Edurne y Ana llegaron a Arguedas para encontrar al alumnado de 4º de primaria y compartir su primer taller de la ruta “Los ODS en tu plato”. Caras de sorpresa con su entrada en bicicleta y expectación: ¿Los viajes y los alimentos tienen algo que ver? Pues con esta clase vieron que sí. De media, los alimentos recorren 5.000 km para llegar a nuestro plato.
¿Y se cultiva arroz en Navarra? Pues sí. Entre Tudela y Arguedas, cerca de las Bardenas Reales, se cultivan más de 2.000 hectáreas de arroz. Y entre ellas, una pequeña parte es cultivada por la familia Bienzobas, arroz de Navarra, con la marca El Alcaraván. José Miguel e Ignacio les compartieron su historia y su trabajo.
José Miguel, tras unas jornadas de agricultura ecológica y su contacto con medicinas alternativas, empezó a plantear a su familia la necesidad de dejar de utilizar agrotóxicos en sus plantaciones. Ignacio era escéptico, pero viendo los costes de su producción en convencional (fertilizantes, herbicidas, horas de laboreo, gasoil, etc.), escuchó a su hermano y apostó por intentarlo. Fue en 1999 cuando se lanzaron a reconvertir 93 ha de arroz y cereal de secano a ecológico.
Las claves de éxito de arroz El Alcaraván son: por un lado, innovación en los aperos de labranza y técnicas de cultivo, y por otro la transformación y comercialización directas con las que empezaron a partir del 2004. Recogieron dos reflexiones:
José Miguel: “El consumidor ha de ser consciente que es quien manda porque cada vez que compra está haciendo un acto de poder y de decisión”
Ignacio: “Hay que combinar las nuevas tecnologías con lo que hacían nuestros ancestros en el campo”. Actualmente cultivan unas 450 ha, 65 % en ecológico. Todo un ejemplo e inspiración.
A buen ritmo pusieron rumbo a la finca experimental de agroecología del INTIA, por ser uno de los pocos centros de investigación que apuestan por técnicas agroecológicas que permitan una agricultura sostenible. Tanto en agricultura convencional como ecológica, para evitar las “malas hierbas” se acolcha el suelo con plásticos. Cuando termina el cultivo estos plásticos se llevan a reciclar pero parte de ellos se queda en el campo. Esto conlleva un verdadero problema medioambiental. En colaboración con una empresa papelera, Amaya está llevando a cabo un ensayo pionero a nivel mundial con acolchados de papel. Salomón les señaló que mientras la investigación en agricultura convencional se limita a ensayos dirigidos a solucionar un problema específico, en agricultura ecológica lo importante es establecer estrategias dirigidas a la comprensión y el equilibrio de todo el agroecosistema.

En Torre Verde las recibió Jaime, uno de los cuatro integrantes de esta cooperativa que gestiona 25 ha de hortalizas en ecológico, de ellas, 15.000 m2 en invernadero. Desde el 2006 producen para abastecer principalmente a Gumendi y casi el 100% de su producción está vendida de antemano. Un ejemplo claro de que producir en ecológico es posible para grandes extensiones y es rentable a nivel económico.
Desde el Ayuntamiento de Sartaguda tenían clara la necesidad de ofrecer actividades de ocio alternativo para jóvenes y mayores del pueblo. Por eso, pensaron que poner en marcha un proyecto de bioconstrucción conjunta y un huerto comunitario podría ser una buena idea. Y así, nació Ortutxo. ¿En un pueblo agrícola es necesario un huerto comunitario? La experiencia ha demostrado que sí. Empezaron construyendo una cabaña con balas de paja para guardar los aperos. Semanas y semanas de trabajo conjunto. Cada uno con su labor para llegar a ver la caseta terminada. ¿Y después qué? 15 huertos de 100 m2 y esta temporada se han ampliado 9 huertos más. Están en proyecto un gallinero y un compostero comunitarios. Desde jóvenes de 15 años hasta personas jubiladas, todas tienen su espacio para compartir sabidurías y semillas. Una experiencia que ha creado comunidad en Sartaguda, un espacio de convivencia y de conexión a través de la tierra.
Ortutxo está al lado del Parque de la Memoria. Sartaguda es conocido como el “pueblo de las viudas”. En el 36, asesinaron a 86 hombres de entre 20 y 35 años. Una generación entera. Un pueblo marcado por el dolor y el sinsentido de los odios. Al morir Franco, lo tuvieron claro: sus muertos no podían seguir en las cunetas. El pueblo se unió. Con picos y palas honraron la muerte de esos hombres y la vida de sus viudas que durante tantos años siguieron adelante manteniendo vivo su recuerdo.

La Vía Verde desde Arnedo a Préjano ya les auguraba estar llegando a un lugar muy especial. Álex las recibió con los brazos abiertos junto a familiares y amistades en su finca: Lurreko aromáticas. La finca pertenece a la Red Natura 2000 y está enclavada en un paraje espectacular rodeada de enormes montañas: Peña Isasa y Peñalmonte.
Las fincas colindantes son de olivos centenarios y frutales, y en el centro, Lurreko.
Esta iniciativa lleva 4 años de recorrido y nació del interés por recuperar plantas aromáticas y medicinales de los montes de la zona. En la finca se producen unas 25 plantas aromáticas y medicinales de variedades autóctonas que han sido reproducidas a través de semillas y esquejes: hipérico, tomillo, orégano, regaliz, hierbabuena silvestre, etc. Además cultiva plantas foráneas con potencialidades comerciales como la equinácea, el aromático estragón francés y la valeriana. En el invernadero se reproducen con mimo las aromáticas que posteriormente se cultivan en la finca. Un trabajo minucioso que requiere tiempo y dedicación y que Álex, junto con la ayuda inestimable de su madre Rosi, consiguen llevar a cabo.

Diversificar las actividades y los productos resulta imprescindible. El abuelo de Álex tenía una finca de 2 ha con olivos milenarios, que recuperó y empezó a producir aceite virgen extra de gran calidad. Macerando las distintas aromáticas de su huerta con este aceite obtiene un producto único de gran calidad: aceites aromáticos. La última propuesta que está llevando a cabo son actividades educativas y divulgativas para niñas y niños, familias.
Nalda, en el valle del río Iregua, es un pueblo de unos 600 – 1.000 habitantes en un alto. El entorno natural es privilegiado: la puerta de Cameros, los palomares, peña Bajenza… En el año 1995 desapareció la talla de “La Virgen de Villa Vieja” y el pueblo entero se organizó en su búsqueda. Descubrieron que fue un robo por encargo y no pararon hasta encontrar pistas para que la talla volviese a su lugar. Ese fue el punto de partida para darse cuenta de la importancia de velar y apropiarse del patrimonio histórico y cultural de su pueblo porque esto pertenece a las generaciones presentes, pasadas y futuras. Así comenzó PANAL una asociación que ha llevado a cabo numerosas y valiosísimas las iniciativas como: recuperación de la nevera Cerro de la Campana (lugares donde se “fabricaba” desde el s. XVI hasta el s. XIX), recuperación de la ermita Hermedaña y romería que congrega a los 15 pueblos aledaños, señalización y difusión de las rutas “Senderos con Historia” y, sobre todas ellas, la que más se conoce son las 3 fiestas en torno a la Ciruela Reina Claudia.
En el año 2000 algunas de las personas que participaban en PANAL quisieron crear un motor de desarrollo a través del empleo para mujeres para favorecer el aumento de las rentas. Así, hicieron de las necesidades de Nalda, oportunidades de empleo. A raíz de las fiestas de la Ciruela Reina Claudia, desde El Colletero reflexionaron sobre la importancia de poner en valor la tierra y la producción de alimentos: caminar hacia la Soberanía Alimentaria. Empezaron a producir alimentos de temporada y pusieron en marcha la venta de cestas cerradas de hortalizas y frutas que venden principalmente en Logroño. Actualmente distribuyen más de 80 cestas a la semana y tienen 137 personas socias. Gracias a este proyecto 3 personas trabajan directamente en la huerta y en la distribución. Pero ahí no se acaba todo… en febrero de 2015 también están en El Colletero en Logroño, donde distribuyen sus cestas, venden productos locales y sostenibles, apoyan pequeños proyectos de producción artesana y siguen vendiendo productos de comercio Justo y con ello, se ha creado un puesto de trabajo.
La alegría, la ilusión y la fuerza que da saber que estás trabajando para hacer del mundo un lugar más justo las acompaña. Como dicen es “una locura muy bonita”. Biela y Tierra tuvo la oportunidad de compartir cómo no pueden parar de imaginar espacios comunes para su pueblo, para su valle, para La Rioja y para el mundo… como dicen ellas: “somos comunidad y estamos creando lazos de sociedad.”