Grecia intensificará el desalojo de Idomeni a partir de este martes, cumpliendo las directrices europeas que puedan hacer efectivo el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía. El complicado desalojo se prevé largo por parte de las autoridades helenas, y desde primera hora de la mañana el acceso al campo para las personas voluntarias y oenegés ha estado restringido.
La presión sobre los migrantes y solicitantes de asilo ha sido continua en las últimas jornadas por parte de la policía griega, con el fin de amedrentar a aquellas familias que aún albergaban algo de esperanza por poder proseguir su viaje hacia el centro y norte de Europa.
Como medida para aumentar dicha presión sobre las personas acampadas en Idomeni, y según informan periodistas y voluntarias desplazadas al norte de Grecia, el gobierno heleno habría cortado el suministro de agua al campo de tránsito, después de haber prohibido en la jornada del domingo que las personas voluntarias llevaran alimentos hasta Idomeni.
El portavoz del gobierno griego Giorgos Kyritsis, declaraba a la televisión helena que todos los migrantes serían trasladados. “Algo como Idomeni no se puede mantener. Solo ayuda a los intereses de los contrabandistas", afirmaba Kyritsis.
Por su parte, y en lo que se prevé un complicadísimo proceso de desmantelamiento, la policía ha comenzado a desalojar, utilizando material antidisturbios y gases lacrimógenos, a las aproximadamente 2.000 personas que permanecían acampadas en la vías que comunican Grecia con la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM). Desde la ocupación de estas vías, hace más de un mes, el tráfico comercial ferroviario había tenido que realizarse a través de Bulgaria.
Además, en la mañana de este lunes también habría sido desalojado el campo situado en el Hotel Hara, en los afueras de Evzoni, situado a unos tres kilómetros de Idomeni, donde, según los datos oficiales, permanecen a día de hoy 8.424 personas, la mayor concentración de solicitantes de asilo atrapados en Grecia, donde hay más de 54.000 personas en esta situación repartidas por el país.
Para el desalojo de estas personas la policía griega está desplegando un gran dispositivo en la zona, de cientos de agentes, y desplazando vehículos blindados del ejército a la zona. Diez escuadrones de policía partían desde Atenas hacia Tesalónica, para posteriormente acceder a la frontera con ARYM. Un despliegue con el que tratarán de trasladar a todas las personas acampadas en Idomeni hacia los campos militarizados que se han ido construyendo en los dos últimos meses.
Kyritsis ha utilizado ciertos eufemismos inaceptables en sus declaraciones, asegurando que el dispositivo se encargaría de evitar que se produzcan enfrentamientos, contribuyendo al traslado “voluntario” de los refugiados a los centros de acogida. Centros de internamiento militarizados en los que no hay acceso para los voluntarios ni la prensa. Una suerte de cárceles que posibilitarían las deportaciones hacia Turquía, en cumplimiento del acuerdo adquirido con el país otomano por parte de la Unión Europea.
Además, el portavoz del gobierno heleno, aseguró que la mayoría de los migrantes tienen su permiso de estancia en Grecia caducado, y que sólo en estos centros de internamiento podrán conseguir una prórroga. Sin embargo, esta situación también podría significar el principio de las devoluciones, amparadas por una base legal.
Mientras, en Idomeni voluntarias desplegadas en la zona, hablaban de excesiva violencia utilizada por la policía en el, ya iniciado, proceso de desalojo de las cerca de 2.000 personas acampadas sobre las vías.
Un inmediato desalojo que sin duda ofrecerá imágenes lamentables que no podremos ver. La policía también ha prohibido las cámaras en el campo de Idomeni.
