Por Resolución de 19 de diciembre de 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 7 de septiembre, Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, "consciente de que la contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud humana y una de las principales causas evitables de muerte y enfermedad en todo el mundo, afectando de manera desproporcionada a las mujeres, a los niños y a las personas de edad avanzada".
En el primer año de la celebración de esta fecha, Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre la insuficiencia de los protocolos de actuación frente a episodios de mala calidad del aire en el Estado español. Estos protocolos son obligatorios desde 2007 en todas las aglomeraciones y municipios mayores de 100.000 habitantes. Sin embargo, hasta la fecha solo una quincena de ciudades se han dotado de estos instrumentos para proteger la salud.
Los municipios que han aprobado protocolos son las ciudades asturianas de Xixón/Gijón y Oviedo (mediante un protocolo territorial) y de los ayuntamientos de Barcelona, León, Madrid, Murcia, Sevilla, València, Valladolid y Zaragoza, además de las localidades madrileñas de Alcobendas, Alcorcón, Leganés y Móstoles (a partir del protocolo marco territorial). Ciudades tan relevantes como Alacant/Alicante, Bilbo, Córdoba, Málaga, Palma o Las Palmas carecen de protocolos frente a episodios.
Por otro lado, el Gobierno español tampoco ha aprobado el protocolo marco de actuación para episodios de alta contaminación, previsto para 2019 en el expirado Plan estatal de Calidad del Aire 2017-2019 (Plan Aire II), aprobado por Acuerdo del Consejo de Ministros y Ministras.
Ecologistas en Acción ha publicado un informe en el que recuerda que los episodios de contaminación del aire son responsables en el Estado español de más de 10.000 muertes prematuras cada año, según han puesto de manifiesto los trabajos más recientes del Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Sanidad. La contaminación tiene así un impacto en salud a corto plazo muy relevante, que multiplica por seis la mortalidad de los accidentes de tráfico.
Los pocos protocolos frente a episodios de mala calidad del aire vigentes hasta la fecha son muy dispares, tanto en los contaminantes considerados (en general partículas y/o dióxido de nitrógeno) como en los umbrales para la aplicación de las distintas medidas y en el alcance de las mismas. En opinión de Ecologistas, estas deberían incorporar restricciones inmediatas y amplias de la circulación de automóviles o de las fuentes puntuales responsables de los episodios, en cada caso.
El informe señala que los niveles de actuación recogidos en los protocolos evaluados no responden habitualmente a la finalidad de evitar o combatir los episodios de contaminación nocivos en el corto plazo. Por ello, propone que dichos umbrales se adapten a las guías de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para exposiciones de corta duración, que son las que garantizan una adecuada protección. Al tiempo, propone que el Gobierno español establezca un umbral de alerta para las partículas, como el fijado en Francia e Italia.
"Dado que la mayor parte de la contaminación en las áreas urbanas procede del tráfico, y mayoritariamente de los coches, buena parte de las medidas para reducir las puntas de contaminación deben ir encaminadas a limitar la utilización del automóvil", subrayan. "Deben implementarse acciones que a la vez que reducen la velocidad y el uso del coche, canalicen la necesidad de movilidad hacia el transporte público y los modos de transporte no motorizados, como la bicicleta y el peatón", apuntan.
La supuesta impopularidad de las medidas de restricción del tráfico, demora o impide en ocasiones la ejecución de estas medidas por las incomodidades o las protestas de ciertos agentes urbanos (comerciantes, hosteleros). Sin embargo, Ecologistas en Acción recalca que en realidad estas medidas son mayoritariamente entendidas y compartidas por la población al fundamentarse en la salud pública.
Esta realidad social ha quedado acreditada por la respuesta ciudadana ante la crisis de la COVID-19, que ha asumido con naturalidad limitaciones de la circulación mucho más drásticas que las que se requieren en los episodios de contaminación atmosférica, y que en general solo afectan a un medio concreto como es el vehículo motorizado privado. La voluntad política y la información a la población sobre la naturaleza y la gravedad del problema son -para la organización ecologista- requisitos imprescindibles para que los protocolos sean eficaces.
Un episodio de mala calidad del aire es una situación en la que las condiciones meteorológicas son desfavorables para la ventilación, lo que hace que la concentración de contaminantes atmosféricos se eleve por encima de los estándares sanitarios o legales. En el Estado español, los episodios de contaminación se relacionan con situaciones de tiempo anticiclónico estable, seco y sin viento, siendo las inversiones térmicas invernales y las olas de calor estivales los fenómenos meteorológicos más propicios para que se eleven los contaminantes.