El Derecho a la ciudad, eje para Ganar Zaragoza. El Espacio Público

Vienen las elecciones municipales y autonómicas y parece que hay revuelo, múltiples iniciativas se "disputan amablemente"  la iniciativa en una confluencia que parece  ya decidida, como hay quien tiene decidido que así, con la "unidad", el bipartidismo: esta ya derrotado, solo alcanzar ese consenso nos llevara a una nueva Jerusalén. Se fetichiza la unidad como objetivo y como consigna y, de paso,  no se explica que es lo que hay que hacer para conseguir lo importante: que las expectativas que tenemos las de abajo sean cubiertas y en el caso de los medios: como nos vamos a enfrentar a fenómenos …

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Telecabina Aramón para la Expo 2008, un ejemplo de despilfarro urbanístico.

Vienen las elecciones municipales y autonómicas y parece que hay revuelo, múltiples iniciativas se "disputan amablemente"  la iniciativa en una confluencia que parece  ya decidida, como hay quien tiene decidido que así, con la "unidad", el bipartidismo: esta ya derrotado, solo alcanzar ese consenso nos llevara a una nueva Jerusalén. Se fetichiza la unidad como objetivo y como consigna y, de paso,  no se explica que es lo que hay que hacer para conseguir lo importante: que las expectativas que tenemos las de abajo sean cubiertas y en el caso de los medios: como nos vamos a enfrentar a fenómenos complejos como la ciudad del siglo XXI si nos referimos a las municipales o respecto a las "elecciones aragonesas", como "gestionaremos el territorio",  como participaran sus habitantes en esa gestión, como definimos su soberanía sobre él y como la llevamos la realidad. Demasiadas tareas para un solo artículo, de momento, en este, intentaré explicar cuál es mi visón de cómo nos podemos acercar a  esta cuestión enfatizando sobre el derecho a  la ciudad y el espacio publico.

Geógrafos, urbanistas, activistas o  ciudadanos llevan años ya tomando el concepto del derechos a la Ciudad que Henry Liebre expuso en su libro con el mismo nombre en 1968 y que, entre otros, David Harvey y Jordi Borja han tomado y lo han puesto "a trabajar" sobre la realidad -como me comentaba un compa madrileño-.

No voy a hacer aquí, una extensa revisión de ese concepto, ni una revisión bibliográfica, simplemente decir que algunas de las tesis en cuanto al espacio, el capitalismo, la urbanización y sus antagonismos, que hizo Lefebvre, hoy se muestran hechas realidad ante nosotros, confirmando que, por lo menos, su línea de análisis era la correcta y -nos confirma también- la producción de espacio por parte del capitalismo es una de las "estrategias" que le ha permitido sortear crisis y sobrevivirlas. La urbanización tiene un peso específico y una importancia "nuclear" en el capitalismo y en capitalismo financiarizado y renqueante de este principio de siglo también.

La ciudad ha estallado, se ha fragmentado por la hipertrofia de esta urbanización, la "la producción humana más compleja...", como se la suele definir, ha sido desposeída de significado en el curso de las ultimas décadas. La ciudad emergente después de la globalización es una ciudad difusa, sin contornos y sin significados, donde el espacio público se deteriora o se privatiza, donde se instala una doble lógica de guetización (por arriba y por abajo) y donde se acumulan gasolineras, suburbios, barrios de expansión, nudos de autopistas, perdida de centralidad y funcionalidad de  los cascos históricos, centros comerciales, calles privadas -en donde se suspenden los derechos ciudadanos-, suburbanización... todos estos factores expresan  que la dinámica de urbanización del capitalismo financiero/inmobiliario urbaniza de modo despilfarrador y nada sustentable ambientalmente pero no construye sino que destruye ciudad, porque la ciudad es otra cosa.

Para lo que nos interesa aquí, en este primer artículo, la ciudad es sobre todo espacio público, son los ciudadanos en su sentido más estricto y político, y también, es el espacio producido por la gestión del excedente capitalista en su búsqueda de inversiones especulativas que le permitan sortear sus crisis de sobreproducción, espacio producido en colisión o en alianza con sus habitantes o ambas cosas a la vez (véase la Expo o Plaza), en definitiva, la ciudad - y sobre todo su espacio público- es un escenario "privilegiado" de la lucha de clases ya que como dice Harvey: "Si se quiere modificar los términos en que se producirá la urbanización en los próximos 30 años, hay que incidir en quienes producen y distribuyen la plusvalía. Esto permitiría redefinir la aplicación de los recursos para que la urbanización se produzca de otra manera. Esta cuestión es crucial porque no hay ningún problema ambiental, social, político en el mundo sin dimensión urbana. La transformación de la sociedad – esta es la principal conclusión a la que llegó Lefebvre – no puede hacerse sin la ciudad. La revolución urbana es crucial y central en la tarea política. Esta revolución urbana tiene que construirse desde la base por un motivo muy simple: los derechos no se conceden por un poder externo, siempre han sido el producto de luchas"  y estos derechos siempre se ejercen y se conquistan en el espacio público, ya sea este espacio público administrativo/legal o espacio "recuperado por el publico" ya que el espacio público se define por su uso y no por su estatus jurídico. Una primera conclusión apresurada es que cualquier instrumento político que surja desde abajo para devolver la ciudad a quienes les pertenece ha de hacer una reflexión acerca de la naturaleza del espacio público y cuál va a ser su actitud ante él. Como recuperarlo para una ciudad plenamente democrática, en definitiva como garantía para ejercer el derecho a la ciudad.

Afortunadamente hay buenas  reflexiones sobre el espacio público -como las de Jordi Borja- que vienen a proponer la calidad del espacio público como un dato fundamental que expresa la calidad democrática "en su dimensión territorial", también es el que da sentido y continuidad a la ciudad. El espacio público es la ciudad en el sentido que le damos los de abajo, de nuestra ciudad, es la expresión y la condición para el ejercicio de los derechos democráticos.

Todos los cambios y luchas políticas tienen su expresión y su reflejo en el espacio público, es más, no hay cambio o revolución que no se refleje, se propague y tenga una relación dialéctica con él, en cómo se enfrentan y se apropian los de abajo de ese espacio, que se inscriba en ese espacio y deje muescas en sus piedras para más tarde interpretarlas "como una gitana cuando lee la mano..." (Italo Calvino), (el 15M de Zaragoza es paradigmático a este respecto) durante mucho tiempo, este espacio, ha sido y es expresión de la correlación de fuerzas de los antagonismos sociales, espejo del poder y de su disidencia, el lugar donde buscar la memoria -en conflicto también-. Ha dado  expresión a esa cualidad fundamental de la ciudad que es la simultaneidad entre todos los "momentos" de las relaciones sociales, de la producción de capital y de su reproducción, y es el espacio público el que da continuidad física a la ciudad y a sus barrios. Ese espacio, es el que hoy está en crisis, y su decadencia "pone en cuestión el  ejercicio del derecho a la ciudad" (Borja), pues aunque  las culturas políticas y urbanísticas "progresistas" (e incluso algunas institucionales) lo han revalorizado, hemos comprendido aceleradamente con la corrupción y la crisis que no sirve de nada el análisis critico si no lo enfrentamos al cambio de la actuales relaciones sociales que producen esta urbanización sin ciudad y,  por consiguiente, con el deterioro del espacio público y que con "solo listas de reivindicaciones" en los programas se aleja la posibilidad de una democracia real.

Para hablar de volver a tomar la ciudad, aunque sea con medidas de reforma desde las instituciones, tenemos que hablar de desobediencia y de participación, de producir ciudad insumisamente a "la casta", con sentido, significado y significantes para el 99% de los ciudadanos, desde los barrios y los piquetes e invitando a un proceso de auto-organización, un nuevo salto de conciencia, pero de esto ya hablare en otro articulo... si puedo.

Esa urbanización que produce el capitalismo del empresiarialismo urbano, de la "marca de ciudad" al mismo tiempo que busca sus escenas pintorescas para el turismo; su "libertad urbana" tan atractiva; sus nuevos edificios referencia  la disuelve, la vacía de contenido y expulsa a sus habitantes más pintorescos, mas productores de diferencia, de "tipismo" en ese espacio.  Convierte a la ciudad en una mercancía  y, cada vez más,  en un "no lugar”. La introduce en una dinámica de crisis urbana.

En Zaragoza sabemos de eso y, por tanto, si queremos ganar Zaragoza (como parece que hay voluntades para ello) hay que hacer un balance crítico y POLÍTICO de cuál ha sido la realidad de esa fórmula en nuestra ciudad y cuáles fueron las respuestas de las de abajo, de los movimientos populares y vecinales y de sus "representantes institucionales", hay que hacer un balance crítico, desde la modificación del PGOU que con el voto de IU  hizo posible la Expo, hasta la crisis del ladrillo. Las compas de Azofra, en este sentido, han hecho un gran trabajo  http://azofra.files.wordpress.com/2013/12/investigacion_zgz.pdf   pero como decía el compa madrileño "hay que ponerlo a trabajar" sobre la realidad política y de los movimientos sociales.

La presencia continua y política de la ciudadanía en su "mejor versión" en el espacio público, la lucha y la desobediencia en el de estos últimos años es la garantía de que vamos avanzando... y no hay cambio social o revolución que no reclame para sí, para las de abajo el espacio público,  como decía mas arriba,  ejemplos de esto hay a montones. Es evidente en la reforma de Paris Haussman y la Comuna como reapropiación de esa ciudad y aquellos que la habían producido. (Harvey) Les habían expulsado del centro de la ciudad a afuera. La Comuna fue su regreso, pero  también y, con todas las prevenciones, la Expo y el 15M en Zaragoza pueden ser ejemplo. El 15M en Zaragoza tomo la forma (entre otras) de impugnación total a la Expo, a su corrupción y despilfarro, a su inutilidad social, a la concreción del empresarial ismo urbano y la mercantilización de la ciudad en Zaragoza. Reclamo el espacio público para sí y para su debate. Una ruptura también del tiempo de la agenda del poder colocando la nuestra y, por qué no, también la recentralización del espacio público degradado y fragmentado obrando una nueva simultaneidad entre política, producción y, sobre todo, defensa de la reproducción. Eso es ejercer el derecho a la ciudad. Cualquier llamamiento a recuperar la ciudad debe mirarse en ese espejo.

La crisis económica, política, social ,de régimen de la que el 15m fue hijo se ha convertido en nuestra oportunidad,  ha rasgado el velo que ocultaba la dominación en la ciudad, y ha sacado a la luz, los mecanismos de blindaje institucional del bloque social dominante, un bloque, que como es sabido, está formado por la alianza entre constructoras, especuladores propietarios de suelo (tanto públicos, como privados), entidades financieras, en nuestro caso CAI e Ibercaja fundamentalmente, y políticos corruptos. Esta alianza ha dirigido esta ciudad en las últimas décadas. Como se ha montado la burbuja inmobiliaria ya ha sido explicado muchas veces, no voy a ahondar ahora más en ello, recordar -una vez más- la importancia que tiene la inversión inmobiliaria para el capitalismo sobre todo en las ultimas décadas y como la producción de espacio a través de la urbanización, es a la vez consecuencia y condición del capitalismo.

Cualquier candidatura de los de abajo debe de tener como objetivo estratégico la ruptura del espinazo de este bloque social que domina la ciudad y hace de ella lo que quiere con una mentalidad despótica y de lucro antes de cualquier otra consideración. Por eso, es tan importante el espacio público. Porque ¿qué es lo que se reivindica en el espacio público?, pues todo, reclamaciones propiamente urbanas y las que no lo son y cómo sería una ciudad dominada por ordenanzas públicas (como las de ahora) basadas en el miedo y la propiedad privada, la televigilancia. Los guetos de mala fama, barrios privados, policías privadas, centros comerciales y suburbios rodeados de autopistas, sin una continuidad física con la ciudad... todos ellos son asuntos centrales para un hipotético "Ganar Zaragoza".

El espacio público es lugar de las luchas y de su memoria y, en este sentido, el espacio público es siempre ciudad histórica, contiene pues también al tiempo, a nuestro tiempo (como tratamos de explicar en proyecto de Zaragoza Rebelde que no por casualidad era una guía con plano de  el uso y explicaba la conformación de la ciudad, de su espacio público, desde las de abajo)

Necesitamos que haya una democracia formal, pero también una democracia material que concrete en realidades todos esos derechos y reivindicaciones cuya historia está inscrita en el espacio público de nuestra ciudad y, para ello, a través de la desobediencia y la lucha se han conseguido la mayor parte de derechos. Todos estos derechos forman parte del derecho a la ciudad como dice Charlotte Mathivet "El derecho a la ciudad es entonces restaurar el sentido de ciudad (y el sentido de la democracia, añado), instaurar la posibilidad del “buen vivir” para todos, y hacer de la ciudad “el escenario de encuentro para la construcción de la vida colectiva”.

El derecho a la ciudad viene pues condicionado por las formas físicas y políticas que toma el desarrollo urbano (Borja), por eso  para ejercerlo debemos fijarnos en el movimiento real que se enfrenta a las dinámicas de la actual urbanización. Hay que hacerlo eje central, sentido de la acción de los que queremos ganar la ciudad. La resistencia a esta urbanización ha encontrado su dimensión política anticapitalista, simplemente, e intentándolo hacer más lógico, más acorde con los intereses de la mayoría y dando lugar a su dignidad.

El derecho a la ciudad como eje de actuación debería articularse en torno la movilización y la propuesta en torno a:

- La falta de vivienda, digna, accesible e integrada en el tejido urbano y los desahucios o endeudamientos inasumibles.

- La precariedad en el trabajo, el paro, la corrupción.

- La privatización de espacios públicos y de los servicios de carácter universal.

- El despilfarro de recursos de la actual forma de urbanización y su consumo de suelo medioambientalmente insostenible.

- La memoria de las de abajo, la visibilidad de la historia de las luchas y las culturas populares.

- La exclusión espacial, la política del miedo, las ordenanzas cívicas, la estigmatización de "los diferentes”.

-  El acceso a la movilidad urbana, el transporte público.

-  El acceso a la información.

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Mariano Alfonso, militante de Podemos e Izquierda Anticapitalista | Para AraInfo

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