Cada año, muchas organizaciones e instituciones aprovechan el Día Internacional de la Alimentación Escolar para concienciar sobre la importancia de ofrecer a los niños, niñas y niñes comidas sanas y producidas de forma sostenible. Con la crisis del coste de la vida repercutiendo en el acceso y la asequibilidad de los alimentos, y con cuatro de cada diez niños en el Estado español con obesidad o sobrepeso, el lema de este año 'Nuestra alimentación cambiante: métodos, menús y comidas' del día de concienciación, que se celebra el 9 de marzo, "pone de relieve la necesidad de prestar atención a lo que se sirve en los centros educativos".
Así lo apunta, en una nota de prensa, la Plataforma Come Pública (Comedores Escolares Públicos de Calidad) que pide, "además de cambiar las recetas y los ingredientes de los platos que se sirven en las escuelas", otros "cambios relacionados y tareas" que las escuelas "pueden comprometerse a realizar" para garantizar que las niñas, niños y niñes "tengan acceso a alimentos de origen sostenible y desarrollen hábitos alimentarios saludables".
Desde la Plataforma Come Pública han denunciado en numerosas ocasiones la "inacción" del Gobierno de Aragón para sacar nuevos pliegos que "resuelvan los reiterados problemas en los que se encuentran la mayoría de colegios de la ciudad de Zaragoza, algunos de los cuales no tienen cocina y comen alimentos insanos, como ultra-procesados, a diario".
Por ello, las AMPAS de varios colegios del barrio zaragozano de Las Fuentes -CEIP Las Fuentes, CEIP Julián Sanz Ibáñez, CEIP Torre Ramona y CEIP Marcos Frechín- se concentran este jueves, 9 de marzo, a las 14.00 horas en la calle Silvestre Pérez. Hartas de ser ignoradas declaran "no queremos más precocinados, envasados y precalentados". Demandan además de licitaciones urgentes, la construcción de cocina propia o una cocina común para los centros cercanos del barrio y que la comida se haga a diario. "Las quejas de la mala calidad son compartidas, históricas y lo suficientemente serias como para salir a la calle a demandar atención de sus representantes que están desaparecidos en los despachos", añade la Plataforma.
"El comedor escolar debe reconocerse como una oportunidad educativa más del propio centro, ya que alimentarse de forma saludable supone una gran oportunidad para transformar nuestro sistema alimentario hacia dietas que sean deliciosas y saludables tanto para las personas como para el planeta", comenta Genaro Delgado, portavoz de la Plataforma Come Pública.
Además, a finales de este mes de marzo, invitarán a diversos representantes políticos y personas expertas a comer en el CEIP María Moliner para "sensibilizar y demandar" que "el derecho a una alimentación escolar saludable y sostenible se incluya en los próximos programas electorales". "La situación de precariedad nutricional y del servicio es tal, que la única forma de garantizar unos mínimos es tener una cocina in situ que ofrezca a los escolares al menos una comida caliente al día en un espacio adaptado para tal propósito", subrayan desde la Plataforma.
Por último, recuerdan que este Día Internacional es "otro recordatorio más de que es necesario actuar con la mayor urgencia posible por el futuro" de nuestros niños, niñas y niñes y el del planeta. "Incluir comidas escolares sanas, elaboradas con mayor porcentaje de productos de producción ecológica y ricas en productos de origen vegetal, como frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos, han demostrado reducir las emisiones de CO2 y tener hasta un 88% menos de residuos en la producción y hasta un 50% menos de desperdicio alimentarios en el plato, entre otros beneficios ambientales, sin aumentar el coste en los presupuestos públicos", inciden.
Además, "los estudios han demostrado que el personal de los comedores que se beneficia de la contratación pública sostenible tiene una mayor satisfacción laboral y solicita menos bajas por enfermedad, al mismo tiempo que se reducen las desigualdades en el acceso a alimentos de calidad y estimula las redes locales y regionales". De hecho, "el ejemplo danés demuestra que, al invertir en cocinas públicas, se pueden ahorrar 300 euros de gastos sanitarios por persona y año", concluyen.