El séptimo año del Slap! Festival, una edición de récords, hermanamientos y relevo generacional

Del 8 al 10 de julio Zaragoza ha acogido la séptima edición del festival de música negra Slap! con 3.800 asistentes y, por primera vez, mucho público familiar. La nueva fórmula de esta edición, basada en la participación de un crisol de propuestas culturales de la ciudad, ha sido todo un éxito, convirtiéndose en el festival de festivales de Zaragoza

Actuación de King Solomon. Foto: SLAP

Acaba una edición épica de Slap! Festival y la organización hace balance de su séptimo año con la palabra récord en todos los aspectos. Récord en asistencia, ya que han sido más de 3.800 personas las que han pisado las instalaciones de este festival zaragozano de música negra que del 8 al 10 de julio ha contado con seis escenarios, un elenco de 21 artistas, más de 15 actividades y la participación de ocho colectivos culturales.

Todo, las mayores cifras hasta la fecha. Y, sobre todo, la satisfacción de haber cumplido con el objetivo: convertir el festival en un proyecto cultural más ambicioso, capaz de aglutinar diferentes propuestas y atraer a diferentes públicos, convirtiéndose en una experiencia que compartir en familia para fomentar la música entre los oyentes del futuro, los niños y las niñas.

Este es el resumen de más de tres días de intensa actividad donde ha sido muy frecuente ver cómo padres, madres, niñas y niños (de recién nacidos a jóvenes) bailaban, jugaban y disfrutaban juntos. Y es que éste ha sido un año muy especial para la organización, que ha invertido mucho esfuerzo en dotar al festival de una programación y estética fuera de lo común: más actividades para compartir en familia, escenarios a ras de suelo para sentir el directo de otra manera y todo decorado con madera, alpaca, luces y mucho color, destacando uno: el negro. Porque negra es la música que ha invadido todos los escenarios y el espíritu de todas las personas asistentes, que han bailado y disfrutado como ningún año.

Por sus escenarios han desfilado artistas de la talla de The JB’s –la banda original de James Brown- acompañados de la gran diva del soul Martha High, o la increíble voz y destreza a las cuerdas del guitarrista y prodigio del blues King Solomon Hicks, que cerró el festival el domingo con una actuación que puso en pie a todo el público. Un broche de oro a una edición que ha superado expectativas y que ha convencido a quienes todavía no conocían el festival. Prueba superada.

Para pasar el día, catas de cócteles de cerveza y mojitos ‘moleculares’, talleres infantiles tan diversos como fotoperiodismo o estampación de camisetas, coreografías al más puro estilo ‘Soul Train’ en la piscina, toro mecánico, torneos 3x3 de baloncesto, el campeonato estatal de breakers y una zona gastronómica con una selección de las mejores foodtrucks.

Además, un set de dj sobre una camioneta con R de Rumba entre otros, actuaciones tan originales como las del colectivo barcelonés de beatmakers Just A Live que revolucionaron con sus sesiones a un público sumergido en la piscina para combatir así las altas temperaturas del fin de semana.

Por las noches toda la actividad se ha concentrado en tres escenarios. Por el principal, el anfiteatro, pasaron además de los citados anteriormente, propuestas tan diversas como Bostich & Fussible, del colectivo artístico mejicano de electrónica norteña Nortec Collective, o Pony Bravo y Guadalupe Plata, ambos viejos conocidos ya del festival que no defraudaron con su genuino sonido. Por El Bosque Psicodélico -escenario hermanado con otro de los festivales pioneros de la ciudad, el Zaragoza Psych Fest- actuaron la original propuesta del rock con jazz psicodélico y tintes turcos de Mohama Saz; la distorsión de guitarras de My Expansive Awareneess; o los esperpénticos ganadores del TalentoSOS Alien Tango; entre otros. Y para completar la oferta nocturna, sesiones de dj en la Cabina del Árbol.

La unión hace la fuerza

The JB y Martha High. Foto: SLAP
The JB's y Martha High durante su actuación el sábado. Foto: SLAP

Sin duda, el mejor año de todos, en todos los sentidos, destacando la colaboración con otros proyectos culturales aragoneses que han convertido al Slap! en todo un vivero de festivales y cuyo resultado ha sido más que excelente. El festival internacional de arte urbano Asalto se encargó de toda la puesta a punto estética, Mira! Zaragoza de todas las actividades infantiles, AC Versus Zaragoza organizó el campeonato estatal de breakers, Zaragoza Latina y Zaragoza Psych Fest intervinieron en la programación musical, Catatruck seleccionó las furgonetas de comida y el espacio socio-cultural de Las Armas visitó las instalaciones con cien niños y niñas de su campus Escuela de Rock para llevar a cabo un recorrido y conocer de primera mano los entresijos de un festival. Y no nos olvidemos de Enlace Funk, revista especializada en la música negra, que celebró sus 20 años de vida con tres conciertos.

Para el director del festival, Víctor Domínguez, “las nuevas propuestas han sido todo un éxito y la consolidación definitiva del Slap!”. La clave de esta fórmula ha sido “apostar por una programación de día sólida y con criterio, no como un complemento, y la combinación con otros colectivos culturales de la ciudad que han sumado su experiencia y sus diferentes matices”. Y es que es todo un mérito aglutinar a propuestas tan diversas y crear entre todos un concepto único y coherente. Y, además, “capaz de hacer feliz a tanta gente a la vez, porque en todas las fotos hay gente riéndose”, según declaraciones de Gustaff Choos, fotógrafo oficial del festival y profesional curtido en festivales de todo el mundo. Otra prueba superada.

La clave de futuro

Una programación para compartir en familia. Foto: SLAP
Una programación para compartir en familia. Foto: SLAP

En cuanto al futuro del Slap!, queda en el aire. Por un lado, según Domínguez “nos sentimos tremendamente orgullosos de contar con un público que crece año tras año, repitiendo de manera fiel y siempre arrastrando a más gente, porque cree en lo que hacemos y somos capaces de contagiarles nuestro entusiasmo y amor por nuestra forma de entender la música”. Pero también es un público que “nos exige cada año más y no podemos dar un paso atrás en cantidad o calidad”.

Y he aquí el problema. Porque “un festival tan carismático y único como éste se crea sin seguir ningún patrón, menos cuando hay un apoyo económico de patrocinadores e instituciones tan discreto, por lo que cada año al plantearnos si habrá una siguiente edición, el futuro es incierto”. Tras las cifras de este año, aunque son muy positivas, las cuentas siguen sin cuadrar. Porque “un festival de estas dimensiones y con esta calidad y cantidad no es fácil de sostener”. De hecho, la organización incluso ha llegado a plantearse abandonar o trasladar el concepto a otras ciudades que ya han mostrado su interés. Habrá que esperar al verano que viene a ver qué pasa. Mientras, disfrutemos de las buenas sensaciones de este año, que todavía siguen vibrando en nuestros corazones.

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