
Bodaishin es un término que en japonés viene a significar búsqueda, motivación, deseo de cambio... También es el nombre del documental del realizador aragonés Josán Casabona.
El martes 11 de marzo en el marco de un ciclo de cine Budista se preestrena en la Fnac de Zaragoza esta obra cuyo estreno oficial será en mayo en el festival de cine Budista de Requena, València. Una obra independiente, autogestionada y producida por Mediartika, con la colaboración de la comunidad Sotozen.
AraInfo.- ¿Por qué has elegido hacer un documental sobre el budismo y concretamente sobre budismo Zen?
Josán Casabona.- Hay muchas cosas que me han atraído y me atraen del budismo y el Zen. Si he de confesarte a mí los dogmas y las biblias me dan repelús. El Zen es todo lo contrario a un dogma. Es una práctica, una experiencia. Que además está al alcance de cualquiera que tenga un cojín, un tutorial en youtube que lo explique y una pared donde ponerse delante. Algo sencillo. Lo haces o no lo haces. Meditar no sirve para nada. Lo cual es reivindicar al yerno de Marx, Paúl Lafargue y su “El derecho a la pereza”, no hay nada más antiburgués que no hacer nada, eso es meditar, sin ningún motivo, sin ninguna expectativa de ganancia ni obtención. Es muy sencillo pero a la vez muy complicado. El yoga sirve para mantenerte en forma mental y físicamente, el pilates sirve para tener un vientre y unos glúteos de mármol, el café y la cocaína para estimularnos, el Orfidal y los spas para relajarnos, todo tiene una utilidad. Meditar no sirve para nada. O lo haces o no lo haces.
En cuanto a por qué el Zen es porque deseaba encontrar lo mejorcito de la meditación y si hablamos de meditación, el Zen y en concreto el SotoZen (la escuela a la que me he acercado) es lo más. Son "cracks" en esto. Si hubiese olimpiadas de meditación serían Cuba. Llevan como ochocientos o novecientos años de una práctica de meditación que llaman zazen y que han mantenido como el mejor vino en barrica y que desde luego es “crema”. Para ellos y ellas, budismo es zazen, zazen es budismo. La meditación es la piedra angular de su forma de vida. Es una práctica pura directa y muy sencilla pero exigente. Osea muy zen...
A.- En este documental habláis de que a través de esa meditación se puede conseguir un “despertar”. Supongo que es un despertar muy distinto al renacer de los movimientos new ages o las sectas apocalíticas de los setenta. ¿Cómo explicarías las diferencias?
JC.- No tienen nada que ver. El despertar del que hablamos es el mismo que el de alguien que se ve desahuciado, embargado, en la calle y sin dinero para comprar comida. De pronto estar en una situación fuera de tu zona segura vital, es un cubo helado para la modorra. Es el despertar fruto del dolor y del sufrimiento. Cuando estás dormida o anestesiada no sientes dolor, pero no significa que estés sana. Despertar significa ver las cosas no como nos las cuentan, sino como realmente son y vernos a nosotros y a nosotras mismas como verdaderamente somos. Es maravillosamente sencillo tal y como lo explican las budistas. La mayoría de nuestros problemas vienen dados por la ignorancia y el error cognitivo de pensar que somos algo muy muy importante, cuando en realidad no somos nada y a la vez lo somos todo. Lo explicaba muy bien Shakespeare con la frase “en este mundo todo es vanidad”. En la meditación para empezar estas tu sola, si encima eres ateo como yo no tienes ni a Dios, las capas de cebolla de tu ego van desapareciendo y no es extraño que te pegue un zambombazo mental y emocional del quince. Eso es el despertar, eso es bodaishin, cuando te entra el gusanillo de decir anda... me he sentado, he descansado del mundo y de mí mismo o de mí misma... y me siento muy bien. Si encima descubres que ese hueco temporal de presente que te reservas para ti, para sentarte y sentirte te conduce a cosas muy chulas pues miel sobre hojuelas.
A.- En algunas de las preguntas del documental y en el carácter de este budismo Zen se destila una dimensión social y de realidad a pie de calle que es poco conocida.
JC.- Lo primero que he de decir que lo que sé de budismo Zen es poquito, de documentarme, de documentar y lo que para mí es más importante, de practicarlo, no tanto como me gustaría pero de practicarlo. Como te decía antes la práctica para mí es lo más importante.
Los practicantes del Zen no dan la espalda a los problemas del mundo, y he encontrado muchos paralelismos entre la emancipación social y la emancipación emocional, corporal y espiritual que proporciona el Zen. El análisis del sufrimiento, la explotación y el egoísmo desde los socialismos no es muy diferente. Si buda le llamaba apego y egoísmo, Bakunin y Marx lo definieron como afán de acumulación del Capital. Para ambos es igual de injusto. Pero el Zen no es una filosofía política ni trae consigo un manual de liberación social, si los socialismos combaten esa injusticia desde muchos campos como la revolución social, la educación, o la toma del poder por parte de la clase oprimida, el Zen no se mete en esos berenjenales, habla sobre todo de una revolución interna pero no de un modo individualista sino para el bien de todos los seres, lo que incluye a tus enemigos, esos que te están haciendo sufrir. Esto, en último término es lo que caracteriza al budismo con su concepto de compasión. Que no es como a veces la falsa compasión cristiana sino más bien como un entendimiento de que todas y todos formamos parte de un mismo “Todo” lo cual es difícil de llegar a sentir o comprender en un mundo tan polarizado como este. En mi caso, donde no llega el Zen están los socialismos, donde no llegan los socialismo está el Zen. No son incompatibles y se complementan bien, por lo memos en mi cerebro conviven todos muy a gusto. Mira, hay un lugar donde el materialismo o el existencialismo se quedan parados e impotentes. Cuando se asoman a la barandilla del abismo de la infinitud y la trascendencia sin poder avanzar más. El materialismo no resuelve la incógnita esencial, el existencialismo se queda con la náusea. Buda no te promete el cielo, sólo te abraza y te dice: “tranqui, saber que vas a morir es un logro de la conciencia, es algo bueno, no una carga imposible de llevar, porque ahora mismo que piensas en la muerte estás vivo, así que vive ahora”. Un maestro zen decía: "el que no vive en el aquí y en el ahora ya está muerto". Esto no es una bonita leyenda de elfos y hadas, que te llenan de esperanza y de alegría, el Zen es un ejercicio de realidad, de hecho nada es más real y fiable que la muerte, nunca falla a la cita, como hacienda...siempre llega puntual. Es descubrir que el asunto esencial es la vida y la muerte y que lo único real es el presente.
A.- ¿Entonces sería muy poco Zen que nos hablaras de tus proyectos futuros?
JC.- [Se rie] En cuanto al género documental, bueno, pues ya hemos empezado a rodar algunas imágenes del siguiente documental que va de la relación entre la meditación y la ciencia. Hay varias investigaciones abiertas muy interesantes sobre cómo la meditación frena el envejecimiento o modifica las aptitudes visuales y cognitivas por resumirlo mucho. Toda una serie de líneas de investigación neurológicas dirigidas desde aquí en Aragón por el doctor Javier García-Campayo muy interesante, con el que hemos empezado a colaborar y espero salga algo interesante de todo esto. Luego tenemos pendiente hablar sobre la muerte, desde un punto de vista del buen morir y del acompañamiento en la muerte, y hemos recibido alguna oferta de colaboración por ese lado.
La memoria histórica no la dejo de lado y estoy preparando una cosilla relacionada con mis compas libertarios de Aragón y por supuesto otra de mis dedicaciones es el videoactivismo. Estamos planificando un taller de videoactivismo postporno antipatriarcal y de sexualidades ampliadas, para demostrar que otro porno es posible. Y por supuesto me seguiréis viendo en las calles.