Continúa el imparable deterioro de la Sanidad Pública

A la falta crónica de personal, fundamentalmente de enfermería, se une el incremento de la factura farmacéutica hospitalaria, la infradotación de material, de medios personales y el deterioro de equipamientos médicos. Todas estas circunstancias “son aprovechadas por empresas y consultas sanitarias privadas que ven un nicho de negocio cada vez mayor”.

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

La Asociación Aragonesa en Defensa de la Sanidad Pública, Marea Blanca, AVV San José, AVV Las Fuentes y FABZ –organizaciones que defienden una Sanidad Pública digna y universal-, denuncian el imparable deterioro de ésta última en favor de la Sanidad Privada. A esto hay que sumar las precarias condiciones de trabajo que soportan en muchas ocasiones los y las profesionales sanitarios. Los problemas se acentúan aún más cuando llega la época estival. Lo que favorece “un desvío de inversiones hacia la Sanidad Privada” argumentando que la Sanidad Pública no cumple con los objetivos, “siendo esto una tremenda falacia”, afirman las organizaciones.

Los motivos de semejante deterioro son varios. Uno de ellos es la infradotación de medios personales -escasas sustituciones en periodo vacacional- en especial en Atención Primaria y en el mundo rural, y de infraestructuras, con el cierre de cientos de camas hospitalarias y de consultas por falta de personal “con el consecuente incremento de las listas de espera, tanto quirúrgicas como de atención especializada, e incluso en Atención Primaria”, reconocen. Además de la sobrecarga del personal sanitario que en muchas ocasiones llega a niveles intolerables.

Otro de los motivos, según las organizaciones que defienden una Sanidad Pública digna y universal, es la carencia de material sanitario en almacenes y el deterioro de los equipamientos médicos, “sin reposición desde hace muchos años”. Circunstancia que aprovecha la Industria Farmacéutica y de Tecnologías, que ofrece su reposición “gratuita” pero como contrapartida incrementa la venta de sus productos a largo plazo, quedando la Sanidad Pública prisionera de este gasto. “Así, la factura farmacéutica hospitalaria -y de material para equipos- se incrementa año tras año. Mientras tanto se exigen copagos de medicamentos a pensionistas con escasa capacidad adquisitiva”, señalan.

La falta crónica de personal, fundamentalmente de enfermería, condiciona además una inadecuada atención a los usuarios y usuarias de la sanidad y una salud laboral precaria de dicho personal. “Por estos motivos es importante su reposición, pero también porque debería reforzarse el papel de los servicios públicos como generadores de empleo en situaciones como la actual de desempleo masivo. Esto mejoraría tanto la atención de nuestra salud y paliaría la creciente desigualdad social”, subrayan estas organizaciones.

El problema que presenta la administración del servicio de Radioterapia es otro de los focos hacia donde estas asociaciones dirigen su malestar. “Exigimos la compra de instrumentos para realizarla, que ya deberían haberse comprado hace tiempo, y que éstos sean por concurso y de titularidad pública. No consentiremos ningún convenio con empresas sanitarias para esta acción, sino una compra 100% pública”. Al mismo tiempo reclaman no realizar negocios con empresas privadas, “por una mala gestión de compras, de instrumentación y usando el sufrimiento de los y las pacientes”. Y colocan el origen de todos estos problemas y carencias en una sola dirección, la Consejería de Sanidad.

En definitiva, todas estas circunstancias “son aprovechadas por empresas y consultas sanitarias privadas” -Aragón es uno de los territorios con mayor nivel de asegurados con la sanidad privada- “que ven un nicho de negocio cada vez mayor, auspiciado por una administración sanitaria que sigue en la línea de incrementar las derivaciones y conciertos con dichas empresas en detrimento de los presupuestos de la sanidad”, concluyen.

Por todo ello, dichas asociaciones, exigen “la reposición de lo recortado y la reversión de las privatizaciones”. Un negocio que en estos momentos se encuentra en auge y que perjudica seriamente tanto a los y las profesionales sanitarios, como a la ciudadanía, que ven mermado este servicio básico y público en detrimento de su salud.

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