Qué hacemos con los recursos públicos que han sido privatizados? ¿Auditamos la deuda local y decidimos no pagar la parte ilegítima? ¿Nos reconocemos como mayoría social y decidimos el asalto democrático a las instituciones para un buen gobierno? ¿Qué nivel de implicación ciudadana personal nos requiere participar en una democracia real? Son muchas las incógnitas pero también las posibilidades que abre un proceso constituyente como el que estamos viviendo.
Desde un punto de vista radicalmente democrático, deberíamos discutir todo esto y muchas más cosas. Afortunadamente, existe mucha experiencia acumulada y una coyuntura más que propicia para construir el futuro. La irrupción de Podemos ha abierto un espacio de lucha optimista al aglutinar un descontento muy generalizado más allá de opciones ideológicas marcadas. La sincronización de luchas 15M con movimientos más clásicos y nueva gente movilizada -que hasta ahora no votaba o votaba al bipartidismo- ha compuesto una mayoría social difícil de definir y a la vez rebosante.
No podemos pasar por alto el enroque del régimen con el traspaso apresurado de la corona de JCII a FVI ni las manifestaciones masivas en contra de cualquier decisión tomada desde arriba sin consultar a las ciudadanas. La casta más elitista no será la única que moverá sus fichas. ¿Qué hará el PSOE? ¿Qué hará IU? ¿Catalunya? ¿País Vasco?
En este contexto, el Movimiento por la Democracia ha propuesto a partidos y movimientos de la nueva hegemonía trabajar juntas en una Carta por Zaragoza. La carta se ofrece a todos los territorios para que desarrollen su candidatura ciudadana, como la decidan, según las condiciones específicas de cada lugar. En Zaragoza se han dado cita varias personas a título individual como primera aproximación, algunas de ellas participantes en Podemos, Puyalón y Partido X, otras miembros del movimiento vecinal y colectivos sociales, así como otras tantas que acudieron como ciudadanas interesadas en pensar juntas cómo seguir.
Tras una puesta en común de la coyuntura, el debate se ha centrado en el cómo articular un frente común ciudadano para el asalto electoral. La escasa cultura de la participación democrática y la fuerza de las redes clientelares, sobre todo en muchas zonas rurales, han sido algunas de las dificultades señaladas durante el debate. Sin olvidar, claro, los retos que supone articular la mayoría social surgida en las elecciones europeas en un sujeto que se reconozca a sí mismo como capaz de asumir el autogobierno de ciudades y pueblos.
La federación de competencias -una de las banderas metodológicas del Partido X, que propone que cada una aporte más en lo que más sabe- parece ya naturalmente asumida por todas. Suena lógico: Todo el mundo ha estado haciendo algo hasta ahora, todo el mundo sabe algo. No se habló en esos términos, pero sí se dejó entrever que Puyalón tiene conocimientos de cómo funcionan las instituciones locales; Partido X puede aportar técnicas de democracia directa que ya existen con éxito en otros lugares; el movimiento vecinal también está ahí componiéndose y logrando algunas victorias a pequeña escala... Sin olvidar, claro, las inquietudes y capacidades que aportará cualquier otra persona movilizada, que no son pocas a juzgar por la asistencia que reciben las asambleas de Podemos. Y, por qué no, también IU podría tener cabida en una candidatura desde abajo, siempre que participe en el mismo marco de democracia directa que nace con este nuevo escenario constituyente.
Para el Movimiento por la Democracia, no es momento de conformarse con pactos de mínimos entre siglas sino de empezar a construir un nuevo pacto social. Su propuesta es hacerlo empezando desde los ayuntamientos, no solo porque dentro de un año tendremos elecciones municipales, sino sobre todo porque son el primer eslabón institucional donde la actual gobernanza (élites financieras + bipartidismo) empieza a expoliar lo que de todas es. Aprender a decidir colectivamente qué gestión de los recursos y servicios es mejor, qué infraestructuras son prioritarias, qué necesitan los barrios y las personas... en definitiva, cómo queremos distribuir la riqueza que generamos como sociedad para garantizar la vida digna de todas, es un primer paso necesario para afrontar la conquista democrática de instituciones estatales -sin olvidar la alianza interestatal con el Sur europeo- que nos salve de la intemperie en la que nos ha dejado la casta.
La apuesta municipalista es, pues, una escuela de democracia para cualquiera que cree que hay mejor forma de gobierno que la actual y que podemos hacerla posible. A todas compete, de la forma más democrática que encontremos, construir el nuevo buen gobierno. La oportunidad sigue abierta y el debate continúa.
Si formas parte de una asociación vecinal, colectivo, marea, ONG u organización de otro tipo; si llevas tiempo trabajando sobre cuestiones relacionadas con Zaragoza; si quieres formar parte del grupo promotor de esta iniciativa, el Movimiento por la Democracia te invita a contactar en mpdzaragoza@gmail.com.
Para seguir la discusión en abierto, puedes usar el hashtag #CartaZaragoza en Twitter o Facebook.
Marta Cambronero, periodista y miembro de Grupo de Estudios Metropolitanos AZofra | Para AraInfo
