
La estatua de Pío Baroja en Madrid fue cubierta este domingo por una gran tela amarilla en el marco de la campaña #DestapaElTTIP. "Si el escritor viviera, se uniría al rechazo de la firma del Tratado de Transatlántico de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. Este pacto, que se negocia a espaldas de la ciudadanía, también afectaría a la cultura libre e independiente y daría aun más poder a la gran industria comercial", denuncia Ecologistas en Acción.
La Campaña No al TTIP, de la que forma parte Ecologistas en Acción, advierte que, si el tratado llegara a firmarse, la producción cultural europea se vería seriamente afectada por la irrupción sin trabas de la potente industria estadounidense. "El tratado podría significar una homogeneización cultural aún mayor y la inviabilidad de proyectos culturales independientes. Las subvenciones a la cultura europea serían denunciables por suponer 'competencia desleal' para estas empresas gigantes, apoyándose en el tratado", critican.
"De hecho -continúan-, una de las organizaciones impulsoras del tratado en EEUU, la Coalición de Industrias y Servicios (CSI), representa, entre otras, a empresas cinematográficas como 21st Century Fox o The Walt Disney Company. CSI representa también a gigantes de la información como Google. Exigen, entre otras cosas, que no haya restricciones en el almacenamiento de datos. Las usuarias y los usuarios de internet corren peligro de que se negocie con sus datos legalmente".
Para destapar el TTIP y sus implicaciones, se cubren símbolos de los ámbitos que están amenazados. Antes de tapar la estatua de Pío Baroja en la Cuesta de Moyano de Madrid, le tocó a La Osa y el Madroño de la Puerta del Sol, el emblema de la ciudad de Madrid. Y es que los ayuntamientos y los territorios también verían reducida drásticamente su capacidad de acción y decisión. "Si entrara en vigor el TTIP, se liberalizarían los servicios públicos y la contratación pública. Cualquier intento de desprivatizarlos podría ser objeto de denuncia ante tribunales privados que permiten a las multinacionales desafiar políticas públicas", apuntan.
"La salud y el medioambiente, así como para las condiciones laborales a uno y otro lado del Atlántico no saldrán bien paradas por un tratado que cada vez se enfrenta a un mayor rechazo social", concluyen.