La denominada "Gaza Peace Summit" —Cumbre por la Paz en Gaza—, celebrada en Sharm el-Sheij, una ciudad egipcia situada en la costa sur del Sinaí, se convirtió en un siniestro esperpento. Un grotesco espectáculo al que no dudaron en sumarse una treintena de mandatarios, que se postraron de forma humillante ante el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Aunque el cónclave fue copresidido por el presidente egipcio Abdelfatah al-Sisi, este quedó eclipsado e incluso ridiculizado por el único protagonista del evento: Trump. El “solista” del show se rodeó de un grupo de dóciles coristas, como ha descrito esta mañana el analista Jesús A. Núñez al resto de presidentes y monarcas asistentes. Entre ellos figuraban Recep Tayyip Erdogan, de Turquía; el emir Tamim bin Hamad Al Thani, de Catar; el rey Abdalá II, de Jordania; los presidentes Emmanuel Macron, de Francia, y Prabowo Subianto, de Indonesia; la primera ministra italiana Giorgia Meloni; el canciller alemán Friedrich Merz; el primer ministro británico Keir Starmer; además de otros líderes de Bahréin, Pakistán, Noruega, Canadá y Grecia.
También participaron figuras internacionales como el secretario general de la ONU, António Guterres, y el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit. Como el resto del coro, ninguno de los dos expresó objeción alguna ni al fondo ni a las formas. El sometimiento parece total. Como curiosidad, en la foto oficial y en el “besamanos” tampoco faltó Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
Mahmud Abás y Pedro Sánchez
Especialmente llamativa fue la presencia de Mahmud Abás, presidente de la denominada Autoridad Palestina, por su papel claramente secundario en el encuentro. Toda una declaración de intenciones, tanto por una parte como por la otra. Por un lado, Trump niega a Abás cualquier papel de interlocutor más allá de una presencia dócil y testimonial; por otro, el líder palestino acepta ese rol en un intento por sostener su frágil posición. El presidente de la Autoridad Palestina ha sido el gran convidado de piedra durante estos dos años de genocidio en Gaza y, para sorpresa de nadie, lo ha seguido siendo mientras otros toman decisiones sobre Palestina sin contar con la voz de los propios palestinos y palestinas.
Tampoco faltó a la cita el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien, aunque ha tratado de presentarse ante el mundo como un adalid de la causa palestina, no dudó en dar la “bienvenida” al llamado Plan Trump tras conocerse los veinte puntos pactados entre el presidente de Estados Unidos y Benjamin Netanyahu. Veinte puntos entre los que no figura ni una sola medida o propuesta que avance hacia la descolonización de Palestina, ni siquiera una concesión a la tesis del “colonialismo sí, pero suave”, que pretende sostener el reconocimiento del Estado palestino dentro del marco de la llamada “solución de los dos Estados”.

El emperador desnudo y el contenido firmado
Con su habitual retórica —y falta de rigor—, Trump afirmó durante la firma del documento de la cumbre: "Nos ha costado 3.000 años llegar a este punto y esto se mantendrá". Pero, ¿qué figura realmente en la declaración firmada? ¿Es para tanto? Desde luego que no. La denominada “Declaración Trump por la paz y prosperidad duraderas” es, en esencia, una mera declaración de intenciones. Esto se desprende de la lectura del escueto texto, que puedes consultar íntegro, firmado por Trump; Al Sisi, presidente de Egipto; Al Thani, emir de Catar; y Erdogan, presidente de Turquía.
La declaración es una concatenación de frases vacías de contenido, como: "Juntos, implementaremos este acuerdo de manera que garantice la paz, la seguridad, la estabilidad y las oportunidades para todos los pueblos de la región, incluidos tanto palestinos como israelíes", o "Nos comprometemos a abordar las condiciones que permiten el extremismo y a promover la educación, las oportunidades y el respeto mutuo como fundamentos para una paz duradera". Aunque se habla de "acuerdo" en reiteradas ocasiones, en ningún momento se menciona su contenido concreto.
Como en la fábula “El traje nuevo del emperador”, nadie en la sala tuvo la valentía de señalar que el texto estaba “desnudo” de contenido real. Al contrario, todos los mandatarios participaron en esta ceremonia de la confusión, que desprendía un aroma inconfundible a psicopatía narcisista. No es gratuito afirmar esto: el propio texto firmado por Trump decía de sí mismo: "Apoyamos y respaldamos los sinceros esfuerzos del presidente Trump por poner fin a la guerra en Gaza y traer una paz duradera al Medio Oriente". Sin filtros y sin un ápice de vergüenza.
Paradójicamente, el único “pero” de la jornada lo pusieron Aymen Odeh y Ofer Cassi, dos diputados de la Knesset israelí, que interrumpieron el discurso de Trump en la asamblea legislativa del Estado colonial. Ambos, que exigieron al presidente estadounidense el reconocimiento de Palestina, forman parte de la lista de izquierdas Hadash–Ta'al, que representa a sectores árabes y no sionistas.
El "Plan Trump" y el acuerdo de alto el fuego
Lo que ayer se celebró en Egipto es, en realidad, la llegada de una tregua que incluye un frágil alto el fuego, el intercambio de prisioneros y la entrada de suministros básicos a la Franja de Gaza. Un acuerdo que, en la práctica, implementan dos actores ausentes en la ciudad vacacional egipcia: el Estado israelí y la resistencia palestina. Está por ver cuáles serán los siguientes pasos y si Trump logra imponer su hoja de ruta de veinte puntos pactada con Netanyahu, unos planes que, de aplicarse íntegramente, supondrían el establecimiento de una administración colonial en Gaza.
Este domingo nos hacíamos eco de una declaración conjunta de las tres principales fuerzas de la resistencia palestina: el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). En el comunicado publicado el viernes pasado, las tres facciones enfatizaron su "rechazo absoluto a cualquier tutela extranjera" y afirmaron que la administración de la Franja de Gaza y las bases del funcionamiento de sus instituciones "es un asunto interno palestino". A la luz de esta declaración, no parece existir un acuerdo entre las partes para aplicar el "Plan Trump".
Serán los próximos acontecimientos sobre el terreno los que arrojen luz sobre el alcance de este frágil alto el fuego. Quedará por ver hasta qué punto las potencias occidentales y los gobiernos de Oriente Medio están dispuestos a asumir el costo que implicaría la imposición de ese protectorado en Gaza auspiciado por Trump.
Más información del genocidio en Palestina en este especial.

