Emergencia climática y transición alimentaria (propuesta de acción individual)

En mi anterior artículo de mayo de 2022 "Consumo alimentario y emergencia climática (una reflexión más)" en este mismo medio, recogíamos la gran importancia que tiene el sector agro-alimentario en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs), las recomendaciones que se plantean para un consumo alimentario con menor emisión de dichos GEIs, así como los consumos alimentarios medios en nuestro país en los años 2019 y 2020, frente a dichas recomendaciones. Recientemente, cayó en mis manos el libro de Jorge Riechmann (2019): "Otro fin del mundo es posible, decían los compañeros (sobre transiciones ecosociales, colapsos y la imposibilidad de …

En mi anterior artículo de mayo de 2022 "Consumo alimentario y emergencia climática (una reflexión más)" en este mismo medio, recogíamos la gran importancia que tiene el sector agro-alimentario en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs), las recomendaciones que se plantean para un consumo alimentario con menor emisión de dichos GEIs, así como los consumos alimentarios medios en nuestro país en los años 2019 y 2020, frente a dichas recomendaciones.

Recientemente, cayó en mis manos el libro de Jorge Riechmann (2019): "Otro fin del mundo es posible, decían los compañeros (sobre transiciones ecosociales, colapsos y la imposibilidad de lo necesario)" (1) y tras su lectura, tengo que asumir igualmente la posición de su autor, de un notable pesimismo sobre las posibilidades de reaccionar a tiempo para frenar dicho calentamiento global a que nos conduce nuestro sistema productivo (capitalismo) y de consumo. Precisamente, como bien indica, por la inercia del sistema económico en el que estamos inmersos que nos arrastra inconscientemente, y la lenta acción de los gobiernos ante el problema, amén de ocultar la magnitud del mismo a la población.

El libro recoge innumerables referencias de otros autores sobre cómo ven la acción frente al colapso que se presentará, bien a causa de la escasez energética (por agotamiento progresivo de los combustibles fósiles) o incluso -deduzco por mi parte- que una aceleración de los efectos catastróficos del calentamiento adelantara igualmente dicho colapso. De todas esas referencias, por supuesto interesantes, me quedo con dos ideas: una frase que toma de James Baldwin: No todo aquello que se afronta se puede cambiar, pero nada se puede cambiar hasta que se afronte.., y la visión de Ted Trainer (de su libro "La vía de la simplicidad" ) (2) acerca de las estrategias a utilizar en esta lucha contra el calentamiento global, indicando que: ..el objetivo esencial no es luchar contra la sociedad consumista-capitalista, sino construir una alternativa a ella. Sólo puede ser una transición desde la base llevada a cabo por la gente normal, resolviendo cómo puede hacer viables cooperativamente sus comunidades locales a medida que la economía global fracasa progresivamente en su suministro.

Traduciendo dichas ideas a mi modesta visión del problema y al momento actual, estas dos referencias las plantearía así: Proponiendo una primera fase o etapa personal, en la que se ensaye esa vida más sostenible actuando sobre el propio consumo (inicialmente sobre el tema alimentario), poniendo en práctica la citada frase de J. Baldwin, es decir, afrontando ya un cierto cambio en 1ª persona; y cuando ya se vislumbre que dicho cambio es efectivo y asumible, pasar ya a la 2ª fase, de colaboración con personas y/o grupos que sean afines a participar voluntariamente en esa transición imprescindible.

La primera etapa la justificaría porque es fundamental que aprendamos (en un plazo de tiempo razonable, que en este momento no sabría definir, ¿unos meses, un año, año y medio, ..?) pues realmente es una acción complicada que incluso puede ser no comprendida plenamente por nuestro entorno familiar, y estaría centrada en el consumo alimentario. Por supuesto, que indirectamente se podría incidir además en temas tan importantes como son los envases de los alimentos (plásticos, vidrio, cartón,...), etc..

De conseguir con éxito una aproximación a ese consumo alimentario sostenible, que por supuesto debería ajustarse al patrón de una dieta saludable, sería de interés valorar su cuantía, los aspectos más difíciles de superar, y cuantos detalles podamos registrar, pues nos servirían de apoyo y justificación cuando pasásemos a la 2ª fase de colaboración con otras personas y grupos afines.

En resumen, la primera fase trataría de la reducción del consumo de carnes y de productos de origen animal, aumentando paralelamente el consumo de legumbres, y de alimentos de origen vegetal, buscando un aprovisionamiento de proximidad, y de ser posible alimentos de producción ecológica, pues a ese tipo de producción agropecuaria debería llegarse para acercarnos a un sistema agroalimentario sostenible.

Para tener una referencia aproximada de los consumos actuales en el hogar, recordamos los que calculamos con los datos medios de los años 2019 y 2020 del MAPA (3) en kg/persona/año y (gr/persona/día), obteniendo los siguientes valores:

  • Carnes: 47,55 kg/año (143 g/día)
  • Leche y lácteos: 111,68 kg/año (306 gr/día)
  • Legumbres: 3,62 kg/año (10 gr/día)
  • Pescados: 23,68 kg/año (65 gr/día)

E igualmente, como Greenpeace proponía alcanzar para 2050 un consumo de 300 gr de carne y 630 gr de lácteos semanales (equivalentes a 43 gr de carne y 90 gr de lácteos, por día).

Queda claro que la tarea es importante, y que precisará de mucha más información y detalle con la ayuda de nutricionistas y otros expertos, pero sin olvidar también que existen grupos sociales que voluntariamente ya adelantaron (incluso con motivaciones distintas al cuidado de nuestro planeta) modelos alimentarios parcial o totalmente vegetarianos.

Estamos además en año de elecciones, y dada la urgencia de iniciar las transiciones pertinentes (energéticas, alimentarias, etc, etc,) deberíamos leer con detalle los programas políticos y especialmente la historia del cumplimiento de compromisos anteriores, para ver quién plantea verdaderas propuestas para actuar a corto (la UE propone reducir las emisiones de GEIs un 30% para el 2030) y a medio plazo (para antes del 2050 las emisiones netas: emisiones-absorciones deberían reducirse a cero).

Y finalmente volvemos a recordar, que estas propuestas no van contra nadie: ni productores, transformadores o distribuidores de alimentos. Tratan de abordar la acción individual contra el inminente riesgo del calentamiento global y con la esperanza de que la acción de los gobiernos acompañen y planifiquen unas transiciones globales y justas para llegar antes del 2050 con unos incrementos de temperatura que permitan nuestra supervivencia.


Referencias:

(1). "Otro fin del mundo es posible, decían los compañeros (Sobre transiciones ecosociales, colapsos y la imposibilidad de lo necesario)", Jorge Riechmann, 2019, MRA Ediciones.

(2). " La vía de la simplicidad. Hacia un mundo sostenible y justo" , Ted Trainer. Edic. Española, Editorial Trotta 2017.

(3), Informe de Consumo Alimentario en España. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), 2019 y 2020.

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