Este drama heroico se estrenaba el 28 de diciembre de 1897 en pleno corazón del París teatral. Contaba la vida de un soldado gascón, lunático y poeta, conocido por su enorme protuberancia nasal, pero también por su bella poesía, por su facilidad de verso y por su afan por los duelos y las peleas.
La obra, escrita por el joven y osado poeta Edmond Rostand, conoció un éxito sin precedentes que se extiende hasta nuestros días y se convertiría en un símbolo del teatro francés y universal, en un nuevo Quijote dramatúrgico representado por el mundo entero. Una muestra del poder de la palabra tanto en la vida como en la escena.