Aragón Existe: El tiempo (poco) dirá si fue un inmenso error

La presentación de Aragón Existe, nuevo partido político en la escena autonómica, ha sido un éxito. Al menos en lo que a cobertura de medios informativos existentes. No demasiadas personas, pero sí cuatro televisiones y ocho o diez medios informativos de prensa escrita y digital. Desde mi perspectiva de integrante, desde el primer momento, en la constitución de EVAragón  —movimiento social que, me temo, tiene sus días contados desde ya—, creo que es tiempo de opinar acerca de tal desembarco en la política. Desembarco al que deseo suerte porque sé que una parte del personal, sobre todo los que integran …

Carlos Tundidor

La presentación de Aragón Existe, nuevo partido político en la escena autonómica, ha sido un éxito. Al menos en lo que a cobertura de medios informativos existentes. No demasiadas personas, pero sí cuatro televisiones y ocho o diez medios informativos de prensa escrita y digital.

Desde mi perspectiva de integrante, desde el primer momento, en la constitución de EVAragón  —movimiento social que, me temo, tiene sus días contados desde ya—, creo que es tiempo de opinar acerca de tal desembarco en la política. Desembarco al que deseo suerte porque sé que una parte del personal, sobre todo los que integran Teruel Existe, lleva bregando años y dando soluciones para un reequilibrio necesario de esas dos Españas, rural y ciudadana, que, en su mayoría y en la actualidad, comparto.

En la Asamblea de Priego, en septiembre del 2021, de una treintena de Plataformas asistentes, solo fuimos dos las que advertimos de los riesgos de lanzarse al ruedo político un movimiento social como era, en ese momento, España Vaciada. Desde mi óptica de izquierdas, persona que lleva años interesándose por el tremendo desequilibrio de estas dos Españas: la rural y la de ciudad, la llena y la “casi” vacía, creo que asistimos, desde entonces, a la puesta en marcha de un inmenso error que solo el tiempo pondrá en su lugar, tanto si lo es como si el error estuviera de mi parte.

Antecedentes y situación actual

A mi juicio, son 28 las provincias que tienen graves problemas de despoblación. Las tres provincias aragonesas, las nueve de Castilla-León, las cinco de Castilla-La Mancha, las dos extremeñas, Lugo y Orense en Galicia, Jaén y Córdoba en Andalucía, una buena parte del interior de Castellón, la zona montañosa de Lérida y amplísimas zonas montañosas de Asturias, Rioja y Cantabria.

De todas ellas, siempre a mi entender, tan solo Teruel y Soria, algo menos Cuenca y Jaén, vertebran un movimiento organizativo social fuerte y capaz de dejarse oír.

De una manera simplista, el problema es el que sigue: una inmensidad del país, el 75% del territorio, solo dispone del 20% de la población y, además, envejecida y dispersa. Dicho de otra manera, una cuarta parte del territorio alberga el 80% de la población nacional, concentrada y en edad laboral.

De una manera simplista, también, alguien podría entender que el problema estriba en la parte casi vacía. Está equivocado y mucho. El problema está en las dos partes. Son las dos caras de una moneda. Es un desequilibrio tan abrumador que puede llegar a ser el mayor problema de la España del filo del 2045. Y me explico.

Este desequilibrio ha de ser visto como un problema crucial tanto por los diez millones de personas que viven y laboran, todavía, en ese amplio país, casi desierto, como por los 37 millones restantes que se hacinan en la costa, sobre todo la mediterránea, en la cuarta parte de superficie. El absurdo de disponer  tres cuartas partes del territorio sin futuro se agiganta geométricamente cuando, si continúa la tendencia actual, dentro de 20 años —a la vuelta de la esquina— el panorama podría ser desolador: un 85% de la población viviendo en un 15% del territorio. Repito el aberrante absurdo, pero al revés: siete millones de españoles en más de 400.000 km2 de territorio casi desértico. Y esto es algo que, como el cambio climático, viene para quedarse salvo que se le ponga remedio en forma de un Plan Nacional a 20/25 años para el reequilibrio poblacional.

Son distintos los problemas de las dos Españas, es verdad. En una, los mayores se corresponden a la falta de servicios, de posibilidades, de empleo o de futuro. En la otra, la llena, problemas como la ansiedad, los suicidios, la soledad, la marginalidad de los empleos, la inseguridad,  la marginación social, el desarraigo, la carencia de tiempo para el ocio y la familia, los tiempos consumidos en el transporte, la contaminación y su efecto en la salud, las enfermedades específicas, etc., son penurias distintas de las otras, pero de tanto calado social como las que son consecuencia de la extrema ruralidad.

Es necesario un trabajo inmenso de pedagogía por estudiosos, escritores, geógrafos, demógrafos, políticos y, sobre todo, por defensores del restablecimiento de un equilibrio más sosegado para convencer con argumentos a los ciudadanos/as de las zonas repletas que no es con esa dinámica con la que se van a arreglar, incluso, muchos de sus graves problemas. Cuando los platillos de la población y territorio se vayan equilibrando, muchas de las penurias enunciadas en ambas partes se irán solucionando. Es necesario aprender de Escocia, por ejemplo. Hace unos años, tenía unos problemas parecidos a los que se denuncian en España. Hoy, gran parte del desequilibrio entre las tierras altas y la Inglaterra del sur se ha atenuado.

Llueve, ya escampará

Este aforismo era uno de los predilectos de Felipe González para dejar pudrir una cuestión. Hay que decir que, para desgracia de la población con cualquier problema, no deja de ser todavía cierto.

En los últimos 40 años los dos grandes partidos que se han repartido el poder, las componendas, el dinero y hasta el rey, han actuado de manera parecida respecto a los gravísimos problemas poblacionales. Han dejado que pase el tiempo con la esperanza de que las gentes se aburran, se cansen o se vayan. Las movilizaciones, al frío helador de aquella filosofía practicada por los dos partidos al alimón, se debilitan con el tiempo y se consumen. Hasta hace tres años esa ha sido la receta para el desequilibrio.

Pero dejando pasar el tiempo, el problema, por mucho que el señor González y todos los González que por el mundo del bipartidismo han sido, ni se soluciona ni se termina. Al contrario, se hace cada vez mayor.

Siendo justos y objetivos, el hecho de tirarse a la piscina electoral por parte de Teruel Existe ha contribuido a dinamizar el proceso, el actual desequilibrio ha pasado a ser uno de los primero problemas del país en la mente de todos, los y las españolas. Tanto del medio rural, a tope, como del ciudadano.

Es por ello que la posibilidad de que movimientos sociales, agrupados en torno a esta cuestión de la población, se configuren para crear un partido político aparece como tentadora. Nada más sencillo creer que se ejercerá más presión política teniendo uno, dos o más sartenes por el mango. Y a esas sartenes se las puede llamar diputados.

Y es entonces, en septiembre de 2021 y en Priego, cuando aparece la determinación de dos de las Plataformas más potentes de este movimiento social, Soria Ya y Teruel Existe, de crear una herramienta política que, por mucho que se mixtifique el nombre, no será otra cosa que un partido político.

El análisis para que se corresponda con el título del artículo comienza ahora.

El tiempo dirá si es un inmenso error

Pero, además, poco tiempo. Una legislatura o como máximo dos.

Convertir un movimiento social como España Vaciada en un partido político supone vaciar de contenido, de funciones, de practicidad las plataformas sociales que se integran en ese partido. Una leve prueba de esto es que en estos casi nueve meses transcurridos desde la Asamblea de Priego hasta hoy, la operativa social ha quedado interrumpida por decirlo de manera suave. Creo que en pocas ocasiones, la conversión de un movimiento social en partido político ha tenido como consecuencia la pervivencia del empuje social. Al menos yo no recuerdo ninguna. En todas, si alguien o algo ha tenido que morir ha sido el batallar social. Sobre todo cuando este movimiento social es incipiente, débil, desorganizado todavía, como es el caso de los correspondientes a Zaragoza y a Huesca.

Podría ser más fácil, menos imposible, si el movimiento social zaragozano o el oscense integrado en ese posible partido político fuera denso, fuerte, potente, duradero de años y bregado en la lucha diaria. Ni más ni menos que como la base social de Teruel Existe.

Pero Aragón Existe, nacido al rebufo del movimiento turolense, no es así, no es igual. Ni muchísimo menos. En Aragón, las plataformas sociales que se han integrado en Aragón Existe son pocas, débiles, sin años de brega y sin demasiadas gentes.

Hoy, al cabo de esos nueve meses de Priego, una buena parte de las Plataformas integradas en septiembre de 2021 en EVAragón se han orillado de una manera clara respecto al partido político que se ha creado. No solo se han orillado, sino que desean alejarse de él para no verse involucrados en el trabajo social que quieren proseguir. Advierten, con lucidez, que estar ligados, incluso superficialmente, a un partido político, aunque tal sea Aragón Existe, dificulta sus trabajos respectivos como movimientos sociales.

Transversalidad

Un movimiento social puede y debe ser transversal. Es capaz de aglutinar a gentes de un amplio espectro ideológico. En eso reside su fuerza. La fuerza de los sindicatos estriba en aglutinar trabajadores para unas mejoras de vida, sociales, salarios. En el momento en que se convirtieran en un partido, o en una correa demasiado aparente de un partido determinado, la capacidad de atracción, el potencial, quedaría mermado.

Durante estos nueve meses se ha vendido la idea de que un partido político nacido al calor de estos movimientos sociales —Aragón Existe— podría tener viabilidad siendo, en lo ideológico, neutro. El personal que se mueve como partido político sería transversal y neutro aunque, luego, fuera de él,  podría tener la ideología que desee.

En la presentación de Aragón Existe como partido político se ha vuelto a reafirmar la idea de esa neutralidad ideológica. Atiende al hecho de que el sentido común no tiene ideología y de que Aragón Existe tiende a defender cuestiones de sentido común y temas de Aragón Vaciado en donde pueden estar de acuerdo gentes de izquierdas y de derechas.

Esto me recuerda otra cantinela repetida no hace demasiado tiempo en la que un partido neutro se presentaba como “ni de izquierdas ni de derechas, ni rojos ni azules…" No tengo más remedio que pensar con algo de maldad y continuar: “Ni blancos ni negros, ni pobres ni ricos, ni obreros ni patronos, ni…”. En un movimiento social pueden coexistir la gran patronal y los sindicatos. Esto ocurre en Teruel Existe como el movimiento social que es. Pero cuando es un partido político y hay que tirarse a la piscina en un momento dado respecto a muchas cosas, la neutralidad ideológica no existe.

Es exactamente lo mismo que cuando un o una ciudadana dice que es apolítica. En la práctica, cuando pasa eso y en un abrumador porcentaje de casos, lo que se está trasluciendo es el sesgo de esa persona. Y que no es otro que el conservador. Habrá un momento que será necesario definirse respecto a la creación de una Banca Pública o de una Empresa Nacional Eléctrica. Sí o no. Y eso lleva implícito un sesgo ideológico. Definirse respecto a subir o bajar los impuestos progresivos, definirse en cuanto a las acciones contra el cambio climático, definirse respecto a las arbitrariedades de bancos o de empresas energéticas, definirse respecto a las condiciones de trabajo en determinadas empresas o sectores… Y así, un infinito etcétera.

Hoy, en las respuestas a las preguntas de los medios, Aragón Existe ha guardado la ropa respecto a posibles alianzas, respecto a la posibilidad de banca pública y respecto a otros temas vitales. Hoy se ha entendido que el nicho de votos al que se quiere llegar alterna carne y pescado, los votos conservadores de populares y de Vox así como los votos progresistas de otra parte de la población. Aunque esas personas pronto entenderán que una política real de reequilibrio poblacional SOLO se puede hacer desde una óptica progresista, sostenible, de igualdad, feminista y un numeroso grupo de etcéteras que suponen ideología.

Lo contrario, insistir en no tenerla, “sostenella y no enmendalla”, no supondrá más que plegarse a componendas para obtener pequeños frutos que no llevarán a la revolución al completo del problema. No es lo mismo reclamar objetos, servicios, kilómetros de autovía o de carretera, que reclamar condiciones de trabajo, bienestar de la mayoría, leyes que refrenden y defiendan. No digo que no haya que reclamar gigas, ambulancias, cajeros o kilómetros, que también. Digo que es muy distinto exigir “cosas” que cuestiones que lleven a otra economía, a otra forma de mercado, a enfrentarse con acaparadores, con oligopolios, con la avaricia en forma de Endesas… Eso es harina de otro costal. En las “cosas” , solo será cuestión de economía, de pelas. Y casi todo el mundo estará de acuerdo en algo más o algo mejor.

Trepadores y treparriscos

Esa es otra. En un movimiento en el que hay fehacientemente un número elevado de personas que entregan su tiempo de manera generosa sin contrapartidas y que lo han demostrado, es el caso hoy de Teruel Existe, el riesgo de encontrarse con esos pájaros en el camino es pequeño. No es inexistente porque alguno caerá, seguro, pero no es importante, peligroso.

Eso no ocurre con organizaciones débiles, con poca demostración de entrega. Organizaciones como las dos que acompañan a Teruel Existe en su andadura como partido autonómico no responden, para nada, y lo digo con conocimiento de causa, a lo que pudo ser hacer tres años Teruel Existe. Incluso a lo que ha podido ser con Soria Ya en estas últimas elecciones de Castilla-León. Y que conste que tengo motivos para pensar que no es, ni mucho menos lo mismo. El acuerdo, en un principio abracadabrante, de Soria Ya con Vox dio un cierto repeluz relajado luego en la votación.

En estas elecciones autonómicas y con estos mimbres, los mejores ejemplares de cada familia, atentos, sobre todo, a hacer la “carrera”, a ser profesionales de la política en un partido de nuevo corte, aparecerán como setas. El número de diputados que se eligen, los cargos posteriores, los posibles de confianza, los hipotéticos municipales, los cargos comarcales, las diputaciones…, son una tentación mayor que la manzana de Eva para una buena porción de aventureros de la política. Ese será su mayor punto débil para la buena fe, de la que no tengo duda en muchos de los impulsores del partido, pero que por las docenas, cientos que llegarán, no se me ocurrirá poner mano alguna encima de repisa tibia.

Conclusión

Eso no quiere decir, en modo alguno, que el fracaso esté en la inmediatez. Creo que la novedad, la frescura inherente a todos los partidos de inicio, la cobertura fiable de Teruel Existe en este momento, la misma transversalidad inicial, puede hacer que un puñado de diputados de las tres provincias, lógicamente de Teruel muchos más, “caigan” al saco del partido.

Ese no es el problema. El problema es la suma de lo anterior en el día a día. La aniquilación de los movimientos sociales —o su marginación de aquellos—, las contradicciones tan evidentes y fuertes que tendrán en la interrelación con las gentes representadas a causa de su pretendida transversalidad para que el “cesto” sea mayor, las propias contradicciones entre personas de sesgo democrático y progresista con otras de corte autoritario y conservador, que las hay y cada vez las habrá mayores.

Y, sobre todo, a mi juicio, la irrupción de un buen número, cada vez mayor cuanto más grande se haga, de treparriscos que no deseen otra cosa más que su medro personal, vivir bien, disponer de privilegios, trabajar lo menos posible, posibilidad de corruptelas, y tantos etcéteras de este cariz, saldrán a flote cuanto más se alargue la legislatura. O la siguiente. Pero no mucho más tiempo.

Es verdad que este panorama no se puede tomar como tesis. Es una hipótesis por supuesto. Pero, con los mimbres que he acumulado a lo largo de años de trabajo en este movimiento, con la experiencia que me ha dado algún libro editado sobre el tema y otro más extenso que llevo preparando, las entrevistas hechas en comarcas despobladas de provincias con problemas, el propio conocimiento de las personas, me llevan a este pronóstico del que sería el primero en alegrarme si me equivocara. A veces, la pregunta sobre mi posible equivocación planea por mi espacio. Como en todo, no hay verdades absolutas y la duda existe permanentemente.

Pero, una vez repasado el texto y reflexionado el tono, el respeto siempre, la argumentación que se emplea, el contexto en sí, me digo que esto es lo que pienso, honestamente, y es hora y momento de decirlo.

Eso no quita para terminar como he comenzado: deseándoles suerte, mucha más que a cualquier otro partido de la derecha. Entre otras cosas, la mayoría de propuestas las asumo sin reparos. No por casualidad, antes de la idea de transformarse en partido político, he ayudado a preparar, con alguna miguita, el pan de las 101 propuestas de la España Vaciada.

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