Los acelerados tiempos de la política están avasallando a cualquier pensamiento crítico. Quienes queremos involucrarnos al activismo social parecemos sometid@s a una dinámica que solo encaja en los grandes objetivos, la economía desconectada de las personas y el electoralismo como algo que cada vez se parece menos a la idea de participación.
Sociológicamente manda el mercado y la cultura en boga es el individualismo del sálvese quien pueda.
Entre toda esta maraña, reivindicaciones tan sencillas como el vivir más conscientes de la tierra que pisamos o de la necesidad de los cuidados han quedado en un segundo plano. Y de esa dinámica de objetivos de la gran política son muchas las personas, e incluso los territorios, que se quedan fuera.
Frente a ello el repensar lo colectivo, volver a la reivindicación de lo cercano y cotidiano es la tarea que queremos empezar con la creación de Apoyo Mutuo.
Por lo pronto ceñidos a la tierra, a la realidad aragonesa. Esta tierra pequeña en población pero grande en proyectos e ideas como pudimos conocer de primera mano en el encuentro Colectiviza! que llevamos a cabo en Andorra el pasado septiembre.
También abriéndonos a los nuevos retos que no son otros que las luchas de siempre que tenemos que repensar. En nuestros hogares, en nuestro trabajo, en nuestros municipios... Un trabajo por lo inmediato pero mirando lejos.
Para ello es necesario repasar nuestra propia herencia, releer nuestra historia más lejana, como es la de las colectividades. Pero también de las experiencias movilizadas más cercanas: desde el renovado movimiento feminista a los movimientos de los centros sociales o a las no tan cercanas en el tiempo como los movimientos antimilitaristas y a la ecología social.
Entender, por un lado, que no podemos dejar morir todo el bagaje de lo que vive apegado a la tierra, de las lenguas y saberes propios. Pero que también hay un Aragón que habla rumano o wolof. Un Aragón de excluidas que nunca salen en los medios más que como toque folclórico o amarillista para presentarlos como delincuentes.
Todo esto desde lo más cercano, reivindicando lo libertario pero frente a una realidad que no es la de los teóricos políticos de hace un siglo o más. La realidad de multinacionales que están por encima de los estados, contra las que el sindicalismo combativo se vuelve obligación, y de unos estados-nación mucho más desdibujados pero que siguen existiendo como mecanismo de opresión.
Creemos que es tiempo de llevar a la práctica el pensamiento libertario, entendiendo lo libertario como un conjunto de ideas que emanan del anarquismo pero que se manifiestan en una gran riqueza de pensares que se entrecruzan. Que han superado las definiciones clásicas para florecer en pensamientos tan ricos como el Confederalismo Democrático del que nos gustaría tomar ideas y praxis. De una democracia profundamente inclusiva, aquella que a menudo nos es negada por el simple mecanismo del voto.
Los grandes dogmas se nos quedaron pequeños hace tiempo. Por ello aspiramos a hacer política. Sí, política de la que transforma y elige y por ello suele estar al margen de los parlamentos y apuesta más por la base social.
Marcarnos el reto de trabajar con lo pequeño, de entender la diferencia como primer reto y que no existe transformación social sin respeto al individuo. Uno de los grandes fallos de la que se dice alta política, que se vuelve aburridamente pragmática cuando deja fuera de sus proyectos a una parte de la sociedad cada vez más grande.
Seguro que os suena bonito y ya leído/escuchado/visto mil veces. Pero son tiempos de partir de lo más pequeño para repensarlo todo.
Este fin de semana en las Cinco Villas hablaremos de ello. Tras dos años de trabajo, Apoyo Mutuo Aragón es una realidad.
Escucharéis de nosotr@s.