El Laurel de Torrero: un ejemplo más de la desidia municipal hacia el arbolado urbano

El pasado 8 de junio cayó el Laurel de Torrero, un símbolo del barrio y de la ciudad de Zaragoza.

Foto: AV La Paz

"El árbol centenario del laurel de Torrero, barrio de Zaragoza, se secó, de forma inesperada en octubre de 2012, sin que nunca se aclararan realmente las causas de dicha muerte. Han pasado dos años y medio desde esa fecha sin que el anterior Ayuntamiento de Juan Alberto Belloch haya hecho nada, más que esperar a que cayera por sí solo, aún a costa del riesgo que ello podría tener para las personas".

Así lo denuncian en un comunicado Amigos de la Tierra Aragón, Asociación Naturalista de Aragón, Asociación VoluntaRíos-Aragón, Asociación Coordinadora del Parque Oliver, Asociación Vecinal La Madalena, Ecologistas en Acción, Asociación de Vecinos y Vecinas de Oliver, Asociación Cultural El Cantero de Torrero y la Asociación Vecinal de La Paz.

Este árbol tenía una altura de 17 metros y un diámetro de copa de 21,50 metros cuando fue estudiado para su inclusión en el catálogo de árboles singulares que editó el Ayuntamiento de Zaragoza en 2006. "Por lo tanto sus raíces mantenían un peso importante y, al morir el laurel, estaba anunciado que un día u otro el árbol caería al no contar ya con la sujeción de sus raíces", lamentan en el texto.

"Se trataba de un árbol que no sólo constituía un patrimonio natural, cultural, histórico, sino también emocional para muchas personas de esta ciudad", añaden. No fue entendido así por el Ayuntamiento de Belloch que, "como con el conjunto del arbolado singular, no dedicó los esfuerzos necesarios para su conservación cuando estaba vivo y, una vez muerto, también se despreocupó de su suerte hasta que una volada de aire lo ha tumbado: sus débiles raíces ya no podían aguantar más todo su peso".

Las organizaciones recuerdan que cuando se viaja a otras ciudades se observa cómo existe "una mayor cultura hacia el arbolado y se cuidan los arboles maduros no sólo con planes de supervisión biológico y fitosanitaria, sino también con medidas mecánicas que permiten compensar el peso, sujetar ramas, etc. Es decir, alargar la vida del árbol".

En esta ciudad los colectivos sociales y ecologistas llevan decenas de años demandado una mayor protección al arbolado en general y al singular en particular: fiestas, protestas, reuniones, manifiestos, jornadas... "Todo el esfuerzo ha sido en vano, no hemos conseguido ninguna protección real, dado que si bien existe en la actualidad una ordenanza nueva, en la práctica nada ha cambiado. La caída de este árbol es sólo un indicador de ello", critican.

El tronco muerto del laurel de Torrero "merecía haberse convertido en una escultura que permitiera mantener su recuerdo". "De hecho -continúan-, en reuniones mantenidas con el Ayuntamiento en estos años se propuso esta posibilidad tal como existen múltiples ejemplos en otras ciudades: los troncos convertidos en esculturas talladas constituyen un recuerdo, un testigo de la vida del árbol. No sabemos si todavía estamos a tiempo".

Los colectivos firmantes denuncian una vez más la desidia del Ayuntamiento gobernado por el anterior alcalde y solicitan a la nueva corporación de Zaragoza en Común establezca urgentemente un Plan de Protección y Conservación del arbolado singular de la ciudad así como unas líneas de actuación que permitan incorporar criterios ambientales a todo el plan de conservación de las zonas verdes y árboles de calles y plazas.

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