Este miércoles, 14 de octubre de 2020, se ha celebrado en el Ayuntamiento de Uesca una reunión extraordinaria y urgente de la Comisión Informativa de Relaciones Institucionales y Participación Ciudadana para tratar la aplicación de la Ley de Memoria Democrática de Aragón. Entre las propuestas de cambio de nombres de calles y plazas, entre otras, está la de no retirar la placa franquista ubicada en el patio de la Casa Consistorial. "¿Cómo es posible que un alcalde socialista defienda a capa y espada una placa franquista, aun a sabiendas de que puede costarle a la Casa Consistorial la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) que hemos solicitado?”, señala Óscar Sipán, portavoz del grupo municipal Con Huesca Podemos Equo. Y es que la Ley 14/2018, de 8 de noviembre, de Memoria Democrática de Aragón, lo deja muy claro en su artículo 31.7: “En aquellos casos en los que se incoe expediente de declaración de un lugar como bien de interés cultural deberá valorarse negativamente la existencia de simbología franquista, si la hubiere”.
Cabe recordar que Luis Felipe encargó un informe sobre la placa franquista a la archivera municipal del ayuntamiento. Un lugar que diariamente visitan numerosos turistas, que suelen fotografiara los Gigantes y Cabezudos, las armaduras decorativas y el busto del Chusticia d’ Aragón, Don Juan de Lanuza, y cuyo paisaje de fondo corresponde a dicha placa. El artículo 31 de la Ley 14/2018, de 8 de noviembre (Elementos contrarios a la memoria democrática) indica que “se considera contraria a la memoria democrática de Aragón y a la dignidad de las víctimas la exhibición pública de elementos o menciones realizados en conmemoración, exaltación o enaltecimiento individual o colectivo del golpe de Estado de 1936 y del franquismo, de sus dirigentes o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial, tales como placas, escudos, insignias, inscripciones, anagramas y otros elementos sobre edificios públicos o situados en la vía pública”.
El informe aseguraba que, en el texto de la placa, “no se produce ningún enaltecimiento gratuito, ni se incluyen los vítores, ni las imágenes de yugos, flechas o escudos tan frecuentes en la época […] La lápida es un documento epigráfico que data e informa sobre una actuación realizada en un inmueble. Es inseparable de él y no tiene sentido separada del mismo”, pese a incluir el agradecimiento explícito a su Excelencia el Caudillo, Francisco Franco, el Generalísimo.
“Si a la placa le sumas la defensa de las calles de siete alcaldes no elegidos democráticamente, más que la aplicación de una Ley de Memoria Democrática parece un ejercicio de olvido, un contrasentido. La creación de una mesa de trabajo multidisciplinar para tratar el callejero oscense y la retirada de vestigios franquistas, ha sido una reivindicación histórica en la ciudad. Luis Felipe, deprisa y corriendo, apura los 18 meses que teníamos para aplicar la Ley, y pone en riesgo la declaración de BIC de la Casa Consistorial”, sentencia Sipán.