Creeis que todo tiene un límite, así estáis todos limitados

En diversos foros, incluidas las más altas instancias oficiales del Reino de España, abundan las respuestas a la pregunta: ¿Qué hacer para mantener vivo el medio rural? ¿Cómo repoblar las zonas de interior que se están vaciando? Ante estas preguntas, opinólogos y expertos de todo pelaje y condición contestan con variopintas recetas: descentralizar los organismos oficiales del Estado, bajar los impuestos a las empresas que se queden en los pueblos, traer a familias con críos en edad escolar, fomentar la natalidad o el teletrabajo, entre muchas otras. Si bien este tipo de medidas si se llevan efectivamente a cabo tienen …

En diversos foros, incluidas las más altas instancias oficiales del Reino de España, abundan las respuestas a la pregunta: ¿Qué hacer para mantener vivo el medio rural? ¿Cómo repoblar las zonas de interior que se están vaciando? Ante estas preguntas, opinólogos y expertos de todo pelaje y condición contestan con variopintas recetas: descentralizar los organismos oficiales del Estado, bajar los impuestos a las empresas que se queden en los pueblos, traer a familias con críos en edad escolar, fomentar la natalidad o el teletrabajo, entre muchas otras.

Si bien este tipo de medidas si se llevan efectivamente a cabo tienen un efecto positivo sobre las personas que vivimos en los pueblos, no serán, en ningún caso, una solución al problema de despoblación que enfrentamos. La provincia más rural de Aragón, Teruel, ha pasado en 100 años de 251.994 habitantes a 135.858 (1900-2001). Los habitantes del medio rural hemos visto como sistemáticamente han explotado los recursos de nuestra tierra personas cuyos intereses se encontraban lejos del territorio, al mismo tiempo que muchos de nuestros vecinos y seres queridos emigraban.

Las medidas que se proponen en estos foros son parches que en el mejor de los casos conseguirán mantener y atraer a una parte de la población, pero de ninguna manera lograrán equilibrar la desigualdad existente entre el campo y la ciudad, ni tampoco volver a las cifras de población de principios de siglo. Y es que vienen viciadas desde su mismo planteamiento.

La banda de punk Eskorbuto cantaba “creéis que todo tiene un límite, así estáis todos limitados”. Y eso es precisamente lo que ocurre con las recetas de desarrollo que se tratan de aplicar para el medio rural. Todas o casi todas se enmarcan dentro de los límites de la imaginación de estrechos márgenes del mercado y de la burocracia del Estado. Y es que, la cruda realidad es que la despoblación en España es una consecuencia directa del sistema capitalista en el que vivimos inmersos y la única forma viable de superarla es superando sus lógicas para construir territorio desde otras ideas diferentes. Y es que el capitalismo al mismo tiempo que sustrae la riqueza de la mayoría social para repartirla en muy pocas manos, desplaza a las personas de sus territorios para amontonarlas en la ciudad.

Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. De hecho, también es más fácil imaginar la desaparición del medio rural que unos territorios vivos y florecientes. Y esto es porque el capitalismo y la acumulación de personas en la ciudad son dos caras de la misma moneda. Aunque estemos lejos de lograr una sociedad de base diferente, para enfrentar el problema que tenemos encima vamos a necesitar importantes dosis de imaginación y sobre todo, no limitarnos en el pensamiento.

De hecho, no se había visto una movilización importante de recursos hacia el medio rural hasta que un diputado de Teruel Existe ha sido necesario para gobernar. La llegada de este diputado se ha salido del guión que instancias oficiales, expertos, opinólogos y consejos de administración tenían para el medio rural. Para muestra el ninguneo de las más altas esferas al movimiento ciudadano y a los habitantes de Teruel en el congreso “El futuro de la España despoblada” , no vaya a ser que cunda el ejemplo.

En mi opinión personal, una salida para mejorar la vida en nuestros pueblos es pensar el territorio en clave ecosocialista y trabajar desde estas coordenadas en el día a día. Defender que los recursos del territorio se exploten en el propio territorio siendo de propiedad pública y de gestión colectiva, generar empleo desde las mismas comunidades, defender unos servicios públicos pensados por y para la gente que vivimos aquí, cuidar de nuestro de medio ambiente y lograr que la vivienda sea un derecho efectivo para todos. En Artieda, mi pueblo, pensamos un poco más allá de los límites y no nos está yendo tan mal.

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