El libro ‘Pan y Toros’ rescata a históricos antitaurinos aragoneses como Joaquín Costa, Ramón Acín o Francisco de Goya

Desde el siglo XIII destacados juristas, escritores, pintores, filósofos, religiosos, políticos, periodistas e historiadores españoles —en definitiva, relevantes mujeres y hombres de todas las épocas— denunciaron la tauromaquia generación tras generación considerándola una barbarie

La librería Antígona de Zaragoza acogerá este jueves, 26 de septiembre, a partir de las 19.30 horas la presentación del ensayo “Pan y Toros. Breve historia del pensamiento antitaurino español” (Plaza y Valdés Editores, 2018), un libro escrito por el periodista y doctor en Historia Contemporánea Juan Ignacio Codina, y en la que se recogen las aportaciones de multitud de autores que se han posicionado contra la tauromaquia desde el siglo XIII hasta nuestros días. Y, entre ellos, hay relevantes aragoneses, como el destacado escritor del Siglo de Oro Bartolomé Leonardo de Argensola (Balbastro, 1561–Zaragoza, 1631), el célebre historiador, filólogo, poeta y cronista del reino de Aragón José Pellicer de Salas y Tovar (Zaragoza, 1602-Madrid, 1679), el religioso jesuita zaragozano del siglo XVII Martín de Lanaja, el insigne médico Nicasio Mariscal (que llegó a ser Secretario de la Real Academia Nacional de Medicina) o el escritor oscense José Mor de Fuentes. Por no hablar de otros grandes aragoneses antitaurinos como Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda (Siétamo, 1719-Épila, Zaragoza, 1798), Joaquín Costa, Ramón Acín, el mismísimo Francisco de Goya o el Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, quien, como es sabido, desarrolló gran parte de su vida y de su carrera en Zaragoza.

Tal y como demuestra Codina en su ensayo, todos estos personajes dedicaron parte de su obra a combatir la tauromaquia. Al respecto del caso de Goya, y a la luz de recientes estudios, el historiador demuestra que la figura del universal pintor ha sido “taurinizada”, y que Goya, con sus grabados de tema tauromáquico, lo que pretendía era denunciar la crueldad de las corridas de toros, y bajo ningún concepto ensalzarlas o alabarlas.

Conviene apuntar que “Pan y Toros” recoge las principales conclusiones extraídas de una tesis doctoral que el propio Codina estuvo realizando durante más de tres años, y que ahora ve la luz convertida en libro. Este ensayo, que ya ha sido exitosamente presentado en Madrid, Barcelona, València, Palma de Mallorca, Toledo, Iruña, Zamora, Uviéu, Guadalajara, Logroño y Sevilla, “evidencia que, muy al contrario de lo que se pueda pensar, prácticamente desde el siglo XIII destacados juristas, escritores, pintores, filósofos, religiosos, políticos, periodistas e historiadores españoles —en definitiva, relevantes mujeres y hombres de todas las épocas— denunciaron la tauromaquia generación tras generación considerándola una barbarie que debía ser cuestionada, combatida y, en último extremo, erradicada”, apuntan desde la editorial del libro Plaza y Valdés.

En este sentido, y según Codina, “el primer atisbo de pensamiento contrario a la tauromaquia lo hallamos ya en el siglo XIII, cuando Alfonso X El Sabio, en sus Leyes de Partida, califica a los toreros como infames. Desde aquel momento se han sucedido en España, siglo tras siglo, opiniones contrarias a las corridas de toros”. Así, aparte de los ya citados, por este libro desfilan históricos e históricas antitaurinas como Quevedo, Juan de Mariana, Gabriel Alonso de Herrera, Jovellanos, Unamuno, Larra, Emilia Pardo Bazán, Carolina Coronado, Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Ramón y Cajal, Juan Ramón Jiménez, Francesc Pi i Margall, Modesto Lafuente, Clarín, Azorín, Antonio Machado, Emilio Castelar o Francisco Silvela, entre muchos otros destacados personajes.

Asimismo, y entre otras muchas cosas, en “Pan y Toros” se evidencia que, “desde muy antiguo, uno de los fundamentos históricos del pensamiento antitaurino español se centra en denunciar que el sufrimiento animal, el sufrimiento del toro, jamás puede ser objeto de entretenimiento o de diversión”. En palabras del propio autor, “este libro pretende que el conocimiento del pensamiento antitaurino español, como base sólida del actual movimiento en defensa de los animales, no se pierda. Hoy más que nunca necesitamos dar un paso adelante y, si queremos una sociedad moderna, civilizada y de progreso, no podemos permitir que esta importante parte de nuestra historia caiga en el olvido”.

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