En 1936, el diseñador austríaco Franz Krausz, realizó el conocido póster con las letras “Visit Palestine” (Visita Palestina) impresas. Se trataba de un póster publicitario con el que la Asociación de Desarrollo Turístico de Palestina promocionaba la inmigración judía con vistas a crear un Estado judío en la Palestina histórica.
Ese fue solo el comienzo. Hoy el turismo colonial, ya bajo administración del Estado de Israel, se extiende a territorio que según la ley internacional es considerado ocupado, no perteneciente a Israel. “Destino: ocupación” es el nuevo informe de Amnistía Internacional (AI) donde documenta cómo cuatro de las grandes empresas de turismo digital se benefician de un negocio que quebranta la ley internacional y fomenta la ocupación de Palestina.
Más beneficio, menos Derechos Humanos
Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor, cuatro de los más importantes sitios web de viaje proveen listados de lugares donde acomodarse así como actividades a las que dedicarse en colonias israelíes.
Mark Dummett, investigador del Área de Negocios y Derechos Humanos de AI denuncia que dichas compañías “son bien conscientes de que las colonias israelíes están en territorio palestino bajo ocupación”. Las colonias se encuentran en Cisjordania y Jerusalén-Este, zonas con status de territorios ocupados según la ley internacional y, por ende, ilegales. Las Naciones Unidas reafirmaron su ilegalidad en 2016 con la aprobación de la resolución 2334, ante la que Estados Unidos se abstuvo.
A pesar de que las colonias israelíes son una flagrante violación de la ley internacional y de que vulneran los derechos humanos de la gente palestina que vive en dichos territorios, las cuatro compañías, objetivo del estudio de AI, no dudan en sacar beneficio.
Airbnb tiene más de 300 anuncios con propiedades en colonias israelíes, TripAdvisor publicita más de 70 atracciones, restaurantes, cafés, hoteles o apartamentos; booking.com incluye en su lista 45 hoteles y Expedia es escaparate de varios hoteles. Todos están en territorio palestino ocupado y todos, excepto booking.com, tienen sus sedes en Estados Unidos.
“La apropiación ilegal de tierras palestinas y la expansión de los asentamientos por parte de Israel perpetúa un sufrimiento inmenso, expulsa a la población palestina de sus hogares, destruye sus medios de vida y la priva de servicios básicos, como el agua potable. El modelo empresarial de Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor se basa en la idea de compartir y en la confianza mutua, y sin embargo contribuyen a estas violaciones de derechos humanos al hacer negocios en los asentamientos”, afirma Seema Joshi, directora de Asuntos Temáticos Globales de AI.
La anexión a través del turismo
Para la elaboración de su informe, AI llevó a cabo una investigación ‘ad hoc’ in situ llegando a la conclusión de que existe un claro contraste entre las aventuras turísticas ofrecidas y el sufrimiento diario de la población palestina en las mismas zonas. Esto ayuda en gran medida a que el visitante, por un lado, no vea las vulneraciones de los derechos humanos y, por otro, normalice la ocupación ilegal del territorio.
Es el caso, por ejemplo, de un cámping que Airbnb, booking.com y Expedia destacan como lugar idóneo para “sentir la serenidad del desierto y conocer la cálida hospitalidad israelí”. TripAdvisor hace más de lo mismo cuando promociona un visita de temática bíblica al desierto cerca de la colonia Kfar Adumim cuya expansión ha puesto en peligro a la población palestina de Jan al-Ahmar donde viven 32 familias que incluyen 92 menores y adolescentes.
“Las experiencias de acampada que se ofrecen se encuentran en tierras previamente utilizadas por la comunidad beduina para el pastoreo. A medida que el asentamiento de Kfar Adumim ha crecido, muchos pastores beduinos han perdido su medio de vida y ahora dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir”, explica Joshi.
Otra colonia israelí, Susya, está presente también en las ofertas de Airbnb y TripAdvisor, cuya construcción ha dejado a la población nativa palestina de Jirbet Susiya viviendo en refugios temporales tras ser expulsados a la fuerza. AI asegura que publicitar estos lugares como zonas turísticas facilita al gobierno israelí la anexión de más territorio palestino.
En noviembre del año pasado, Airbnb se comprometió a eliminar de sus listas las colonias de Cisjordania, pero aún no ha retirado los alojamientos de Jerusalén Oriental, también territorio bajo ocupación. AI pide a estas cuatro compañías que suspendan completamente sus negocios en territorio ocupado y que los gobiernos impidan estas actividades por ley, introduciendo leyes que prohíban la importación de bienes procedentes de colonias israelíes.
Ataque a la economía palestina
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), órgano representante del pueblo palestino dentro y fuera de los territorios ocupados, lleva años denunciando que ilegalidades como las señaladas en el informe de AI socavan su propio sector turístico.
Las autoridades israelíes consiguen en muchas ocasiones presentar territorio ocupado como israelí u organizar tours de carácter religioso que borran el verdadero carácter del lugar sacrosanto, judaizándolo. Imponen, además, restricciones que afectan al movimiento de los operadores turísticos o guías palestinos. Los planes palestinos para desarrollar sitios turísticos arqueológicos en la llamada Área C, que comprende el 60% de Cisjordania y está bajo control israelí, es prácticamente imposible.
Belén, la ciudad que según la Biblia vio nacer a Jesucristo, está rodeada por un muro de ocho metros de altura levantado por las autoridades israelíes. A pesar de todo, tanto Belén como otras localidades palestinas no escatiman esfuerzos por atraer más turismo que ayude a subsanar la economía.
Se enfrentan, sin embargo, a un sistema israelí que no duda en gastarse millones de dólares para ofrecer paquetes completos con todos los gastos pagados para políticos o periodistas. Todo, con un folletín propagandístico más que cuestionable.