Asociación Vecinal Lanuza Casco Viejo: cuarenta años de trabajo por lo común y en colectivo

La Asociación Vecinal Lanuza-Casco Viejo de Zaragoza está este año de celebración, pues cumple 40 años de lucha contra la especulación y en defensa del patrimonio común, del barrio, de la ciudadanía, cuarenta años de lucha en un terrero, casi siempre políticamente hostil, donde el pelotazo del ladrillo se consolidó como cotidianidad normalizada.

Foto: AV Lanuza Casco Viejo.
Foto: AV Lanuza Casco Viejo.
Foto: AV Lanuza Casco Viejo.

La Asociación Vecinal Lanuza-Casco Viejo de Zaragoza está este año de celebración, pues cumple 40 años de lucha contra la especulación y en defensa del patrimonio común, del barrio, de la ciudadanía, cuarenta años de lucha en un terrero, casi siempre políticamente hostil, donde el pelotazo del ladrillo se consolidó como cotidianidad normalizada.

Han sido cuarenta años de trabajo por lo común y en colectivo, cuarenta años llenando el barrio de vida y dignificando las vidas de su gente.

Hoy las y los vecinos continúan con ese mismo espíritu coherente, honesto y combativo con el que nacieron hace cuarenta años para defender el derribo del Mercado Central. Hoy, quienes mantienen el poder político y económico generan problemas muy similares a los de entonces, y ante ellos, las respuestas deben ser más colectivas y creativas que nunca. Hoy las luchas se centran en la defensa de Averly o del Luis Buñuel entre otras tantas.

Desde AraInfo hemos tenido la oportunidad de conversar con Teresa Iriarte, luchadora incansable militante histórica de esta asociación, que entró a formar parte de ella cuando estaba en trámites de legalización; con Javier, miembro de la Junta y que se incorporó en 2002; y con Eddy Castro, vecino inmigrante y miembro de Lanuza desde hace casi seis años.

Diego Marín Roig (AraInfo).- ¿Cuándo surge la Asociación Vecinal?

Lanuza-Casco Viejo.- Yo (Teresa) me incorporé cuando la asociación de vecinos tenía su junta creada, pero todavía era ilegal. Queríamos crear la primera asociación de vecinos, ya que entonces eran de cabeza de familia por ser esta la única forma legal. Era en la época del postfranquismo donde todavía los partidos no estaban legalizados, así que estos eran los únicos colectivos que podían, de algún modo, aglutinar a la gente de izquierdas y trabajar propuestas reivindicativas de forma legal. También veíamos que en las asociaciones de Cabeza de Familia, si se ponían duros, ahí la mujer no contaba, ni tampoco los jóvenes, entonces nosotros quisimos que fuera abierta a todos los vecinos. Costó legalizarnos dos años, precisamente por eso, porque todo eran pegas, que si el nombre, que si el renombre, hasta que se legalizó.

DMR (A).- Y el nombre, por qué Lanuza?

LCV.- Se llama Lanuza precisamente por la lucha del Mercado Central, de ahí el nombre de Juan de Lanuza. No es Lanuza, es Lanuza-Casco Viejo.

DMR (A).-La cuestión de los locales es algo que siempre ha acompañado al movimiento vecinal y asociativo. ¿Dónde nacisteis físicamente?

LCV.- Cuando la Asociación de Vecinos nace estamos en unos locales que nos presta la Parroquia del Portillo hasta que ya nos damos a conocer públicamente, momento en el que nos dicen que no podemos seguir utilizándolos porque ya hay otros colectivos. Entonces nos tenemos que buscar un local en la calle Boggiero. Este lo pagamos entre los socios que estábamos en aquel momento, ya que entonces todavía los partidos eran ilegales, por lo que éramos más gente. Fuimos aportando y estuvimos ahí varios meses, hasta que una socia nos ofreció un local que tenía en la Calle Predicadores que había sido un almacén de aceite, por lo que tuvimos que hacer una limpieza fuerte. Es la tienda que ahora es una casa de pastas. Ahí estuvimos hasta la que se legalizaron los partidos, momento en el que la gente que militaba en partidos se fue y nos quedamos tres mujeres con seis meses de deuda de local. Y bueno, nos tuvimos que marchar. Pedimos al Mercado Central que nos dejaran meter el material que teníamos en sus bajos. Nos quedamos sin local, pero claro, veíamos la necesidad de que la asociación tenía que tirar adelante. Estuvimos unos años trabando y acudiendo a las convocatorias como si la asociación estuviéramos fuertes, y nos empezamos a juntar en el local de los compañeros constructores, y ya llegó un momento en el que se presentó el Plan Especial del Casco Viejo, al que presentamos alegaciones, por lo que se retiró y no llegó a aprobarse.

También tuvimos un local en los Maristas, cuyo colegio fue vendido a una constructora, momento en que pedimos a Sainz de Varanda que lo comprara, ya que iban a edificar. Entonces los edificios escolares públicos estaban prácticamente casi todos en ruina, y de hecho el Mixto IV estaba en lo que es ahora el Pignatelli, el antiguo hospicio, y se les calló una techumbre. Del Mixto IV pasamos al número 13 de san Vicente de Paul, momento en el que Luis Irache, que sabía las peleas que llevábamos, nos ofreció un local y allí estuvimos varios años, que lo compartimos con el Frente Feminista, y luego empezó a funcionar también un centro de infancia y algún grupo musical, etc. Era un espacio colectivo, en las luchas obreras había encierros, también se generó mucha actividad, y luego ya cuando empezó la DGA y cogió el edificio, nos dejaron otro local en San Vicente De Paul, debajo de la FABZ, en el actual mercado, y luego ya estuvimos peleando por el actual. Este fue cedido directamente por el gobierno municipal del PP con Rudi y Pedro Jato. El mismo PP reconocía que esta asociación de vecinos cumplía un gran papel para el Casco Histórico, y ya sabes que hay asociaciones de vecinos también conservadoras, pero apostaron por ceder a esta asociación el actual local en la c/San Pablo 23. Hay 18 asociaciones de vecinos ahora en el Casco Histórico. En ese sentido esta asociación junto a la de Calle y Libertad de la Madalena, siguen siendo las más significativas.

DMR (A).- ¿Cuál fue la primera lucha a la que se tuvo que hacer frente como Asociación Vecinal?

LCV.- La primera lucha en la que la AAVV salió y se aglutinó fue a raíz de que tiraran Cerdán y Escuelas Pías. Querían hacer la vía imperial hasta el puente y arrasaban también con el Mercado Central. Entonces ahí ya se empezó a gestar la Asociación de Vecinos. Y fue en la lucha en defensa del Mercado Central, porque ya a Cerdán y Escuelas Pías no se llegó. Salimos y participamos muy activamente con el Colegio de Arquitectos, de abogados, con intelectuales haciendo mesas redondas. Desde el Mercado Central el presidente de los detallistas, el señor Lázaro Soler, aglutinó y empezó el movimiento con estos, y entonces allí se creó un movimiento bastante fuerte. Se paralizó el derribo. Nosotros no solamente defendíamos el Mercado Central como un elemento histórico y artístico sino que realmente veíamos q era un mercado de abastos que regulaba precios no solo en este barrio sino en toda Zaragoza. Por otra parte, había un proyecto que era no solamente tirar el Mercado Central sino que también arrasaba con los porches de la zona de San Pablo. Era una manera de cargarse lo q realmente estaba como infravivienda. Lo que conseguimos desde la AVV fue no solo la defensa del Mercado Central, sino un poco también paralizar ese proyecto de arrasar con San Pablo.

DMR (A).- ¿Entonces el proyecto de derribos iba más allá del Mercado Central?

LCV.- Sí, también querían tirar las calles. Una parte de la calle, de lo que era san Blas, que lo llegaron a hacer. Había un proyecto anterior, donde una calle si, una no, se ensanchaba. Eso fueron también peleas fuertes de esta Asociación de Vecinos, porque creíamos que el tramado de las calles del Casco Histórico tenía su importancia, y de hecho cuando llegó Sainz de Varanda, que hablaba de comprar y comprar palacios, nosotros le dijimos que el Casco Histórico tenía palacios , tenía casas, tenía gente, por lo que había que hacer un plan especial, porque claro, no solamente era comprar un palacio e invertir ahí, mientras por otra parte estaba habiendo especuladores que iban comprando y expulsando a los vecinos. En otras casas las infraestructuras, que era otra de las peleas fuertes por las que hemos estado muchos años peleando, se reventaban, porque eran infraestructuras viejas, y entraba agua a los sótanos de las casas, provocaba ruinas, porque los propietarios no arreglaban. En fin, fue una época dura de especulación (del postfranquismo a los 90). Se pretendía derribar todo profundizando así en el proceso de gentrificación por el que los grandes constructores se apostaron.

Esto significó un cambio en las luchas vecinales de aquel entonces. Desde la Federación de Barrios se reconoce que la lucha del Mercado Central fue la primera lucha vecinal de la democracia que aglutinó a todo el mundo. Había luchas en muchos barrios, pero la primera gran lucha que aglutinó a diferentes colegios, a la universidad, a partidos políticos, es la del Mercado Central. Había gente del PSOE, del PCE, que en aquel entonces eran ilegales. Con la lucha del mercado, las siglas del PCE empezaron a aparecer, y fuimos un día y ya no teníamos espacio para reunirnos, quiero decir que la represión política también estaba ahí.

DMR (A).-Entonces, ¿La lucha por el Mercado Central, fue la primera aglutinación del asociacionismo zaragozano?

LCV.- Yo creo (Javier) que más que asociacionismo fue la primera lucha ciudadana moderna. Como digo, había muchas otras luchas barriales, como en La Almozara las manifestaciones por el paso a nivel, etc., pero la primera gran lucha que aglutinó a todos los sectores de la sociedad fue esta, donde todo el mundo se puso alrededor de la asociación de vecinos, que era el instrumento aglutinador. Fue esa lucha la que aglutino a toda la ciudadanía para defender un edificio histórico y social, porque el mercado cumplía el papel de abastos y regular precios y venían de toda la ciudad a comprar aquí.

DMR (A).- ¿Y es a partir de entonces cuando aparecéis ya como asociación de vecinos?

LCV.- Se asienta así el precedente de crear una asociación de vecinos y ya las asociaciones de Cabeza de Familia comienzan a transformarse con el paso del tiempo en asociaciones de vecinos. Lanuza es la primera que se llamó en Zaragoza Asociación de vecinos, que lleva ese nombre ya en el 77. A partir de ahí todas las demás asociaciones van transformándose con el nombre de Asociaciones de Vecinos.

También se vivió un proceso en el que la gente que no podía trabajar en partidos lo hacía a través de las asociaciones y en el momento que se legalizan, pues ahí nos quedamos. Y realmente esta asociación nos quedamos en cuadro, tres mujeres, con un local que debíamos deudas, porque entonces no había ni subvenciones ni ayudas de nada, y veíamos que había necesidades en el barrio, que tenía muchos problemas y que era necesaria una asociación, y seguíamos pues trabajando en nuestras casas un poco pero sin dar de baja la entidad. Cuando ya llega Sainz de Varanda, hacemos el acto en el Teatro del Mercado, diciendo: “alcalde por el Casco Viejo no haces nada”, y fue ya un empujón hacia adelante porque a partir de ahí empiezan muchos políticos a decir, pues es verdad, tienen razón los vecinos, hay otros problemas humanos ahí, y empiezan a aparecer las inversiones en el Casco, porque hasta entonces no había inversiones en el Casco, era un solar, el Casco parecía un país en guerra con solares y ruinas.

DMR (A).-San Pablo siempre ha tenido estigma de barrio marginal y gueto. ¿Qué evolución ha habido desde el barrio de hace 40 años al de hoy?

LCV.- En El Casco Viejo siempre había como tres partes aun siendo el mismo barrio. Estaban los extremos que eran barrios de trabajadores, había muchos artesanos y pequeño comercio, y después la zona centro, que era un espacio más de oficinas y señorial. Los problemas eran diferentes. Las casas del centro eran mejores edificios, y en los extremos, La Madalena al ser más pequeña y siendo que tuvo muchos años de muchos problemas se fue regenerando más fácilmente. San Pablo ha sido un barrio más amplio, y ha costado mucho más. Hubo una época en que cuando se hicieron las viviendas del Actur, mucha gente trabajadora de San Pablo que estaban mejorando, se fueron a viviendas del Actur. En el Casco se quedaron viviendas vacías, y estos especuladores, concretamente uno, empezó el negocio. Todavía estaba la Quinta Julieta, y comenzó a bajar familias gitanas de la Quinta Julieta y a meterlas en casas de San Pablo. Entonces en un piso igual metía a 15 personas. Si quedaba en el bloque un matrimonio mayor, pues al final hacía que a esa gente que llevaba toda su vida ahí, se marchara. Cuando estos se iban, echaba a los gitanos, y ahí fue una época de mucha especulación, porque a los gitanos, que ya los habían sacado de la Quinta Julieta, se metían en otra casa, y se volvía a producir el mismo problema. Fue una manera de sacar a vecinos de toda la vida sin indemnizar. Fue una pelea fuerte, aquí se creó una oficina gestora. Tenemos testimonio de hojas que repartíamos, y con abogados y arquitectos trabajábamos cada vez que venía un vecino porque lo iban a echar, según decía, porque vivía en una casa en ruina. Íbamos con el arquitecto, se veía si era ruina o no era ruina. Si no era ruina, como era en muchos casos se hacía un recurso, se echaron atrás muchas declaraciones de ruina. Otras veces veíamos que sí era ruina. El apoyo a las familias que realmente estaban sufriendo la especulación fue una parte muy importante de las luchas en este barrio.

DMR (A).-Imagino que habrá bastantes ejemplos de especulación en el barrio en estos cuarenta años.

LCV.- Sí. Otra de las peleas era el plan general de ensanche en Boggiero y la zona nueva de Boggiero, que es la que ya está ensanchada. La idea era ensanchar una calle sin otra, San Pablo no, san Blas sí, las Armas no, y entonces si la calle que estaba afectaba por el ensanche tenías una propiedad y la querías arreglar no te lo permitían, porque se suponía que esa casa se iba a tirar. Eso provocó todavía un mayor deterioro de las viviendas, entonces por una parte eso, echamos varios proyectos atrás, por ejemplo San Blas, donde empezaron a construir cuatro o cinco casa nuevas, y esos vecinos se constituyeron en asociación de vecinos y pelearon porque querían que el 34 pasara por San Blas, pelearon a toda costa porque san Blas se ensanchara, y lo consiguieron. Eran unas visiones de rehabilitación totalmente distintas a las nuestras, porque pretendían rehabilitar el barrio expulsando la pobreza, entonces lograron que se derribara toda la mitad de la calle, toda la parte derecha de San Blas. La otra mitad se logró defender. Lo que también defendimos fue el derribo del bloque de entre la Plaza de San Pablo, calle San Pablo, San Blas y Mariano Cerezo, porque pretendían hacer una gran plaza, entonces también todas esas viviendas pues de algún modo estaban mal, porque no las dejaban arreglar y lo que hicimos fue una campaña puerta a puerta diciendo a los vecinos lo que iba a pasar y se consiguió paralizar. Otro proceso que también se vivió fue en la calle Pignatelli, donde se iban a hacer construcciones donde Pontoneros. Pusimos en marcha una asamblea con todos los vecinos y al final conseguimos que trescientas y pico viviendas no se derruyeran.

Otra de las cosas que se consiguió fue en la calle Miguel de Ara, que había un ensanche desde Conde Aranda. Querían ampliar Ramón y Cajal que llegara hasta Boggiero, y entonces al ser San Pablo patrimonio de la humanidad, pues pedimos a la DGA que realmente aplicara la ley, porque no se podía destruir el entorno. Aquí todo era esponjar, ensanchar para meter coches.

Se peleó también por el Luis Buñuel para que no saliera del barrio, el centro de salud que también estaba en unos locales bajos, se peleo para que fuera aquí en San Blas.

El palacio de la música que estaba en ruina, y la gente decía… que que lo tiren, el conseguir que cambiaran la infraestructura de las calles. Peleamos por la infraestructura de las calles que era lo que provocaba la falta de higiene en las casas por la humedad que había, mientras por otra parte se estaba haciendo el proyecto de la Plaza del Pilar, invirtiendo allí tontamente.

El problema es que veíamos que había inversiones pero estaba totalmente descoordinado. Acción social por un lado…etc., entonces veíamos que hacía falta un plan integral, que contemplara el problema social, el problema de vivienda, la actividad cultural, que de algún modo se aglutinara. Durante tres años realizamos unas jornadas con todos los colectivos del casco histórico, donde participaban todos, y fue a partir de esas jornadas cuando se empezaron a plantear alternativas y surgió la Coordinadora de Desarrollo Comunitario que diez años más tarde se convirtió en el Plan Integran del Casco Histórico (PICH).

La lucha empezó en el 87, en el 97 se aprobó el PICH y de ahí se empezó a trabajar con un mínimo de coordinación y sobre todo con un solo interlocutor, que te permitía no tener que ir a cada área del ayuntamiento para solicitar determinadas cuestiones. El PICH lo que hace es centralizar todas las peticiones, que ya es un avance, aunque no ha sido un plan integral desde el concepto puro de plan integral. Si ha habido avances, aunque no los suficientes.

Con Zaragoza Vivienda se creó una cooperativa de vivienda. Era una casica con dos pisos, porque estábamos reivindicando vivienda social para que la gente del barrio no fuera expulsada, pues ya Zaragoza Vivienda empezó a construir, y hay que decir que gracias a la vivienda social de Zaragoza Vivienda, mucha de la población de alguna manera se ha mantenido. Mucha de la que había y otra que ha venido, que también eso ha contribuido a que la especulación no fuera adelante, así como el construir en zonas donde había proyectos de ensanche.

DMR (A) ¿Y fuera del Gancho?

LCV.- El proyecto del Tubo que fue una pelea de varios años, era un proyecto donde tiraban todo, la calle Mártires desaparecía. Allí incluso buscamos apoyo de todas las ciudades, mandamos a las federaciones de todo el Estado unas tarjetas buscando su apoyo. Tiraban los palacios, los bienes de interés cultural. El proyecto se suspendió y por lo menos durante seis u ocho años estuvo paralizado por los recursos y al final, por las tesis de la Asociación en una parte importante, se mantuvieron algunos palacios que tuvieron que conservar, porque el proyecto original era tirar todo y hacerlo absolutamente nuevo, como está Puerta Cinegia en la Plaza España. Por lo menos conseguimos conservar la parte de atrás. Hubo recogida de firmas, implicamos a la universidad, APUDEPA y un montón de colectivos. Los comerciantes estaban divididos, estaban los afectados que no se atrevían mucho a dar la cara, y estaban quienes se sentían beneficiados. Tuvimos algunos apoyos de comerciantes, hicimos una colocación de la Puerta Cinegia en plan simbólico, fueron muchos actos, y se consiguió mantener la calle y la estructura, porque un casco viejo no se puede ensanchar. Lo que lo diferencia del resto de la ciudad, y tiene de singular es el entramado urbano.

DMR (A).-Y actualmente ¿Cúal es la situación?

LCV.- Hoy sí que hay tres barrios totalmente distintos. Antes los dos extremos eran más parecidos, pero ahora La Magdalena tiene una historia concreta, el Centro, desde San Vicente de Paul a Cesar Augusto otro, y El Gancho es otro. Las características de cada barrio han cambiado. La recepción de los nuevos vecinos y vecinas que han venido de otros lugares ha sido en el Casco Histórico por ser de las zonas de alquiler más baratas. San Pablo ha sido históricamente la mayor bolsa de exclusión de Aragón, y allí se invirtió, se consiguió por parte de los Servicios Sociales del ayuntamiento grandes proyectos, se trabajó muchísimo, pero ahora la situación de riesgo de una gran parte de la población, como es la situación de las y los vecinos nuevos que han venido de otros lados que el paro les está machacando. Si el paro de los ciudadanos autóctonos es del 26%, en los nuevos vecinos y vecinas es del 50%. Entonces claro, se ha vuelto a crear una situación de riesgo y ya ha empezado otra vez una bolsa de exclusión, que aún así no es la mayor de Zaragoza, pues Delicias está por encima, que tiene 100.000 habitantes y mucha inmigración. Hace dos años hicimos las jornadas sobre infancia que vinieron de Caritas, de Servicios Sociales, entre otros, y ya empezamos a detectar los niños con problemas de alimentación, que es general, y que desde hace unos años hemos visto crecer algunos cuadros de malnutrición infantil y de pobreza. Y aquí por las características del barrio, donde tenemos, junto con Delicias, el doble de inmigración, donde estaremos el 28% de emigración nos hace mucho más vulnerables a la situación que hay ahora.

DMR (A).- ¿Habéis tenido hasta alguna huelga de hambre, no?

LCV.- Hace unos años hubo una lucha muy fuerte con incluso unos cuantos días de huelga de hambre porque derribaban dos casas en el 37 y el 39 de San Blas. En el 37 había una inquilina, pero en el 39 eran todo propietarios que habían arreglado su casa. Las filtraciones de agua en el 37 provocaron que el medianil se estropeara. Nos enteramos por los vecinos, acudimos y aprovechamos a difundir el tema en una manifestación. Después hubo una concentración y de ahí ya surgió una reunión con los afectados y una huelga de hambre. Estaba entonces García Nieto, y decía que si o no, la casa se tiraba, pero bueno, se consiguió q a los vecinos se les valorara su casa como vivienda y no como solar gracias al equipo que teníamos de arquitecto y abogado, y se consiguió que a partir de ahí, porque entonces cuando había un desalojo por ruina o no ruina llegaba la policía local, y les decía, esto está en ruina, fuera, y se iban con lo puesto y se buscaban la vida. A raíz de ese movimiento se consiguió que cuando había un desalojo se les realojara hasta que se buscaran la vida, o en una pensión o donde fuera, pero no se les dejaba en la calle.

Entre las trabajadoras sociales del barrio que trabajan con mayores y una comisión de mayores que hay en esta asociación se trabajó un proyecto de pisos tutelados que era un poco alternativa a las residencias. Son personas mayores a las que se les da un piso para que lo utilicen y se está tutelando desde la casa de amparo, cualquier problema que tienen o cuando ya llega una situación que no pueden estar ahí, pues se les lleva a la casa de amparo.

DMR (A).-Tenéis en la actualidad un proyecto de duchas colectivas. Contarnos en qué consiste.

LCV.- En los sótanos de un local de la calle San Blas hay en la actualidad un proyecto de duchas y lavadoras, ya que en el Casco Viejo, la infraestructura de muchas viviendas impedía e impide poner un calentador, o el agua no tenía fuerza para subir, y entonces no había aseos, o quizás tenían un wáter en la escalera para toda la comunidad. Desde los colegios, desde el Centro de salud, se había detectado esa necesidad de los vecinos. Entonces conocimos que en Francia sí existían esos proyectos, así que planteamos al Ayuntamiento que pusieran en marcha ese servicio, pero nos dijeron que era un proyecto tercermundista. Como no hacían caso y el problema seguía ahí, pues desde la Parroquia del Portillo, las Hijas de la Caridad que tenían un local en Agustina de Aragón, y nuestra AVV pues creamos ese proyecto (la Asociación Agustina de Aragón). Nosotros no teníamos dinero, pero sí que hacemos las gestiones y otras faenas. Llevamos 20 años y en la actualidad, que ya tenemos un local de Zaragoza Vivienda en la casa esta de los pisos tutelados, pues ahí hoy hay doce mil y pico duchas al año y unas seis mil y pico lavadoras, pues gracias a que está la Parroquia del Portillo y las Hijas de la Caridad que van supliendo con su dinero lo que las instituciones no dan, porque el Ayuntamiento da más o menos un 25% y la DGA un 10% si llega. Pues bueno, tenemos cada vez más gente sin recursos porque hay muchas viviendas y pisos compartidos y hay gente que no puede pagar la luz o no se puede plantear otras cosas, y entonces tenemos en la actualidad gente que va pidiendo velas porque no tiene luz, incluso con niños que no pueden hacer los deberes.

Según ellos es un proyecto tercermundista, pero ahora fundamental porque hay una realidad que es que cada vez hay más gente con problemas económicos gravísimos, que les cortan la luz e igual están un mes sin luz hasta que consiguen el dinero para volverlo a dar de alta, y entonces necesitan un sitio donde puedan acudir a limpiar la ropa y a ducharse con agua caliente, que encima el coste es mínimo, pero encima si no tienen nada, no se les cobra.

Se les hace pagar desde siempre, porque lo que queríamos también es que fuera algo educativo, porque a veces a la gente se le hace dependiente. Pagan 30 céntimos por ducha, se les da una toalla que ya vale 47 céntimos, y luego una esponja con jabón. El servicio de agua, luz y las personas, ya que tenemos dos personas contratadas, y se cobra un euro por lavadora. Cada lavadora es independiente, no se mezcla ropa de nadie. El que puede pagar lo paga, pero en estos momentos en el que viene tanta gente de la calle, pues hay gente que ni siquiera puede pagar 30 céntimos. Se puso para vecinos del barrio, pero como queríamos que no fuera un proyecto que ahí se quedara para siempre, sino que llegara un momento que no hiciera falta, se trabajó mucho con Servicios Sociales, y con las escuelas taller desde donde se les arreglaba lo que hiciera falta. Entonces muchos de los vecinos dejaron de usarlo, también porque fueron a las viviendas sociales. Y entonces esa infravivienda fue ocupada por otras familias con menos recursos. Pero es que ahora es un proyecto que no es del Casco, sino que viene gente de toda la ciudad.

DMR (A).- Y existen más proyectos que nacen desde la Asociación, ¿No?

LCV.- Otro de los proyectos importantes y muy visibles del Casco Histórico, incluso premiado internacionalmente, es “esto no es un solar” que también es una iniciativa de esta asociación de vecinos. No parece una iniciativa de esta asociación de vecinos, ¿no? Durante dos años coordinados con un compañero arquitecto que empezó a trabajar, y censamos en grupo todos los solares del barrio, los clasificamos con fotografías, si era público o privado, toda la historia, incluso le ofrecimos al Ayuntamiento utilizaciones que se nos ocurrían. Por ejemplo el solar donde está la churrería (entrada a la calle San Pablo), pues que allí se podía hacer una plaza magnífica porque es muy grande, etc. Y ya cuando el ayuntamiento lo recibe bien, nosotros ya nos despreocupamos, y de nuestro proyecto inicial que consistía en que los propios vecinos de los entornos a los solares determinaran su uso, el Ayuntamiento terminó sacando a concurso el diseño para arquitectos. Esto nace de un trabajo en la asociación, porque primero se luchó porque se vallaran los solares, y luego descubrimos que vallados lo único que se conseguía era esconder la suciedad, pero la suciedad estaba detrás y entonces planteamos generar espacios para los vecinos en un barrio donde hay muy pocos espacios de disfrute, y así comenzamos con este proyecto.

DMR (A).- El problema de la limpieza también es algo generalizado en los barrios

LCV.- Había habido una experiencia de hace bastantes años. El problema de la limpieza era otra constante en este barrio…mira que han pasado años, cuarenta, pero sigue habiendo zonas muy sucias. Entonces, recuerdo que hacíamos incluso pasacalles, que había una mujer aquí que tenía mucha gracia, y hacía pues así cantares y tal, y cantábamos a la limpieza, y se hicieron campañas muy fuertes. Pero empezaron a tapar los solares y claro, además eran con planchas que no se veían, pero echaban colchones, basura desde las ventanas, etc. Sería igual en los 90 o antes, lo que se hizo fue pedir que se quitaran las tapias, y así había espacios para aparcar. En otros se pusieron unas canchas de baloncesto, entonces se veía que esos solares ya no estaban sucios, porque pasaba el barrendero y escobaba. Vimos que era una experiencia interesante. También se aplicó un proyecto con Servicios Sociales que se llamaba “limpio te quiero más”, que hoy lleva el servicio de mediación del C.H., AMEDIAR. Eso también surgió con personas que estaban en el paro y acudían a Servicios Sociales, les hacían un curso formativo para ser educadores medioambientales, y entonces pasaban por las casas avisando a la gente mayor de que no se tirara la basura por la ventana, que se podía decir que la bajara el vecino…etc. Un poco creando conciencia, y funcionó durante dos años y se notó bastante, y claro, después de eso se empezaron a vallar. Teníamos la experiencia anterior de que el solar sin vallar estaba más limpio. Y además se podía utilizar.

DMR (A).-El proyecto de “Esto no es un solar” se ha popularizado por toda Zaragoza, hasta existe en barrios nuevos como Valdespartera.

LCV.- Con “esto no es un solar, recordamos haber leído el proyecto original que se decía que los propios vecinos del entorno decidieran que utilización se le iba a dar a los solares, pero luego el ayuntamiento ya cuando lo tuvo, dijo bueno, pues esto lo saco a concurso y que los arquitectos decía qué va a ir en casa solar, y de ahí que la experiencia en algunos solares haya funcionado y en otros no.

Les encantó el proyecto, porque la inversión era mínima, y ahí nosotros ya nos retiramos. Lo importante no es aparecer como promotor, sino que se hagan las cosas. Es como el Luis Buñuel, que nace de una iniciativa ciudadana que la asociación de vecinos apoya con su legalidad desde el principio y cuando ya se ha consolidado el proyecto, nosotros nos retiramos. No tienes por qué estar apareciendo en cosas. Lo mismo que pasó con Gusantina, que costó un poquito más…pero si ya hay una asociación durante mucho tiempo gestionando un proyecto, dices, que hacemos nosotros gestionando… que se constituya en cooperativa, o en lo que quieran los trabajadores y que ya lleve su ritmo, igual q se hizo con la escuela taller, con todos los problemas que hubo, o las casa de juventud del casco, la Carrera del Gancho, que nace de los colectivos del barrio. Lo importante es conseguir la base y no dispersar fuerzas.

DMR (A).- Y hay más propuestas…

LCV.- Por ejemplo también se solicitó el centro de historias, y a partir de ahí se empieza a construir, Se pedía era un centro de historias, aunque de otra manera, porque ahí San Agustín recogía de alguna modo las historias que habían pasado por Zaragoza. Lo que pasa q luego lo primero que hicieron es empezar a quitar y sacar los restos. Se proponía como un espacio donde escolares y demás pudiesen acceder a un espacio de estudio, de ver las culturas.

DMR.- Y después de 40 años de lucha ciudadana y vecinal, ¿Qué papel ha jugado la AVV y como hubiese sido el movimiento social y vecinal en el Casco sin Lanuza?

LCV.- Creemos que socialmente hemos jugado un papel importante. Otros pensaran que hemos ido en contra del progreso. Todo lo contrario. Hemos tenido muy claro que para nosotros la gente y sus condiciones de vida era lo más importante. También hemos tenido muy en cuenta el valor histórico y cultural del barrio. Lo que un casco viejo supone y hay que conservar, y no se puede hacer lo que realmente se pretendía: arrasar. En una ocasión Miguel Merino, que era alcalde de Zaragoza, en una reunión nos dijo: con el Casco Viejo hay que coger y hay que bombardearlo, y le dijimos, ¿Pero con gente o sin gente? Claro porque así, según él, el problema de vivienda, el problema social, todo, se solucionaba.

Lanuza ha servido un poco como una sombrilla para aglutinar a un montón de historias y colectivos, realmente si no hubiera habido asociación de vecinos, no hubiese importado porque todos esos colectivos o personas hubieran trabajado seguramente en conjunto. Ha sido el aglutinador para cientos de personas que han pasado por la asociación.

DMR (A).- 40 años entonces en los que la lucha colectiva y vecinal sí ha dado sus resultados.

LCV.- A nivel social, al Casco Viejo se le ha criminalizado muchísimo, hasta llegar al punto de que a la gente le daba miedo entrar, entonces también ha sido un trabajo de juntarnos y analizar e intentar resolver todo esto. Éramos en la asociación poca gente, pero es cierto que ha habido siempre un abanico de colectivos que ante un problema determinado convocabas y estaban ahí.

Los logros que se han conseguido, dentro de que hay mucho que mejorar todavía, son varios, por ejemplo, creemos que se ha estabilizado población, se cortó de alguna manera la especulación tan fuerte que había, se han mantenido edificios, por ejemplo el palacio de la música, que es un edificio que estaba en ruina. Ahora estamos peleando por el Luis Buñuel y por la Salvación de Averly. Y se ha dignificado la vida de la gente, que era lo más importante, y bueno todavía queda, porque hay gente que todavía vive en infravivienda.

DMR (A).-Y en estos momentos de crisis sistémica, ¿Qué perspectivas de futuro se plantean desde la Asociación?

LCV.- Es complicado. Una de las cosas que creo q tenemos que hacer es seguir peleando y reivindicando, es que el PICH siga funcionando, pero que se refuerce y que realmente todos los colectivos se interesen a participar dentro del Plan Integral. Esa será la línea para trabajar dentro de cualquier tema social aquí en el Casco Histórico.

Luego a futuro es muy complicado. Ahora existe un programa que lo llaman Casco Histórico Socialmente Responsable. Es una marca sobre temas de responsabilidad social. Pues ese día cuando se presentó este proyecto, la Caixa, que financia directamente este proyecto, sacó la noticia en una página especializada en bolsa. Pues resulta que aquí en el Casco Histórico vamos a empezar a vivir, aunque ya lo estamos viviendo, pero aún más fuertemente, se han empezado a mover todos los intereses económicos fuera del Casco Histórico, que nos influyen a nosotros, pero que la lucha es muchísimo más complicada y difíciles de pelear pues ya no sabes cuál es el especulador o donde vive para irle a señalar.

Ahora vivimos tiempos complicados y creo que esa va a ser la tendencia de aquí en adelante. Podremos resistir y van a ser luchas muy puntuales, pero el futuro se visualiza un poco complicado.

DMR (A) Y hoy, 40 años después de la lucha por el Mercado Central, de nuevo se está moviendo algo alrededor del Mercado ¿En qué consiste?

LCV.- Sí, para cerrar el círculo, y curiosamente 40 años después, vamos a empezar una lucha por el Mercado Central, ya que existe un proyecto para convertir el Mercado Central en una especie de Boquería de Barcelona, en uno de estos mercados más turísticos y de consumo de élite, y creo que ahí vamos a empezar a trabajar bastante fuerte y en esa línea de seguir peleando por un mercado de abastos, de cercanía y que le de vida al Casco Histórico y sobre todo por conservar un mercado que actualmente está funcionado muy bien y en el que puedes encontrar desde productos muy buenos a productos muy económicos por lo cual puede ir todo el mundo a comprar al Mercado Central, no solo la gente del barrio, sino la gente de toda la ciudad. Por eso queremos que siga siendo el mercado del barrio y de todas y todos los zaragozanos. Nos preocupa mucho que todos estos proyectos los quieren hacer específicos de un tipo de productos que no es para todos los públicos, y por lo tanto vamos a luchar porque siga siendo un mercado para todos y todas. Lo promueven desde una plataforma social – ecológica, lo cual es un poco espinoso, porque claro, contra un producto ecológico no puedes decir nada, lo único que puedes decir es que si es un producto que parte de un precio que no es el mismo que el de la agricultura ordinaria y dedicas un mercado entero a ese tipo de producto lo que haces es excluir a un parte de la población, por lo demás, el consumo ecológico como concepto nos parece muy bien y ojalá todo el mundo se la pudiera permitir en un futuro.

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