Carta abierta al Presidente Lambán

Carta abierta

Señor Presidente,

En el proceso de tramitación de la Ley de Memoria Democrática se ha presentado una enmienda en virtud de la cual todas las leyes del Estado, incluida la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía, “se interpretarán y aplicarán de conformidad con el derecho internacional convencional” y el derecho internacional humanitario, por el cual “los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tienen la consideración de imprescriptibles y no amnistiables”.

Una enmienda, a mi juicio, de carácter simbólico y sin efectos prácticos.

Desde la ratificación por parte del Estado español del Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles (abril de 1977) y la entrada en vigor de la Constitución española (29 de diciembre de 1978), que incluye un artículo (el 10.2) que establece que “las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”, los crímenes perpetrados durante el genocidio franquista tienen la condición de imprescriptibles y no amnistiables.

La Ley 46/1977, que no se deroga, se convirtió en una especie de “ley de punto final” por la interpretación que han hecho de ella los Jueces y Tribunales españoles.

Sin embargo, Señor Presidente, ese texto, exclusivamente simbólico, ha servido para que Su Excelencia llegue al insulto, denominado “belicosos” a todos “los nietos de los combatientes de la guerra”.

Sepa, Señor Presidente, que los descendientes de quienes lucharon por la democracia en la guerra de España de 1936-39 y, en ocasiones, posteriormente en la II Guerra Mundial, distamos mucho de ser belicosos. Jamás he oído llamamientos a la venganza entre nosotros y, mucho menos, a imponer nuestras razones por las armas. Simplemente, se solicita Justicia y Reparación.

Mis convicciones democráticas hacen que acepte que se puedan recomendar artículos primorriveristas, que se intente blanquear una de las más cruentas dictaduras habida en el Mundo, como fue la franquista, un genocidio sistemático y una persecución inmisedicorde de quien no era fascista o, simplemente, no miraba hacia otro lado ante las tropelías cometidas.

Intentaré, con la palabra y la pluma, convencer de lo contrario a quien lo haga, pero ni lo perseguiré ni siquiera lo insultaré.

Señor Lambán, no le pido que reflexione, ni que se informe sobre lo que supuso la II República y el papel de la Falange Española en ella, ni sobre la dictadura franquista, ni sobre la transición ni sobre el proceso de recuperación de la memoria en la democracia actual. No, Señor Presidente. Tampoco le pido empatía, ni siquiera humanidad, solamente le pido respeto.

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