Ni el boicot de la Confederación Hidrográfica del Ebro, ni las trabas administrativas, ni el abandono institucional, ni siquiera el desplome de temperaturas han podido frenar la XLIII Bajada del Canal. La República Independiente de Torrero volvió a llenar de barcas, banderas y consignas un cauce convertido en símbolo de resistencia popular. El tejido vecinal y sus colectivos sociales mantuvieron este domingo en pie la histórica cita. Pese a las dificultades, fue la más multitudinaria de los últimos años en cuanto a embarcaciones, aunque con algo menos de público en las riberas.
Mucha juventud tomó el relevo. Peques que por primera vez se echaban al Canal, arropados por madres y padres, compartieron espacio con piraguas y barcas inflables —algunas llegaban casi sin aire— que abrían paso antes de las embarcaciones artesanales. Muchas de estas no lograron completar el recorrido, frenadas por la escasa altura del cauce y el exceso de calado. Hubo quienes terminaron nadando, entumecidos y agotados, empujando barcas hechas de somieres, puertas, corchos o bidones. Todo vale en la Bajada del Canal.
Fotos: Iker G. Izagirre
Pasadas las 14:00 horas llegaron las últimas embarcaciones. La salida, como siempre desde la pasarela del Rincón de Goya, se demoró más de una hora: mandos de Bomberos exigieron chalecos salvavidas a todas las personas participantes. “Las y los peques siempre los llevan”, recordaban desde la organización, que un año más tuvo que afrontar trabas burocráticas añadidas. Algo a lo que, por desgracia, ya están acostumbradas las gentes de la Asociación Cultural El Cantero y las asociaciones vecinales La Paz, Venecia y San José.
Los puentes del recorrido se vistieron con banderas palestinas y pancartas reivindicativas. Desde el agua se escuchó fuerte el grito de “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”, enlazando el Canal con las luchas globales contra el genocidio. También se visibilizó el “SOS Zonas Jóvenes” —protagonista en la víspera—, la defensa de la educación y la sanidad públicas, las voces contra el sionismo y en defensa de la tierra: “Salvemos Canal Roya” o “Salvemos los Pinares de Venecia”. Los lemas de esta edición resumían bien el espíritu de la jornada: “Canal refugio natural” y “Solidari@s desde el río hasta el mar”.
⭕ La solidaridad con Palestina y la denuncia contra el genocidio muy presente, un año más, en la Bajada del Canal 🇵🇸🍉 pic.twitter.com/r8seUcg2nQ
— Iker G. Izagirre (@igoiz17) September 21, 2025
Autogestión frente al abandono institucional
Vecinas y vecinos de la República Independiente de Torrero, hastiados por la desidia de las administraciones, aprovecharon la cita para reclamar, una vez más, el cumplimiento del Plan Especial del Canal y denunciar el abandono por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro. La CHE no solo no ha atendido las solicitudes de limpieza y cierre de compuertas, sino que en su autorización oficial se eximió de responsabilidades, trasladándolas a las entidades organizadoras. Una desresponsabilización que, para el tejido vecinal, evidencia el desprecio institucional hacia el Canal y los barrios. Y es que fue en la jornada previa y la misma mañana del domingo, cuando las propias vecinas y vecinos acometieron una limpieza exprés del Canal. Un esfuerzo colectivo que evidencia la capacidad de autogestión del barrio.
Desde hace más de cuatro décadas, la Bajada del Canal se ha consolidado como una de las expresiones más potentes de la cultura popular zaragozana. Nacida en los años ochenta como iniciativa vecinal, festiva y de denuncia frente al abandono del barrio, cada edición ha reunido a centenares de personas que convierten sus aguas en un río de creatividad, humor y reivindicación. Una memoria colectiva que sigue viva en 2025. “La Bajada del Canal es mucho más que una fiesta —concluyen las asociaciones organizadoras—: es un acto de resistencia vecinal frente al abandono institucional y un recordatorio de que el Canal debe ser un espacio público, vivo y cuidado”.

