Hemos dado razones de peso para estar hoy, lunes 2 de julio, a las 12.00 frente a la Consejería de Educación de Gómez Laguna diciendo todas las verdades de la situación de recortes que estamos viviendo. Sabemos que dos de cada tres interinos e interinas podrían quedarse sin trabajo el curso que viene, lo que significa que unos 2.000 compañeros y compañeras estarán en el paro próximamente. Sabemos que habrá desplazados y desplazadas de su puesto de trabajo, lo que significa que muchas familias tendrán que modificar sus expectativas y sus planes.
abemos que las ratios de bachillerato han subido, que se van a cerrar cientos de aulas en la escuela rural, que el aumento de horas de docencia supondrá un aumento del número de alumnos y alumnas por profesor o profesora y un descenso de la calidad en la educación.
Sabemos que hay nuevos recortes como la disminución de horas para jefes de departamento y los y las jefes de actividades extraescolares, lo que supone la no posibilidad de realizar sus funciones en buenas condiciones. A este respecto queremos publicar la carta de un jefe de actividades extraescolares donde se explica esta situación y sus consecuencias:
Por la ORDEN de 8 de junio de 2012, de la Consejera de Educación, la jefatura del Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares solo tendrá un período lectivo de reducción.
Al elaborar la memoria de este departamento me surgen una serie de reflexiones. La primera: solo cabe esperar, en general, que la voluntad y la imaginación compensen la falta de recursos económicos, tanto del centro, como de las instituciones, como de las familias, para seguir realizando las actividades académicas y extra-académicas que nos hacen crecer como personas y como comunidad educativa, y como sociedad.
A tenor de la reducción de la compensación lectiva a esta jefatura, y observando la cantidad y calidad de las actividades extra-académicas que se realizan en un centro, podemos considerar que el paso de tres horas lectivas de reducción a una, para este Departamento, va a dificultar claramente la coordinación, dinamización y ejecución de estas actividades. Es de suponer que el profesorado tendrá menos tiempo real para plantear el trabajo extra que suponen estas actividades. Por lógica: que habrá menos que coordinar. ¡A recortar! Estamos de nuevo ante un círculo enmarañado y triste, donde los perjudicados son los estudiantes, que van a recibir una atención menos individualizada, menos rica, donde el profesor será un mero guardián de una clase llena de alumnos, en un horario y calendario extenso y completo. No habrá lugar para la ilusión ni la improvisación ni el enriquecimiento personal y colectivo. No se podrá atender a la diversidad ni a los diferentes intereses personales de los estudiantes, ni el profesor tendrá tiempo ni ganas de salirse de su programa, donde se salvará el que pueda. Esto ya lo hemos dicho y gritado. Pero quiero recalcar que precisamente las actividades complementarias y extraescolares son instrumento privilegiado para conseguir esa atención tan especial que merecen todos los estudiantes, y donde el profesor desarrolla mejor todas sus potencialidades creativas y de interacción con el alumnado. Será imposible conseguir la variedad, calidad y cantidad de actividades que hasta ahora este departamento coordinaba, todas esas actividades que a los profesores les suponía siempre tiempo extra, con riesgo normalmente de su salud y adquiriendo una responsabilidad que extralimitaba sus funciones como docente, en tiempo y en disponibilidad. Por cierto, para estas salidas urbanas o en medios de transporte, de unas horas, de unos días, de semanas, no se requerían listados para que la administración educativa tuviera una relación de profesores que realizaban una actividad fuera de su horario escolar.
¿Cómo podemos asumir ya desde ahora las dificultades con las que nos podemos encontrar para coordinar esta cantidad, variopinta, enriquecedora, diversa, de actividades? La reducción de la “reducción de la jefatura” en horas lectivas de este departamento -un mal menor, desde luego, ante toda la situación global-, hace pensar que será difícil coordinar las actividades complementarias con la fluidez y ligereza pretendidas hasta ahora. Sin duda, como ya he indicado, y para concluir, el aumento de carga lectiva también en el resto del profesorado y el aumento de ratios también van a dificultar que los docentes añadan a su actividad docente y académica todas estas actividades complementarias y extraescolares. En estos tiempos de recesión, donde parece que hemos de compensar los errores de los grandes gestores económicos y políticos, nacionales e internacionales, esta es una gota más en el negro panorama donde se deja escaso margen a la vocación y a la ilusión, para centrarnos en una educación que sea una mera guarda de cuantos más estudiantes mejor, sin poder aportarles un crecimiento personal y social más rico y variado, algo que promueven especialmente estas actividades. ¿Qué futuro nos espera? La ausencia o reducción de estas actividades -insisto: un mal menor en este negro panorama-, va a terminar de perfilar el diseño de una sociedad monocorde, adocenada e insulsa. Si hasta ahora observamos una lentitud de reflejos, podemos adivinar una paralización total del espíritu crítico y de la solidaridad. ¿Es la sociedad que les gusta a nuestros políticos? A nosotros, no.
Sabemos que el curso que viene van a seguir los recortes si no los paramos, si no decimos que no, si no contamos las verdades que tenemos que contar.
Marea Verde Aragón