Los pobres nunca han sido de fiar. En el siglo XVI se pretendió introducir un cierto orden, criterios objetivos para ver quién merecía la ayuda de los poderes públicos y de la gente de bien. Los pobres verdaderos podrían pedir limosna, los falsos, vagabundos y rufianes, a galeras.
Con el tiempo y el desarrollo de la modernidad, se inventaron una fantástica prueba de pobreza, “las casas de trabajo”, verdaderas cárceles, donde las condiciones de trabajo y de vida debían ser peores que en la calle, en los primeros talleres de la industrialización con infinitas horas de trabajo y condiciones de explotación extremas. Si las soportaban, es que podían ganarse la vida por sí mismos.
Las políticas sociales de los países democráticos y avanzados no son tan crueles. Pero cunden las sospechas. Que no engañen a nadie. Quizás son culpables de su situación de necesidad.
El Ingreso Mínimo Vital, la Vital como se llama en la calle, suscitó una enorme esperanza. Se “vendió” como un escudo protector “para que nadie se quede atrás”. Hoy es frustración y rabia. Lo pobres, otra vez en la cuneta.
Nadie puede negar la dificultad de la puesta en marcha de cualquier recurso o prestación de este tipo y más en medio de una espantosa pandemia que ha puesto al descubierto nuestros raquíticos sistemas públicos de gestión y de protección sanitaria, económica o social. Pero es alarmante que de 1.242.066 expedientes de solicitud de IMV, abiertos hasta marzo, sólo 210.720 hayan sido aprobados favorablemente.
Nueve meses de trabajo para resolver un raquítico 17% de los expedientes recibidos. El otro 83% o todavía no se han visto (23%) o están duplicados (6,6%), en “subsanación”, es decir, que falta documentación o tienen cualquier problema administrativo (5% ) o han sido denegados (48,4%). Muy poca eficacia.
El objetivo del Gobierno es llegar a 850.000 hogares, pero escasamente han alcanzado al 25% por ahora. Es difícil pasar “la prueba de pobreza” a tanta gente.
En Aragón, se han resuelto positivamente 6.422 de los 29.958 expedientes de solicitud. Sólo un 21,4% han tenido el reconocimiento de “la Vital”: ¡¡¡¡Suerte!!!!. Algo mejor que en el conjunto del Estado español. El resto están o denegados (54,25%) o “perdidos” en el laberinto administrativo (10,6 duplicados, 7,4 en subsanación, 6,35 sin tramitar). Un desastre.
Se puede ver esta información aquí.
El Gobierno de Aragón podía salir al rescate. Un mes más tarde de que se aprobara el IMV, el Gobierno de Aragón pone en marcha la Prestación Aragonesa Complementaria del Ingreso Mínimo Vital (Decreto-Ley 5/2020, de 29 de junio). Una tabla de salvación para los que no alcancen el IMV.
La vamos a llamar la PArCo por la parquedad de su voluntad protectora. Como “la Vital” sólo protege la pobreza extrema y va a tardar a desarrollarse en plenitud, como su gestión administrativa es enormemente compleja y los servicios de la Seguridad Social que tienen que gestionarla están desbordados por los temas derivados de la pandemia, sobre todo ERTEs, etc., se esperaba que el gobierno de Aragón cubriría esas lagunas.
Se esperaba que se ocuparía de la gente que quedara fuera de “la Vital” por sus altísimas exigencias para demostrar la pobreza de los solicitantes (hay que demostrar que se es muy, muy pobre y buen español o residente, empadronado, etc., etc.).
¿Qué ocurrió? Primero se deroga el Ingreso Aragonés de Inserción puesto que ahora el IMV se ocupará de “nuestros pobres”. Se mantiene esa prestación para los que ya la disfrutan hasta que finalice su derecho, ampliado ahora hasta el 31 de mayo.
Pero nadie más podrá acogerse a esta renta mínima aragonesa, aunque lo necesite. Y cuando los actuales IAI concluyan su derecho, seguro que ya tienen “la Vital”. Y si no la tienen, será que no la necesitan. No han pasado “la prueba de pobreza”, no son pobres.
El Decreto Ley del IMV ofrece cobertura legislativa para mejorar esta prestación en los territorios. La exposición de motivo de “la Vital” plantea con toda claridad la posibilidad de que las CCAA “complementen” el IMV, “tanto en términos de cobertura como de generosidad”.
“La Vital” únicamente se ocupa de la pobreza extrema. Es una ley suelo, de mínimos. Para 2021 garantiza 469,9 euros al mes para un individuo solo. La línea de pobreza extrema en Aragón está en 542 para un individuo solo. Así que “la Vital” únicamente garantiza cubrir menos del 87% de la situación de pobreza extrema. ¿Entrará el Gobierno de Aragón al rescate de los pobres, extremadamente pobres de esta Comunidad? Veamos.
En primer lugar, las condiciones de acceso a la PArCo serán las mismas que a “la Vital”. Los criterios de “vulnerabilidad económica” para acceder a este derecho serán los mismos.
Quien sea considerado vulnerable para “la Vital” tendrá esa prestación y quien quede excluido tampoco tendrá derecho a la prestación aragonesa complementaria. En realidad no complementa a ningún colectivo, individuo o familia que quede excluido de “la Vital”.
Por otra parte, las cuantías de cobertura serán las mismas que las de “la Vital”. Muy por debajo de la prestación que garantizaba el IAI, 491 euros para una persona sola, 21 euros más al mes que si cobrara “la Vital” o la PArCo.
En 2018 se acordó que el IAI se aproximara al 70% del SMI. Con ese criterio el IAI de 2021 debería ser de unos 617 euros como mínimo, 147 euros más que “la Vital” o la “PArCo”. Aún más, los individuos y familias que percibían el IAI podían disfrutar de complementos por pago de vivienda, o por situación de enfermedad, etc. Y las familias con menores tenían derecho a percibir la Ayuda de Integración familiar. Nada de eso se contempla en “la Vital” o la PArCo que incluso consideran incompatible con ellas la AIF.
En realidad, el Gobierno aragonés ha puesto en marcha una prestación que no es complementaria del IMV ni en cuantías ni en colectivos, individuos o familias a proteger. No sólo eso. En realidad, la PArCo, en trámite legislativo en este momento, está “congelada”. No tiene el desarrollo reglamentario necesario para que le gente que la necesite y no tenga “la Vital” pueda solicitarla Mucha gente en Aragón se queda fuera de cualquier garantía de ingresos
¿Será por falta de dinero ahora que el Gobierno de Aragón se va a ahorrar el dinero que pondrá el Gobierno central? ¿O será que se exigen unas pruebas de pobreza verdaderamente complicadas, burocráticas y difíciles de superar? Para que nadie se cuele “sin merecerlo”. Sólo para los muy pobres y que puedan demostrarlo. ¡Siempre hay que desconfiar de los pobres!