Bienvenidos, turistas del extrarradio

¡La que se ha montado en Madrid con el plan de vaciar de tráfico privado la almendra central de la ciudad! Parecía que fuera a ser una catástrofe planetaria y ha resultado ser una ostensible mejora de calidad de vida en la zona. Menos ruido, menos humo, más tranquilidad... En Zaragoza se insinúan planes similares y sino determinados medios se los inventan. Los sectores más rancios, aquellos que ven la bici y el tranvía como un enemigo poco menos, ya empiezan a poner el grito en el cielo. La peatonalización es el diablo y circular en coche, aunque sea atascando …

La que se ha montado en Madrid con el plan de vaciar de tráfico privado la almendra central de la ciudad! Parecía que fuera a ser una catástrofe planetaria y ha resultado ser una ostensible mejora de calidad de vida en la zona. Menos ruido, menos humo, más tranquilidad...

En Zaragoza se insinúan planes similares y sino determinados medios se los inventan. Los sectores más rancios, aquellos que ven la bici y el tranvía como un enemigo poco menos, ya empiezan a poner el grito en el cielo. La peatonalización es el diablo y circular en coche, aunque sea atascando todo el centro de la ciudad, es uno más de los derechos humanos.

Nuestra ciudad ha crecido mucho, demasiado. Ahora es normal, de hecho, que cualquiera de nuestros compañeros de trabajo viva en Cadrete, Pinseque o Zuera. Un grupo de miles de ciudadanos procedentes del extrarradio de Zaragoza totalmente dependiente del vehículo privado y que se desplazan en masa a la ciudad que concentra ocio, centros de trabajo, instituciones o espacios comerciales.

Por otro lado parte de ese ocio y, sobre todo, las grandes superficies de compra, también se han alejado del centro y han normalizado el uso masivo del coche para acceder a ellas, dado que llegar  en transporte público a lugares como Puerto Venecia o Plaza es cosa de pobres o frikis.

Personalmente prefiero vivir en la ciudad consolidada, creo que tiene más ventajas y es más cómoda que un unifamiliar en una urbanización de una ciudad-dormitorio que encima conlleva unos considerables gastos adicionales. No es menos cierto que, en tiempos de la burbuja inmobiliaria, la gente no tenía mucha capacidad de elección y seguro que más de uno se habrá arrepentido de aquella casita con piscina.

Pero, al mismo tiempo, aspiro a que quien elige el extrarradio entienda que los que elegimos la ciudad consolidada no tenemos que aguantar su humo, su ruido y dedicar a su coche un espacio que podemos convertir en paseos y lugares de encuentro.

De acuerdo, Zaragoza no es Madrid con su lógica disparatada en que vivir en Guadalajara o Toledo es vivir en Madrid. Pero la dispersión de la gente, la huida de la ciudad consolidada está vaciando barrios para llevar a la población a unos alrededores difusos y con escaso o nulo transporte público. El proceso se ha ralentizado pero no detenido. De hecho en 15 años Cuarte o María han cuadruplicado su población y muchos otros municipios la han duplicado de lejos. También se ha producido un desplazamiento dentro de la propia Zaragoza y los barrios rurales se han poblado de urbanizaciones en un efecto centrífugo. Barrios como Movera, Cartuja Baja o Garrapinillos experimentan un crecimiento sostenido de población que se convierte en un desfile de coches de entrada y salida del barrio a determinadas horas.

Por otro lado ahora entramos en un nuevo asunto como es el de la eventual desaparición a medio plazo de los coches de combustible fósil. Será en 10 años o en 20, pero, a priori, debe llevar aparejada una reducción del parque móvil.

Qué suerte de pensamiento mágico lleva a hacer creer a muchas personas que su urbanización aislada en algún momento tendrá un transporte público razonable. No lo sé. O que ellos sí podrán permitirse un costoso recargable que encima verá restringido cada vez más su espacio en la urbe. Lo ignoro.

La cuestión es grave y no soy yo quien pueda ofrecer un remedio conjunto, pues responde a muchas variables. Simplemente expongo problemas que están ahí y que pasan por soluciones de máximos porque hay una cuestión que sí es muy simple: en la ciudad consolidada, y no solo en el “centro-centro” no caben más coches, ni para circular, ni menos para aparcar.

Es vuestra elección, residentes en el quinto pino. Vale, la vivienda en Zaragoza no es barata, pero un coche puede convertirse en una segunda hipoteca. Sois bienvenidos, pero no vivís aquí y habréis de asumir que en la almendra central de la ciudad sois visitantes, no distintos de cualquier turista. Así que mejor si vais pensando en dejar el coche en casa. Ganaremos todas y todos.

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