La política tiene estas cosas. Puedes levantarte de la cama un día de calor veraniego y ver que en un tiempo récord jamás visto, con celeridad máxima, se da vía libre a la reforma del impuesto de sucesiones y donaciones para conceder regalos a los ricos. En un cierre absolutamente por arriba en el que no se ha permitido el debate que requiere esta cuestión y que tiene su punto de origen en la calculadora electoral, herramienta que va a ser muy usada en este año que queda para agotar la legislatura, el PSOE trata de instalar el mensaje de que los y las aragonesas no vamos a notar cambios, en un mes todo solucionado y pelillos a la mar.
Pero, ¿si le va a ir tan bien a ese exiguo 5% de la población aragonesa que paga el impuesto de sucesiones que dice necesitar esta reforma “para su bienestar”, quiere decir que el Gobierno de Aragón va a poner el mismo cuidado en el bienestar del 95% restante? Rotundamente no. Las cuentas no engañan y esta derechización de la política de este PSOE “electoralista” va a suponer cuarenta millones menos para la inversión social que se traduce en dejar de desarrollar muchas medidas en Sanidad y Educación.
Al mismo tiempo que el presidente Lambán negociaba la reforma del impuesto por la derecha con Cs, a la que seguidamente se sumaron PP y PAR para llevarla a las Cortes y dejarla lista en un verano, nos hacía la trece catorce a los y las aragonesas siguiendo adelante con la recaudación del ICA (Impuesto de Contaminación de las Aguas), impuesto injusto y que tenemos que pagar de manera sobredimensionada por el cúmulo de irregularidades, desmanes, sobrecostes, en definitiva pufos, de los gobiernos PSOE-PAR y PAR-PP en la gestión del Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración. En este tema, la agenda del gobierno es clara, dar la espalda a la ciudadanía aragonesa que salió por miles a protestar contra el ICA y su trama.
Al mismo tiempo, además, el presidente pretende detener el reloj, que olvidemos este verano nefasto para la política social como si no hubiera sucedido. Mientras concede prebendas al 100% de los ricos aragoneses ya se ha olvidado del 100% de la emergencia social.
Y es que ya este mismo verano en el que el Gobierno extiende la alfombra roja a la clase más pudiente de Aragón, hemos tenido que asistir con asombro a una modificación de crédito por parte del gobierno para poder abonar las becas de comedor de verano, que pone de manifiesto la mala planificación y gestión de las partidas presupuestarias, pues para contar con el dinero preciso se vieron afectadas otras partidas no menos necesarias como ayudas a la seguridad social de las cuidadoras, IAI (Ingreso Aragonés de Inserción) y prestaciones económicas de la dependencia.
Entrando en el período estival también pudimos comprobar que un curso más, la respuesta de este gobierno a las necesidades de la gente corriente sigue siendo claramente insuficiente e irresponsable cuando hablamos de ayudas básicas cuyos beneficiarios, además, son los menores en situación de pobreza y exclusión social. La convocatoria de becas de comedor para el curso 2018-2019 es excluyente y establece requisitos restrictivos que deja a muchos alumnos y alumnas fuera. Familias de origen extranjero que se encuentran en período de tramitación del NIE o familias en las que haya cambiado su situación económica en los últimos dos años no van a poder solicitar una beca de comedor. Tampoco lo podrán hacer aquellas en cuyo centro educativo no haya comedor escolar, por lo que se produce una doble discriminación sobre todo para el alumnado del medio rural, porque dependiendo de dónde se viva es más difícil todavía acceder a los recursos públicos.
Le hemos recordado al gobierno que es el responsable máximo del bienestar de los y las menores de nuestra comunidad y que ha de velar por ello cumpliendo con todas las leyes de la infancia y protección social que así lo contemplan. Por tanto, basándose en esa responsabilidad, es urgente que se modifique la convocatoria de becas de tal manera que puedan considerarse al inicio de este curso que va a comenzar todas las solicitudes que han quedado fuera por estos motivos.
No más allá de septiembre, mientras la inmensa mayoría seguirá como cada día peleando por la vida, se aprobará una reforma que beneficia únicamente a una privilegiada minoría y que acabaremos pagando el resto con menos derechos y calidad de vida. El presidente Lambán quiere que se olvide cual tormenta de verano su política de concesiones a las familias adineradas y su política de contenciones a las familias que menos tienen. La política tiene estas cosas. Llegará otoño y volveremos a sacar las mismas chaquetas.
