Aragón trabaja para el mal

¡Viva el mal, viva el capital! Proclamaba la Bruja Avería en el programa de televisión La bola de cristal hace unas cuantas décadas. Un eslogan que bien podría haber proclamado Azcón tras anunciar la llegada de un gran centro de datos del Fondo Blackstone a Aragón. En principio a Calatorao, que producía piedra negra y ahora cederá espacio a una empresa de nombre negro y corazón oscuro.

El ejecutivo de Blackstone, Christophe Dubois, departiendo con el presidente Azcón | Foto: DGA / Fabián Simón

No es la única. En Aragón tenemos agua, tenemos territorio vacío de sobra (y barato), unas instituciones dispuestas a dar facilidades y energía que producirá la avalancha de renovables que tenemos y la que se anuncia.

Blackstone es, en esencia, lo que se conoce como un fondo buitre. Un fondo de inversión que se basa en la continua compra y venta de activos de todo tipo, aunque en el caso de Blackstone se ha especializado en vivienda. De hecho es el segundo fondo con más propiedad inmobiliaria de Europa.

El término buitre viene de aprovecharse de momentos de crisis que dejan muchos activos a precio de saldo. Esta fue la oportunidad que vio este fondo con la crisis de 2008 y cuando se lanzó a comprar las 146.000 viviendas más un número indeterminado de terrenos y conceder más de 80.000 préstamos en el Estado español. De camino también compró la deuda hipotecaria de 40.000 personas. Todo ello aprovechando la ventajosa situación del dólar y de la quiebra de entidades a las que les quemaba en las manos el patrimonio inmobiliario acumulado.

El resultado es sabido: miles de desahucios, situaciones insostenibles para muchas familias, privatización de vivienda pública...

Blackstone tiene una mala fama ganada a pulso, hasta el punto que la normativa danesa de protección del inquilino se conoce como Ley anti-Blackstone.

Claro, toda esta maraña inversora necesita de una gestión tecnológica muy compleja. Necesita mucha energía y mucho espacio, como he dicho al principio. Y en Aragón ha faltado tiempo para que las instituciones le pongan la alfombra roja.

Una semana antes, aunque con un anuncio más discreto, se hacía pública la intención de SanLucar Fruit de adquirir 600 hectáreas de terreno en Cariñena para el cultivo de frutas tropicales como el kiwi y arándanos.

La inversión tiene nombre y apellidos: tierra barata, terreno llano y el llamado acuífero de Alfamén.

Aunque el nombre del grupo tenga resonancias gaditanas y se publicite como una empresa valenciana en realidad es una multinacional de capital alemán dedicada a la agroindustria que ha visto su ventana de oportunidad.

No es muy distinto al modelo extractivo de las macrogranjas, cuyas mayores beneficiarias son multinacionales de la carne que se quedan la parte del león de los beneficios y dejan en el territorio los daños.

En esta ocasión es quebrar un modelo de trabajo de la tierra tradicional con 2000 años de historia como es el viñedo para cambiarlo por especies ajenas a la agricultura local que consumen gran cantidad de agua.

Pero volvamos a la tecnología y los centros de datos...

En los últimos años es algo común en toda la península el desembarco de las grandes tecnológicas como Google, IBM, Oracle o Meta. Todas buscando un país estable, barato y que les haga un traje a medida (exenciones fiscales, cesión de terrenos...). En Aragón ampliará negocio Amazon Web Service (AWS), según parece con una inversión de hasta 15.700 millones para establecer una red de macrocentros de datos, sumando cuatro centros más a los tres ya existentes en nuestra tierra.

AWS es el mayor operador de servicios en la nube con un 31% de cuota de mercado en este selecto oligopolio en que junto con Microsoft Azure controlan más de la mitad del sector.

Además Amazon es el gigante mundial junto con la china Ali Baba del comercio online. Entre las dos empresas son prácticamente un duopolio con una facturación de escándalo.

AWS facturó en comercio online 574.785 millones de euros en 2023. Es dueño de Metro Goldwyn Meyer y a través de su fundador, Jeff Bezos, tiene acciones en medios de comunicación entre los que se cuenta el 100% del Washington Post por ejemplo.

Pero es que AWS es mucho más que vender cosas. También es propietario de software de todo tipo, sistemas de seguridad, protección en red, defensa... Un gigante con más dinero que muchos países, pero que se ha convertido en dinero en sí mismo, dado que controla un sistema de pago tan eficaz como el de cualquier banco y que supera los sistemas estatales.

Este es el Aragón que nos está quedando. Donde la ciudadanía poco o nada tiene que ver con estos monstruos del negocio que vienen a decidir (sí, deciden, no exagero) sobre el destino de nuestro territorio y nuestros recursos.

Todo el presente y el futuro cercano de Aragón se va a ver mediatizado por estas inversiones. Los planes energéticos así lo indican y el eje del Ebro que nos cruza por el centro y garantiza las ingentes cantidades de agua necesarias será el entorno donde se establecen todas.

A la postre la historia seguirá siendo la misma: pondremos la mano de obra, los recursos y trabajaremos para unos amos, esta vez lejanos. Para el capitalismo sin rostro humano. El Mal con mayúsculas.

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