Por lo que respecta a Aragón, las cifras bajan notablemente de la media estatal y se sitúa entre los territorios del Estado con un riesgo de pobreza más bajos, un 17,7%, junto con Euskadi (12,1%) y Nafarroa (12,6%). Así, después de realizar las entrevistas telefónicas y personales el Instituto Nacional de Estadística, ha subrayado que el 14,4 de la población aragonesa no puede irse de vacaciones una semana fuera de su localidad y el 29,8% no puede hacer frente a gastos imprevistos. Las cifras disminuyen cuando se trata de realizar pagos relacionados con la vivienda y la dificultad para llegar a final de mes que no supera el 4,1%.
El informe del INE sobre las condiciones de vida de este 2018 confirma que ha bajado la población en riesgo de pobreza o exclusión social pero la que permanece por debajo del umbral es cada vez más pobre.
En 2017 había un 26,6 % de personas que o bien estaban en riesgo de pobreza, o carecían de materiales para vivir una vida digna o se encontraban entre la población con dificultades para encontrar un empleo. Esta cifra ha disminuido un 0,5% y ahora hay un 26,1% de personas “pobres” en el Estado español.
Sin embargo, si se desglosan estos datos aparecen datos más esclarecedores, la baja intensidad en el empleo se redujo del 12,8% al 10,7%, el riesgo de pobreza del 21,6% al 21,5%, mientras que la carencia material severa subió del 5,1% al 5,4%.
En 2018 el umbral de riesgo de pobreza para los hogares de una persona (calculado con los datos de ingresos de 2017) se situó en 8.871 euros, un 4,1% más que el estimado en el año anterior. En hogares compuestos por dos adultos y dos menores de 14 años, dicho umbral fue de 18.629 euros. En el Estado español, los ingresos medios por persona ascienden a los 11.412 € recuperando los niveles en los que se encontraba la población en 2009.
Aunque los mayores niveles de pobreza se dan entre las personas desempleadas, las inactivas y las jubiladas hay un 16% de personas que pese a tener un empleo siguen estando dentro de lo que las instituciones consideran “exclusión social”.
Respecto a la edad, la bajada del índice de pobreza no parece afectar a uno de los sectores más vulnerables, las personas mayores de 65 años, que, de hecho, ven aumentar en 1,2 puntos su población en riesgo de exclusión.
Atendiendo al tipo de hogar, la mitad de las personas que vivían en hogares formados por una persona adulta con hijos dependientes a cargo se situaban en riesgo de pobreza o exclusión social en 2018. Las menores tasas de riesgo de pobreza o exclusión social se daban en los hogares sin niños dependientes. Unos datos que, sin duda, parecen estar estrechamente relacionados con los bajos índices de maternidad y paternidad que no superan el 7%.
