Diez días después del tifón Haiyan persisten los desafíos y las necesidades son abrumadoras

Cuando se cumplen diez días del paso del tifón Haiyan por Filipinas, la ayuda están llegando a aeropuertos, puertos y ciudades, pero muchas poblaciones de las zonas rurales siguen sin recibir asistencia. La coordinadora de Emergencias de Médicos Sin Fronteras, Caroline Séguin, explica desde Cebú los enormes desafíos logísticos pendientes y las grandes necesidades que aún quedan sin cubrir. Hasta la fecha, hemos conseguido trasladar a Filipinas más de 150 trabajadores y varios cientos de toneladas de material médico y de ayuda. Los equipos de MSF tratan ya a cientos de pacientes cada día. Fuertes lluvias y carreteras bloqueadas Primero …

Supervivientes de Tacloban reunidos en el aeropuerto esperando evacuación. foto: Yann Libessart MSF
Supervivientes de Tacloban reunidos en el aeropuerto esperando evacuación. Foto: Yann Libessart MSF

Cuando se cumplen diez días del paso del tifón Haiyan por Filipinas, la ayuda están llegando a aeropuertos, puertos y ciudades, pero muchas poblaciones de las zonas rurales siguen sin recibir asistencia. La coordinadora de Emergencias de Médicos Sin Fronteras, Caroline Séguin, explica desde Cebú los enormes desafíos logísticos pendientes y las grandes necesidades que aún quedan sin cubrir.

Hasta la fecha, hemos conseguido trasladar a Filipinas más de 150 trabajadores y varios cientos de toneladas de material médico y de ayuda. Los equipos de MSF tratan ya a cientos de pacientes cada día.

Fuertes lluvias y carreteras bloqueadas

Primero fue el horrible tiempo, con fuertes lluvias y vientos que frenaban los esfuerzos de asistencia, y las carreteras bloqueadas por escombros. Luego nos enfrentamos también al problema de hacer llegar personal y suministros por vía aérea, ya que el Ejército filipino tenía la prioridad: tenían que garantizar la seguridad de aeropuertos y ciudades como Tacloban, pero también evacuar a los heridos y otros damnificados de las zonas más afectadas. Cuando se reanudaron los vuelos comerciales y privados, inmediatamente los aeropuertos se congestionaron con la llegada masiva de ayuda. Buscamos otras opciones de transporte, por vía marítima, pero resultaba demasiado lento: hasta 30 o 40 horas de viaje para llegar a las zonas afectadas.

Aeropuertos atascados

La saturación de los aeropuertos se debe esencialmente a la reducida capacidad logística que de por sí ya tenían los pequeños aeropuertos existentes en esta parte de Filipinas: simplemente son incapaces de hacer frente a tal volumen de tráfico y flete. Tampoco disponen de la infraestructura necesaria para la descarga y almacenaje de la ayuda masiva que tiene que llegar. Y por supuesto, no hay sólo aviones entrando: hay muchos aviones saliendo, intentando evacuar a la población de la zona de desastre.

Evacuando a los heridos

En las zonas en las que estamos trabajando, los heridos más graves fueron evacuados la semana pasada, así como muchas personas que no habían resultado heridas. Aquellos que están consiguiendo salir son a menudo quienes se lo pueden permitir, mientras que los que se quedan son los más vulnerables.

Escasez de combustible

El carburante es otro problema grave. En Guiuan, en el este de la isla de Samar, no hay combustible. El ayuntamiento nos ha prestado un coche, pero la gasolina no nos llega para salir de la ciudad. Estamos trayendo un segundo vehículo en avión, y suministros de combustible en barco. En cuanto tengamos gasolina, podremos llegar a las zonas más aisladas situadas a lo largo de las costas este y sur de la isla, que hasta ahora no han recibido asistencia.

Los voluntarios hacen el grueso del trabajo

El pueblo filipino –tanto los habitantes de la zona afectada como los venidos de otras partes del país– están haciendo el grueso del trabajo de asistencia: la labor de los voluntarios ha sido enorme. Es asombroso: he visto distribuciones de ayuda, equipos enteros de personas, conductores, personas que prestan inmuebles de su propiedad, sus coches, sus barcos, y todo ello sin cobrar. La gente nos está prestando un apoyo extraordinario, a MSF y a la ayuda internacional en general. En Palo, por ejemplo, el gobernador nos ha prestado su coche y combustible, y el departamento de Salud nos ha proporcionado alojamiento. Incluso una escuela de buceo nos ha dejado un barco para transportar nuestros suministros desde Cebú a Guiuan.

Acogidos en colegios y estadios

En Tacloban, la situación es catastrófica. Varios hospitales se están viendo obligados a realizar cirugía y cesáreas sin esterilización. Hay escasez de medicamentos, incluyendo de antibióticos. Y se ven cada vez más y más heridas infectadas. En un puesto de salud en Palo (al sur de Tacloban), el 70% de las consultas eran por esta causa. Además, debido a las condiciones poco higiénicas y a la falta de agua potable, los casos de diarrea están en aumento. La gente sigue acogida en colegios y estadios, y las necesidades son abrumadoras.

Nada de ayuda en algunas zonas rurales

En estos momentos, los esfuerzos de ayuda están concentrados en Tacloban, y ciertamente las necesidades allí son enormes. Pero apenas unos kilómetros más lejos, en localidades como Palo, Tanauan o Tolosa, apenas hay asistencia. En Tolosa, sólo hay un puesto de salud para sus 55.000 habitantes. En Talawan es incluso peor: no hay nada. En esta localidad, el alcalde sigue buscando algún emplazamiento en el que cobijar a unas 5.800 familias desplazadas, que están a la intemperie, sin agua ni comida. Y cuanto más te adentras en zonas rurales, menos ayuda hay, y en algunas áreas no ha llegado absolutamente nada. La gente no tiene más opción que dormir al raso, bajo las fuertes lluvias que caen a diario. Lo que hemos visto es que justo después del tifón, llegaron muchas organizaciones de diferente tamaño y capacidades, y que algunas tienen muy pocos suministros y se quedarán sólo dos o tres semanas.

Escasez de comida y agua

En muchas zonas, la gente sigue buscando comida, y tampoco tienen suficiente agua potable. Con el fin de prevenir problemas de salud en situaciones de emergencia como esta, se necesitan mínimo 20 litros de agua por persona al día, para consumo, aseo y cocina: una botella pequeña de agua al día no es suficiente. Además, sigue lloviendo mucho, y el cobijo es un gran problema. Vamos a distribuir tiendas esta semana: debido a la escasez de combustible, el transporte de suministros es imposible y no hemos podido hacerlo hasta ahora. También entregaremos bienes de primera necesidad, como kits de higiene y de cocina.

Importantes necesidades de salud

Con tantas estructuras de salud dañadas o destruidas, las necesidades de salud son enormes, sobre todo porque las condiciones de vida acrecientan el riesgo de infecciones respiratorias, neumonía y enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua. En la mayor parte de las zonas en las que trabaja MSF (Panay, Guiuan, Ormoc, Tacloban y Burauen), los servicios de salud están gravemente perjudicados, y nos estamos centrando en restablecer una atención primaria de calidad y servicios hospitalarios. En Guiuan, se ha instalado un hospital de campaña en los terrenos del hospital de referencia local, mientras que en Tacloban montaremos esta semana un hospital hinchable que incluirá todos los servicios, entre ellos urgencias, hospitalización y cirugía. En estos momentos, las mujeres con partos complicados no tienen dónde dar a luz de forma segura o por cesárea, así que una de nuestras prioridades es establecer servicios de maternidad, obstetricia y ginecología. En una situación tan extrema, la necesidad de atención en salud mental es abrumadora. Por eso, todos nuestros equipos incluyen además un psicólogo o especialista en salud mental: es una parte muy importante de nuestra respuesta y más rápida de poner en marcha que otros servicios con más necesidades logísticas.

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