Elena Tomás es trabajadora del sector audiovisual, madre de una niña, activista feminista, afiliada a CCOO, al PCE Aragón e Izquierda Unida. Suso Domínguez es trabajador social especializado en Políticas Sociales y Acción Comunitaria, y actualmente se encarga de las tareas de coordinación del Grupo Municipal Zaragoza en Común en el Ayuntamiento. Ambos encabezan la lista de ZeC para las elecciones municipales que se celebrarán el 28 de mayo de 2023.
Quizás no se os conozca tanto como a otros candidatos y candidatas a la alcaldía, pero lleváis años de militancia activa en lo social, trabajando “entre bambalinas”. ¿Qué les diríais a quienes afirman que os falta experiencia en las instituciones?
Elena.- Para mí la política no es un trabajo. No es una carrera profesional. Llevo tiempo militando en partidos políticos, en el feminismo. Y llega un momento en el que, cuando vas avanzando, se da un paso lógico de llegar a las instituciones. En mi opinión, el hecho de que haya unas personas que se dediquen a la política para siempre les aleja mucho de la ciudadanía. Lo que se nos reconoce a Zaragoza en Común, y por lo que trabajamos, es por estar cerca de la ciudadanía. El hecho de ser personas “normales y corrientes”, que usan el transporte público, las guarderías o los centros cívicos, nos hace estar muy cerca de la ciudadanía.
Suso.- Si experiencia se considera llevar 20 años metido en una institución y no conocer el exterior, evidentemente ese tipo de experiencia no tenemos. Tenemos otra muy diferente. Y creo, además, que es falso. Falso porque pensamos estas cosas siempre de una manera muy personalista cuando en realidad de lo que se trata es de generar equipos alrededor y hemos demostrado estos ocho años -cuatro en el gobierno y cuatro en oposición- que hemos sido capaces de configurar equipos de trabajo bien potentes. Y si miras nuestra lista actual -para las elecciones del 28 de mayo- encontrarás a gente con mucha experiencia. Ana Sanromán, por ejemplo, ha sido directora general de Economía. Pilar Vaquero, aunque no ha estado en el Ayuntamiento, tiene muchísima trayectoria en la administración pública. Yo mismo llevo ocho años, cuatro en el equipo de gobierno y otros cuatro coordinando el grupo municipal. Por eso creo que es rotundamente falso que no tenemos experiencia, porque tenemos otro tipo de experiencia. Y como dice Elena, no estamos aquí para perpetuarnos.
Ahora dais un importante paso adelante. ¿Se siente un poco de vértigo?
Elena.- Estoy muy convencida de la decisión tomada, estoy muy contenta del grupo que tenemos y de nuestra lista. Pero, obviamente, da mucho vértigo. Por ejemplo, yo como trabajadora he luchado mucho por el tema de la conciliación en el trabajo, y ahora me pregunto cómo voy a hacerlo. Y sé que tengo un equipo maravilloso, que esto lo hemos hablado y se va a tratar, pero es lo que más me preocupa. Y luego también la exposición que podamos tener. Pero en realidad, poco más. Porque lo demás, cuando cuentas con mucha gente detrás de ti, te sientes muy arropada a la hora de encarar algo así.
Suso.- Yo he sentido vértigo en momentos puntuales. Cuando de alguna manera salí del armario y dije que me presentaba empecé a recibir un montón de mensajes. Siento mucho la responsabilidad, más que vértigo. La responsabilidad de no fallar a la gente que ha apostado por nosotros. Nosotros no somos más que el cuerpo que visibiliza una idea colectiva. A mí lo que me da miedo es no dar respuesta a esa apuesta.
Habéis valorado como positivo el proceso de primarias de ZeC. ¿Por qué?
Suso.- Primero, porque pensamos que es un ejercicio democrático de primer orden. Segundo, porque sirve para movilizar a gente que de otra manera cuesta que se acerque a la política. Hemos tenido un acto de presentación en el que han participado 200 personas, hemos tenido a 1.112 personas que han votado en las primarias, que es mucho más de lo que se ha dado en otros procesos en Aragón y fuera de Aragón en otras formaciones políticas. Y porque creemos que es la mejor manera de que la gente sienta que lo que sale es suyo, y, además, muchas veces incluso nos corrigen. Nosotros pensamos que una candidatura es maravillosa con esta persona pero la gente te dice que no es esa persona, que tenemos que tirar por esta línea.
Entonces, el resultado de las primarias ¿da más confianza al proyecto municipalista de ZeC?
Elena.- Sí. A mí que me preguntan mucho si ahora Izquierda Unida tendrá más peso, les digo que Zaragoza en Común tiene un camino trazado desde hace mucho tiempo, y lo que vamos a hacer es seguir por esas líneas trazadas. Ni más ni menos. Esto no va de listas, va de personas que nos unimos por un proyecto común. Y ¿Nos ha dado fuerza? Pues nos ha dado mucha fuerza, obviamente. Es que nosotras no creemos que las caras tengan que ser lo más visible de un partido político sino las políticas que quieren llevar a cabo y el proyecto que tiene. Y eso es lo que tiene Zaragoza en Común.
¿Cuáles son las principales fortalezas de la lista de ZeC para las municipales?
Elena.- Tenemos una combinación de experiencia en lo meramente institucional y de experiencia en otros espacios. De colaborar y trabajar en el feminismo, en el tema de vivienda, en las luchas sociales. Zaragoza en Común es un puente entre la ciudadanía y el Ayuntamiento. Y esta es nuestra labor, el respeto a lo intrínseco de Zaragoza en Común es lo que nos hace muy fuertes.

Hablemos de Jorge Azcón. Llevamos casi cuatro años de Gobierno PP y Ciudadanos con el apoyo del ultraderechista Vox. ¿Cómo se queda Zaragoza?
Suso.- Los cuatro años de Gobierno de Azcón han sido un sumatorio de chanchullos, pelotazos, mala gestión, regresión en lo público y asunción de postulados de la ultraderecha. Así resumido. En plena pandemia, cuando todo el mundo abogaba por fortalecer la sanidad pública, aquí lo que se hace es ceder suelo para un hospital privado. Mientras los servicios públicos están al límite se dejan de invertir cinco millones de euros en personal al año, y el número de empleos que se destruyen en el Ayuntamiento supera los 180. Que todo lo que es posible privatizar se privatiza, con el mantra de lo público-privado. Y en paralelo, además, asumiendo muchos postulados de la ultraderecha: recortes en cooperación, introducción del concepto “violencia intrafamiliar”, o un convenio con una entidad antiabortista, por citar algunos ejemplos. Son cosas que no se pueden coger de forma aislada, están todas interrelacionadas. Es decir, cuando hablamos de pelotazos con los terrenos de la familia de Jorge Azcón tiene que ver con los chanchullos que han pasado en Zaragoza Vivienda y en Zaragoza Activa. Todo esto está suponiendo una regresión muy importante en la ciudad.
Elena.- Recordar también la opacidad de Azcón con el proyecto de la Romareda. De cómo empezó a cómo acaba, que no lo tenemos claro ni los grupos municipales ni siquiera la ciudadanía. Porque la ciudadanía no sabe qué va a pasar con la Romareda, ni cual es el proyecto de la Romareda. Que ha habido una huelga de 650 días -la más larga de la historia de Zaragoza- de la plantilla de Avanza, en la que el alcalde no se ha querido meter porque no estaba con la plantilla, estaba del lado de la empresa. Cuando se estaba requiriendo que el servicio del autobús urbano vaya a mejor y se recuperen los usuarios al nivel que teníamos antes de la pandemia, Azcón ha hecho todo lo contrario, ha ido a peor. A parte de ser un alcalde ausente, porque ha estado mirando en su propio interés, de llegar al Gobierno de Aragón. Por todo esto se la va a recordar.
¿Qué proyecto propone Zaragoza en Común para este nuevo ciclo?
Elena.- Zaragoza en Común propone un proyecto centrado en los barrios obreros y en los servicios públicos.
Suso.- Estamos ahora mismo inmersos en hacer un diagnóstico de la situación de Zaragoza, en un proceso participativo con entidades y asociaciones vecinales, ecologistas, de defensa de la escuela pública, comerciantes y agentes del ámbito de la cultura y la acción social. De ahí saldrá un prediagnóstico para ver si lo que estábamos planteando en 2015 sigue siendo válido y que elementos incorporar.
Pensamos que la realidad de todos estos años de pandemia, de crisis económica, de postpandemia y de inflación, viene a darnos la razón con lo que venimos planteando desde hace ocho años. Es necesario generar una agenda política para el siglo XXI que de respuestas a los grandes retos del siglo XXI y que se ejemplifique en las ciudades de manera más clara y directa. Y esto tiene que ver con la emergencia climática, apostando por una movilidad y energía sostenible que llegue a todos los barrios, o los refugios climáticos; que tiene que ver con la cohesión social, tanto en derechos sociales como la cohesión comunitaria en los barrios, con inversiones y desarrollo para crear una ciudad lo más integrada posible; que tiene que ver con los servicios públicos, con potenciarlos, con defender que cualquier servicio debe de ser público y a partir de ahí podemos buscar fórmulas de gestión comunitarias o público-comunitarias, pero siempre desde lo público; y que tiene que ver transversalmente con el feminismo, desde el urbanismo que tiene que tener una concepción feminista a todas las políticas de igualdad y diversidad.
Hay que hacer una apuesta por una ciudad mucho más vivible, en el sentido de recuperar el derecho a la ciudad para la gente. Dar un empuje a los colectivos culturales que durante la pandemia han sufrido tantísimo. Hemos sufrido durante toda la legislatura trabas para celebrar fiestas populares, como las hogueras, por eso es necesario recuperar el espacio público para las entidades y colectivos sociales. Porque cualquier entidad que quiere montar una mesa en la calle se encuentra con muchísimos problemas, a diferencia de una empresa privada que enseguida consigue los permisos. Hay que recuperar los derechos sociales de la regresión que están sufriendo, porque hemos pasado de unos servicios sociales basados en los derechos sociales, a unos servicios sociales basados en ayudas sin ningún planteamiento de lucha global contra la pobreza ni la desintegración social. Yo creo que realmente nadie es capaz de defender cosas contrarias a todo esto que decimos, pero la diferencia está entre creérselas o no. Es decir, oímos a Azcón que habla de movilidad sostenible, que habla de lo verde, pero luego ¿en qué políticas se concreta eso? Zaragoza en Común ha demostrado que nuestro proyecto es de ciudad global en el que todo está muy interrelacionado y que no son actuaciones de marketing o de cara a la galería.
Elena.- Desde Zaragoza en Común queremos tener una ciudad cuidadora, que se centre en cuidar a las demás, tanto a las personas mayores, personas con necesidad, a las mujeres, hombres, niñas y niños que lo necesiten. No podemos olvidarnos de esto.
Suso.- La ciudad que defendemos es la que hemos intentado mantener en los barrios que tenemos gobierno en esta legislatura, en Torrero, La Cartuja y Peñaflor. En estos sitios, en la medida que lo permite el reglamento de participación de las juntas de distrito y las juntas vecinales, hemos intentado mantener el espíritu de nuestras políticas. Por ejemplo, continuando con los presupuestos participativos; priorizando todo el tema de memoria histórica en Torrero; procurando que la participación y la comunicación ciudadana sea cotidiana; mejorando, en la medida que se ha podido, elementos de infraestructura siempre desde una perspectiva de participación de base, en contacto con los colectivos, asociaciones y gente no asociada. Todo ello para que la ciudad sea un lugar vivible, amable y disfrutable, y no un negocio.
En mayo, ZeC hizo un llamamiento a la “unidad de la izquierda” a la izquierda del PSOE. Pero hasta ahora, lo que vemos es que habrá tres candidaturas separadas -ZeC, Podemos y CHA-. Recientemente habéis dicho que “la confluencia sigue siendo posible". ¿Cómo?
Elena.- La confluencia la vemos posible y necesaria. Sobre todo necesaria, por el bien de la ciudanía. Porque lo que queremos es que los recortes que se han hecho en los últimos cuatro años desaparezcan, y que haya un gobierno de izquierda o, al menos, con el apoyo de la izquierda a la izquierda del PSOE. La gente nos dice por la calle, y en las comidas y cenas de estas navidades: “¿Pero cómo no vais a ir juntos al Ayuntamiento?”. Por eso creemos que, desde luego, la ciudadanía de izquierdas quiere que vayamos juntos, las bases de muchos partidos quieren que vayamos juntos. Otra cosa es lo que decida el aparato de partido. Pero la ciudadanía y las bases quieren que vayamos juntos.
Suso.- Es verdad que en las cenas navideñas todo el mundo preguntaba. Y es muy difícil de explicar cuando la coincidencia programática es tan alta. Y a mí me gusta repetir que estamos a un concejal de cambiar las mayorías en Zaragoza. Que parece que hay una diferencia abismal, pero es que hablamos de un solo concejal. Un concejal que si en 2019 hubiéramos ido juntos, posiblemente tendríamos y estaríamos hablando de cuatro años muy diferentes. La propia lógica matemática de las elecciones nos alienta hacia allí, y luego la convicción de que la confluencia no solo es una palabra o una fórmula jurídica. La confluencia es que todos y todas demás un paso atrás en nuestros intereses particulares, legítimos pero particulares, y que desde el respeto y el reconocimiento mutuos seamos capaces de poner por delante el interés general. En este sentido, seguiremos teniendo la puerta abierta hasta el último día. Que se ve difícil, es cierto. Pero ahí estamos.
¿Volverá a gobernar la izquierda en Zaragoza?
Elena.- Claro que sí. Zaragoza en Común tiene toda la ilusión del mundo, y desde luego es lo que deseamos. El Gobierno de Azcón no ha sido un gobierno ilusionante, ni para la izquierda ni para las derechas. Pero ha sido un buen revulsivo para que la gente de izquierdas digamos: “Necesitamos un gobierno de izquierdas en el Ayuntamiento de Zaragoza, para que todo lo que se consiguió con el gobierno anterior de ZeC vuelva y se mantenga”.