de las medidas del curso pasado para evitar las aglomeraciones

Demandan el control de temperatura, la bajada de ratio y la jornada continua, “ya que todas estas medidas fueron un éxito y garantizaron un entorno seguro a un coste mínimo"

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Entrada al ccolegio este 8 de septiembre. Foto: Mª Jesús Izquierdo.

Un grupo de familias del CEIP Ramón Sainz de Varanda en el barrio zaragozano de Torrero ha enviado una carta a la administración educativa de Aragón demandando que este curso se mantengan de manera preventiva las medidas tomadas en el anterior curso.

Entre ellas se encuentran el uso de mascarilla, distancia social, higiene de manos, uso de gel y ventilación pero también las entradas escalonadas para evitar aglomeraciones a la entrada del centro como ocurrió este mismo miércoles durante el primer día de colegio.

Junto a ellas también demandan el control de temperatura, la bajada de ratio y la jornada continua, “ya que todas estas medidas fueron un éxito y garantizaron un entorno seguro a un coste mínimo. Así como también solicitamos que se refuerce el personal de limpieza, comedor y profesorado para que este nuevo curso sea seguro para todos”.

En la carta estas familias recuerdan que los y las menores de 12 años todavía son un grupo de riesgo al no contar una vacuna disponible. En este centro educativo, como en muchos otros, “por causas ajenas al centro estas medidas no se pueden llevar a cabo por las nuevas indicaciones implantadas por el Gobierno de Aragón”.

El principal problema es la organización del comedor escolar donde por causas concretas del diseño del centro el tiempo para limpieza y desinfección del comedor es “insuficiente” para estas familias y provoca que la higiene no sea óptima para el segundo turno que “por estas mismas circunstancias a veces ha llegado a entrar a las 14’30 ó incluso más tarde, teniendo que meter prisa a estos alumnos para que coman con el estrés que eso conlleva”.

En este colegio, antes de la pandemia, había una media de entre 300 y 330 comensales y unos 160 con becas. Sin embargo, en el comedor caben entre 70 y 80 comensales: “Es previsible que este año con la vuelta de los padres al trabajo presencial, el número de comensales vuelva a alcanzar los niveles pre pandemia. ¿Me pueden decir ustedes cómo se va a dar servicio a todos los demandantes si ya solamente los becados ocupan un turno y medio? Ya que no hay ningún espacio en el centro que cumpla con la normativa vigente”, denuncian en la carta.

Como explican estas familias el barrio es una zona obrera de recursos “medio-bajos” por lo que el comedor se convierte en un servicio público esencial. Sin embargo, según denuncian en la carta enviada a la administración la orden de comedores escolares dice que se debe dar prioridad a los comensales de curso completo dejando en un limbo a aquellas familias que hacen uso ocasional del servicio.

Una decisión que afecta a las actividades extraescolares que se realizan en este periodo de intersesiones: “Muchos alumnos que hacían una actividad ese día hacían uso del comedor porque nos les daba tiempo de ir a sus casas comer y volver. Este curso al no poder quedarse a comedor tampoco podrán hacer actividades extraescolares, algo discriminatorio e injusto ya que como hemos mencionado antes el nivel socioeconómico del barrio hace que muchos niños solo puedan realizar las actividades ofertadas en el centro por ser más económicas”.

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