El dilema de Jorge Azcón

Decían nuestros mayores, ahora casi ya lo somos nosotros, que el mundo da una vuelta cada día. Así es, y en el mundo de la política quizá esta máxima es muy aplicable. ¿No son los mismos votantes quienes dan mayorías absolutas en sentidos diferentes? evidentemente sí. La lectura del tablero en cada momento es imprescindible para realizar la próxima jugada. Y ahora tenemos una situación de tablero diferente a mayo y diferente a julio. Soy firmemente creyente de aquello de que la política es el arte de lo posible, hablemos sobre lo posible en este escenario post 23J en Aragón. …

Decían nuestros mayores, ahora casi ya lo somos nosotros, que el mundo da una vuelta cada día. Así es, y en el mundo de la política quizá esta máxima es muy aplicable. ¿No son los mismos votantes quienes dan mayorías absolutas en sentidos diferentes? evidentemente sí. La lectura del tablero en cada momento es imprescindible para realizar la próxima jugada. Y ahora tenemos una situación de tablero diferente a mayo y diferente a julio.

Soy firmemente creyente de aquello de que la política es el arte de lo posible, hablemos sobre lo posible en este escenario post 23J en Aragón. Hablando en clave de país, Aragón, el tablero resultante de mayo poco tiene que ver con el análisis que podríamos hacer ahora. En dos meses esos resultados han quedado viejos, obsoletos, no recogen la "realidad" y querer jugar en ese tablero ya prematuramente anquilosado no parece lo más recomendable, máxime cuando está en manos de nuestros representantes su "actualización".

El 28M la disposición de las figuras dejaba a un actor, Vox, con una dopada relevancia que ahora, repito, sólo en dos meses, se ve muy, muy pinchada. Vox, como en su momento Ciudadanos, casi está amortizado, pero aún más, ya nadie quiere hacerse una foto con él, su imagen pública ha sufrido -fruto de su irreal relevancia- un duro baño de realidad, la de enfrentarse al espejo: el emperador está desnudo. Es muy probable que estemos ante los últimos cuatro años de esta formación, quizá los más avispados ya estén haciendo fila en Génova.

En Casa Lambán las cosas no van mucho mejor. Los jóvenes lambanistas también hacen cola en Ferraz para abrazar el socialismo. El retiro dorado del líder es el último servicio que dejará esta generación de Damascos y Rurales.

También el efecto Sumar deja anticuados los esquemas que vemos en las "cadieras" de las Cortes de Aragón. Con CHA reforzado, Podemos amortizado e IU aferrada a los viejos militantes de "falz" sin relevo generacional.

PAR a la vista actual no tiene nada que decir, y TE entrando en caída libre pero todavía con cierto recorrido.

¿Y el PP? Claramente ganador en el país, encargado de formar gobierno en un tablero irreal, desfavorecedor y poco edificante a ojos de todos. Todo depende de la autonomía que tenga Jorge Azcón para maniobrar. Hagamos un repaso de sus posibilidades, recordad que la política no es sino el arte de lo posible.

Tablero actual. El PP debe contar con Vox para formar gobierno, sea como socio, sea como apoyo. Esa es la realidad incontrovertible, no hay otra solución. En la estrategia diseñada con el predecible escenario de un Gobierno del Estado de PP y Vox todo quedaba resuelto. Azcón tenía la suerte de poder posponer su anuncio de coalición tras la victoria del 23J. Nada nuevo bajo el sol, sin ruido, sin polémicas, bailando al son de Madrid.

Pero, el mundo ha dado otra vuelta y el tablero se ha movido. Ahora ¿cuáles serían las opciones que tendría Jorge Azcón si dispone de la posibilidad de maniobrar? La primera, jugando con las fichas actuales, formar gobierno con un Vox que se lame las heridas, necesitado de notoriedad, de imagen de fuerza y firmeza, exigente en exacerbar sus valores.

Imagen resultante: PP vencido por la ultraderecha que sigue marcando su camino. Malo para PP pero muy, muy malo para Azcón. Sinceramente, sin ser yo precisamente admirador del señor Azcón y bastante menos de su partido, no le veo cómodo hablando de derogar la Ley de Memoria Democrática de Aragón, las políticas sobre violencia de género o ni siquiera la Ley de Lenguas de Aragón. ¿Entonces? existen más vías, definitivamente sí.

La segunda opción no es otra que la de aprovechar la coyuntura, de ser valiente, de transformar las debilidades en fortalezas y de encabezar un meditado y presumiblemente necesario cambio de rumbo en el Partido Popular. Este giro de timón no es otro que regresar a una política europeísta, abierta, amable, con talante positivo, hija de figuras relevantes del PP de Aragón como Manuel Giménez Abad, Mesías Gimeno o Antonio Torres. Pero ¿cuál es ese camino? pues forzar una repetición electoral en Aragón.

Analicemos este guión: el PP debe concluir que su radicalización hacia la extrema derecha no ha funcionado, que tiene el apoyo sociológico pero le ha restado su entreguismo. Que no es capaz de negociar nada con nadie que no sea Vox y que de seguir por esta senda la pérdida de adhesiones no puede llevar sino al descenso de simpatías de la sociedad. En el panorama estatal el Partido Popular ya no tiene márgen de maniobra, hasta la próxima cita electoral veremos solamente noticias negativas de sus gobiernos autonómicos, mala publicidad, desolación. Y no hablemos si comienzan a filtrarse las luchas internas al más alto nivel.

La conjura de los resultados les ha otorgado una "chance" en Aragón. El estratégico retraso de formación de gobierno deja una oportunidad única para el PP, pero si cabe mucho más para Azcón.

¿Qué ocurriría en el caso de una repetición electoral en Aragón?, veamos. Primero, una atención mediática inédita, todo el Estado hablando de ello, resaltando el cambio de rumbo y la figura que lo lleva adelante, Jorge Azcón.

Segundo, un tiro de gracia a su principal rival político y electoral, Vox, ya amortizados y señalados como extremistas, que aceleraría su presumible desastre electoral.

Tercero, como hizo Sánchez a nivel estatal, coger absolutamente descolocados a un PSOE Aragón sin tiempo para su recomposición, absolutamente necesaria, que imprescindiblemente debe renovar toda su ejecutiva y borrar unas prácticas internas que ya nada tienen que ver con el nuevo partido de Ferraz.

Cuarto, una consolidación del espacio Sumar con CHA como principal beneficiaria y José Luis Soro en cabeza -al menos esto sería lo más sensato- que dejaría cerrado el tema Podemos, al menos en Aragón.

Quinto, un TE con representación mínima, incluso quizá los reductos del PAR, ambos dos como muletas útiles en caso de necesidad para Partido Popular, sin sobrecostos.
¿Y en cuanto a los resultados?. Posiblemente un gobierno cómodo de Azcón, seguramente en solitario, con un talante e imagen de la coyunturalmente necesaria renovación ideológica y sociológica del PP estatal. Confrontada con sus coaliciones secuestradas por Vox en otras Comunidades Autónomas y punta de lanza del -otra vez- nuevo PP.

¿Y qué quieren que les diga? pues que prefiero un gobierno en Aragón con un PP sensato, conciliador y dialogante a una coalición de extrema derecha españolista dirigiendo los destinos de mi país cuatro años. De nuevo la política es el arte de lo posible.

Si yo fuera el señor Azcón lo tendría claro ¿qué decidirá él?

El dilema de Jorge Azcón

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