Detallistas del Mercado Central de Zaragoza afrontan su reto más decisivo e ilusionante

Del 18 de enero y hasta fin de 2018 cuando se espera que acaben las obras de remodelación, se trasladan 58 de ellos al mercado provisional junto a San Juan de los Panetes, donde se van a habilitar 70 puestos, que el Ayuntamiento espera cubrir rebajando las exigencias de experiencia comercial a otros 12 vendedores aspirantes para completar la oferta

Puesto de carnicería junto a una de las columnas modernistas que sostienen la cubierta del mercado centenario. Foto: (AZ)

La alegre música de la Dixieland se cuela por los pasillos del Mercado Central y rebota por sus orfebrerías de hierro centenario. Siguiendo su sonido y el movimiento de los músicos se llega al puesto de demostraciones culinarias. Allí se disfruta de una degustación de mejillones a la marinera exquisitos.

Por supuesto, los moluscos son de una pescadería del mercado. Instantes después se invita desde los altavoces a recoger las participaciones en un sorteo… Al Mercado Central se viene a comprar, pero como esto no es un supermercado se puede disfrutar de una oferta mucho más atractiva y variada.

“Se trata de aportar un complemento a la clientela. Que la experiencia de compra no sólo sea adquirir unos productos. Queremos sorprender y deleitar. Que la gente disfrute”. El que habla así es José Luis Alcázar, responsable entusiasta de la dinamización del Mercado Central, que bajo su batuta bulle de actividades entre una clientela asombrada ante tanto trajín.

Y es que las compradoras y compradores de esta lonja centenaria son también de avanzada edad y les cuesta acoplarse al ritmo de propuestas incesantes. La dinamización que financian asociación de detallistas y Ayuntamiento busca complementar la compra de la clientela fiel y atraer a un público joven que se resiste. Además, es anticipo de una estrategia más amplia para conseguir que el mercado sea centro neurálgico y revulsivo de un área urbana que ha de recobrar su pujanza comercial y social al amparo del renacimiento del mercado.

Esta dinamización colabora en disponer al Mercado Central y a sus detallistas ante el reto más grande y decisivo de su historia: una remodelación integral y una reforma de su aspecto y su funcionamiento en profundidad con las que se juegan su ser o no ser. Se impone en toda su crudeza el lema “renovarse o morir”.

Consolidar la marca

El objetivo es que Mercado Central se transforme en una marca reconocible, de prestigio, asociada al producto fresco, de calidad y con precio asequible.

Tanto Alcázar como José Carlos Gran, presidente de la asociación de detallistas, son tajantes al respecto: la reforma del mercado no puede en ningún caso acarrear una subida de precios.

Para ellos, ni siquiera el importante desembolso que las y los tenderos han de hacer para colaborar en la rehabilitación justifica un posible encarecimiento de los productos. “Los precios bajos son una seña de identidad del mercado. Es imprescindible mantenerlos. Es una apuesta empresarial y se debe confiar en el incremento de las ventas”, sostienen ambos.

Carmen, que regenta una pollería, o Luciano, al frente de una carnicería, coinciden en el diagnóstico, pese al gran esfuerzo que les va a suponer el desembolso inicial de una fianza de en torno a 60.000 euros para colaborar en las obras de mejora y mantener su puesto en la renovada lonja, por el que luego habrán de abonar una renta de unos 100 euros al mes.

Y es que todos ellos y ellas son conscientes que la clientela, “a la que sin duda alguna se debe la pervivencia del mercado”, asegura Alcázar, peligraría si se elevaran los precios, siendo que además la lonja se asienta en un barrio de bajo poder adquisitivo.

Los precios no deben aumentar y los detallistas se van a reducir. De los 130 puestos actuales, el futuro mercado pasará a tener 70, más cuatro de hostelería en las esquinas centrales del recinto. Todos ellos ampliados y mejorados. Sus titulares tendrán la obligación de integrarse en la futura entidad de gestión encargada de administrar la lonja. El proyecto municipal pretende consolidar y recuperar el edificio, pero también reforzar el papel y el compromiso de quienes prestan sus servicios en él.

Una idea no sólo asumida sino jaleada por los y las vendedoras, que están volcadas con la iniciativa porque la consideran acertada y por eso ha generado “ilusión” en su colectivo, asegura Gran con entusiasmo. Carmen, la pollera, corrobora sus palabras: “Trabajo a gusto aquí. Me encanta hablar con la gente, satisfacer a los clientes. Es como venir a mi segunda casa”. Está encantada de renovar su ‘hogar’ y participar activamente en su relanzamiento.

Cambio de actitud municipal

El alcalde Santisteve (derecha) departe con un detallista en una de sus visitas al Mercado Central. Foto: (AZ)
El alcalde Santisteve (derecha) departe con un detallista en una de sus visitas al Mercado Central. Foto: (AZ)

La buena disposición de los detallistas no hubiera sido posible sin el cambio de actitud que ha aportado el actual gobierno municipal, tras años de parálisis del Ayuntamiento frente al reto del Mercado Central. Las y los vendedores que ahora han decidido seguir adelante con el proyecto han percibido ese nuevo impulso desde el Consistorio, asegura Gran, y confirma el carnicero Luciano, el más joven detallista de la lonja, que ahora ve una excelente oportunidad para impulsar su negocio.

Representantes del mercado y detallistas reconocen que les ha faltado adaptación a los nuevos formatos de venta y a los cambios en los hábitos de compra. Ahora perciben una gran ocasión de enmendar errores y están resueltos a ofrecer los servicios que demandará una nueva clientela. El objetivo es conseguir que “la gente disfrute comprando”, insiste Alcázar.

Que disfrute y que para ello disponga en el Mercado Central de dotaciones que faciliten unas compras cómodas y asequibles. La reforma del edificio lo va a transformar en un lugar confortable y dotado de un atractivo inigualable.

Pero además, la clientela contará con consignas refrigeradas donde dejar sus compras para recogerlas cuando les convenga o que las tomen los encargados del servicio a domicilio y se las lleven a casa.

También se implantará la venta por Internet, “aunque en producto fresco no es tan demandada porque la gente prefiere verlo”, matiza Alcázar.

Para quienes vengan a hacer la compra con niños o niñas se ofrecerá también zona de animación infantil.

Para quienes además de comprar quieran solazarse o simplemente tomar algo en compañía, tendrán a su disposición los locales de hostelería con sus correspondientes terrazas en el ramal de la avenida César Augusto que discurre junto a la fachada Este del recinto y que se transformará en peatonal.

El Mercado Central ampliará su esencia comercial para convertirse en centro de convivencia, de cultura y de ocio. Por eso contará también con sala de exposiciones y una sala multiusos para el desarrollo de actividades de variado contenido.

Por otro lado, se mantendrá la oferta de aparcamientos para clientes y clientas en los parkings de César Augusto y plaza del Pilar. Además, Alcázar propone instaurar un microbús circular por el Casco Histórico que pase junto al Mercado y lo conecte a enlaces o aparcamientos disuasorios en las lindes del barrio, “algo muy importante para mantener nuestra clientela del Actur, de otros barrios, del propio Casco Histórico o de pueblos cercanos”.

¿Y qué pasa con los horarios? ¿Cómo piensa competir el Mercado Central frente a las dilatadas aperturas de otros centros comerciales? “No podemos hacer jornada continua todos los días, pero quizá sí los jueves y viernes”, indica José Carlos Gran, quien añade que se empezará con una prueba piloto de 09.00 a 21.00 horas los jueves.

Un centro comercial adaptado al siglo XXI

Pescadería del mercado en plena actividad. Foto: (AZ)
Pescadería del mercado en plena actividad. Foto: (AZ)

Todos los cambios previstos se dirigen a transformar un espacio centenario y de gran valor artístico con origen en los inicios del siglo XX para incorporarlo al siglo XXI en estética, confort, dotaciones, hábitos de compra y oferta.

Los detallistas, sostén imprescindible de esta lonja emblemática de Zaragoza, lo tienen claro: “somos comerciantes y sabemos que tenemos que luchar todos los días. Pero este reto lo afrontamos con energía y convencidos de que va a ser positivo”, sostiene Gran.

Desde el 18 de enero de 2018 y hasta final de año en que se espera que acaben las obras de remodelación, se trasladan 58 de ellos (los que continuarán en la lonja remozada) al mercado provisional junto a San Juan de los Panetes, donde se van a habilitar 70 puestos, que el Ayuntamiento espera cubrir rebajando las exigencias de experiencia comercial a otros 12 vendedores aspirantes para completar la oferta.

Con ello se conformará el colectivo definitivo de los detallistas del ‘nuevo’ mercado, que dispondrán de una concesión del puesto por 50 años.

Estos vendedores acometen el reto comprometidos con “satisfacer a un público que nos ha sido fiel pese a las incomodidades y para ganarnos a uno nuevo ofreciéndole producto de calidad a buen precio y atractivas propuestas complementarias”, sentencia Gran.

A cambio de su entrega, los detallistas demandan al Ayuntamiento que, además de asumir un adecuado mantenimiento del edificio, corra con la promoción de la marca Mercado Central, con el impulso de sus propuestas complementarias y colabore con ellos en la comercialización y distribución de sus productos.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies