Elección directa de los alcaldes excavadora

Guillermo Zapata | eldiario.es |  1. El ayuntamiento de Madrid desalojó ayer 20 de agosto el Centro Social Okupado “La Traba”, que llevaba siete años funcionando en el madrileño barrio de Legazpi. Tras su desalojo procedieron a derruir el edificio, para el que, de momento, no hay planes inmediatos. La Traba albergaba en su interior muchas cosas, entre ellas, la pista cubierta de BMX mas grande de Europa, un lugar dónde los jóvenes del barrio iban a montar en bici y aprender. Había también un ropero. En la Traba, durante los siete años de vida que tuvo el proyecto, se realizaron infinidad …

Momento del derribo del CSO La Traba. Fuente: Twitter @Anaais5
Momento del derribo del CSO La Traba. Fuente: Twitter @Anaais5
Momento del derribo del CSO La Traba. Fuente: Twitter @Anaais5
El desalojo estaba previsto para el pasado 22 de julio debido a una orden de desahucio que había sobre el edificio. La orden no pudo ejecutarse porque cientos de personas se concentraron en la puerta para evitarlo. Ayer, 20 de agosto, corrieron los antidisturbios y corrieron las excavadoras para que esos cientos no puedieran concentrarse. No es seguro que el desalojo sea legal y, desde luego, no se le notificó a nadie. Pero no importa, porque la Traba está destruida.
No es el primer espacio social desalojado para seguir cogiendo polvo (ahora ruinas).
2. En la Calle Corredera 20, en Malasaña, hay un edificio propiedad dela Empresa Municipal de la Vivienda. Quienes conocen el barrio y su historia saben bien que es la sede del mítico bar “La Pepita”, que tuvo que cerrar acosado por un Ayuntamiento que quería el edificio para sí mismo. ¿Con qué objetivo?. Cerrarlo.
El tejido asociativo del barrio se movió tanto por el espacio que aún hoy consta como dotación social en un plan de urbanismo al que sólo se hace caso si hay que recalificar algún terreno. Hace tres años el edificio salió a subasta pública y para impedir su venta ese tejido vecinal decidió ocuparlo y abrir un proceso de participación ciudadana con el fin de que cumpliera la función social que constaba en dicho plan de urbanismo. El desalojo se produjo apenas dos meses después gracias a una denuncia de la hoy muy endeudada Empresa Municipal de la Vivienda. El concurso quedó desierto por tres veces, nadie pujaba por un edificio que era muy caro rehabilitar en un barrio de alquileres ya de por sí caros y en medio de una crisis inmobiliaria de la que no vamos a hablar porque ya la conocemos.
El mismo 20 de agosto en que se desalojaba La Traba, unos trabajadores entraban en Corredera para hacer unas obras. ¿El motivo? El plan del consistorio es tirar el edificio (cuya fachada, por cierto, está protegida). Más ruinas, mas polvo.
3. Los planes presentados en la ciudad de Madrid (y en tantas otras) para los próximos años por parte del Partido Popular son una sucesión de Centros Comerciales y solares cuya financiación es tan dudosa como la de Eurovegas y cuyos beneficios, no ya sociales, económicos, son (de nuevo) tan dudosos como los del macrocasino.
No hay plan y no hay fondos. En esa situación, de lo que se trata es de abrir agujeros. De hacer un poco de destrucción creativa a ver si se pone en marcha de nuevo el viejo ciclo del mercado inmobiliario capitalino, alguien invierte y alguien (no se sabe muy bien quién) tiene dinero para pagar alquileres o empleo para justificar una nueva deuda a un nuevo banco que vuelva a hacer caja.
Un modelo de ciudad que ya no es la ciudad Marca que recoge los beneficios de unas infraestructuras que solo generaron deuda, que tampoco es la ciudad-crisis del 2007 con sus recortes en sanidad y educación para que vuelva a estimularse el mercado (ni rastro deeso, evidentemente) sino que es simplemente la ciudad agujero, la ciudad excavadora.
4. Es en ese contexto de ausencia absoluta de proyecto político del Partido Popular en el que tenemos que encuadrar la propuesta de elección directa de los alcaldes que responde ya tan solo al mantenimiento de un poder que no puede permitirse ser tocado. Este proyecto no es mas que la respuesta a una amenaza en dos órdenes. Por un lado, la irrupción de Podemos y, por otro, evitar que las fuerzas de una derecha democrática y con programa político propio como son UPyD y Ciutadans le resten progresivamente poder territorial al Partido Popular.
No es una medida distinta a la ley mordaza, se trata simplemente de estirar la legalidad para evitar que cualquier fuerza no controlada por el gobierno acceda al poder y, evidentemente, pueda investigar lo que se ha hecho desde el poder en los últimos años.
Sin embargo, es una medida que parte de una confianza ciega en que su crisis de legitimidad es menor de lo que es. Está por ver que cualquiera de las fuerzas mayoritarias tenga capacidad para retener el 40% del voto. Esta por ver también que, finalmente, Rajoy lance el proyecto.
Lo importante es lo que rebela sobre la naturaleza política de quién hoy nos gobierna. La naturaleza de estas reformas es el miedo y la incapacidad de proponer un proyecto propio que no sea la propia repetición de uno mismo en el poder al servicio de los intereses de unas élites empresariales y financieras.
5. Ayer 20 de agosto sucedió también otra cosa: Guanyem alcanzó las 30.000 firmas de apoyo que pedían para avalar su proyecto político municipal para la ciudad de Barcelona y lanzar su candidatura.
El nacimiento de las distintas iniciativas de “Ganemos”, independientemente de su grado de maduración y potencia; independientemente de la capacidad posterior de tejer alianzas que demuestren; independientemente de su éxito final o no, ya colocan la acción política en otro lugar. Uno que tiene, al menos, un proyecto político que se basa en tres ideas bien sencillas.
1. Mayor democracia y participación ciudadana para las estructuras de representación política municipal como mecanismo para defender la sociedad en su conjunto.
2. Reparto de la riqueza y conquista de derechos como base principal de un proyecto de salida de la crisis generando mayores cuotas de bienestar.
3. Que se pueden articular formas de confluencia entre proyectos distintos que funcionen como espacios de apertura para la expresión y el empoderamiento ciudadano.
La idea, en fin, de que la sociedad, las formas de organización institucional, la participación democrática y el mercado no son compartimentos estancos de los que uno pueda decir que quiere que uno vaya más libre que el otro, sino capas de un organigrama profundamente entrelazado.
Algo, en fin, parecido a un proyecto político.

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