Algunos de los nuestros

Quien me conoce, sabe de mi afición por el cine y mi costumbre de buscar paralelismos entre los guiones de determinadas cintas y la vida real.

Los últimos días de 2017 se despidieron en Zaragoza con dos noticias, ejemplo de manipulación puesta al servicio de los poderes fácticos de esta ciudad: el archivo por parte de la Fiscalía Antifraude de la denuncia de Ecociudad contra el alcalde Pedro Santisteve y la polémica con el Consejo de Administración del Real Zaragoza, SAD.

Como decía el concejal Hijar, medias verdades y verdaderas mentiras para justificar, en un caso, "el regalo" de 800.000 euros -municipales - a la Sociedad Anónima Deportiva -SAD- que controla el Real Zaragoza o como sucedió con la denuncia de Ecociudad, para una vez más, poner en la picota el gobierno de Zaragoza en Común.

Ambas podrían formar parte de alguna de esas historias reales llevadas a la pantalla y convenientemente guionizadas en las que vemos cómo políticos de dudosa reputación, sus inestimables amigos de la prensa y “los sospechosos habituales” son capaces de orquestar un entramado de mentiras, bulos, calumnias y sospechosas denuncias destinadas al acoso y derribo de quienes son señalados como “el enemigo a batir” por aquellos que ostentan el verdadero poder.

Poco importa que su falsaria estructura se base en mentiras, que las calumnias puedan arruinar la vida de las personas a las que se pone en la diana o que el posterior delirio de innumerables intervenciones y noticias convenientemente cocinadas, lleven a quienes son objeto de sus falacias ante los jueces o ante ese otro furibundo tribunal de las redes sociales y los “mass media”.

¡Qué más da si hablamos de mentiras y falsas acusaciones! ¿Cuándo ha importado eso al poder y a sus acólitos?

En Zaragoza ese poder está en manos de unas cuantas familias de larga y muchas veces turbia trayectoria que entronca con la dictadura. Llevan años repartiéndose en metros cuadrados el mapa de esta ciudad como quien corta un pastel mientras buscan su reflejo en el espejo de los grandes tiburones empresariales.

No nos equivoquemos, ellos mandan y todos los demás, incluidos entregados políticos y prensa, obedecen. Orquestar el guión es fácil, tienen a su servicio medios, leguleyos, muchísimo dinero y todo el tiempo para llevarlo a cabo.

Imposible, pues, no buscar el paralelismo con películas o series que en la ficción reflejan la corrupción y los manejos de empresarios, políticos y periodistas con pocos escrúpulos. Os animo a que reviséis filmes tan de actualidad en sus guiones como Ciudadano Kane, Glengarry Glen Ross, Wall Street o series como Borgen, House of Cards, Black of Mirror o la española Crematorio paradigma de esa corrupción institucional y social que arrastramos desde mucho antes de la Transición.

Como decía al principio, esta vez la Fiscalía Antifraude ha pinchado la infame burbuja de Ecociudad. Los cinco delitos de los que habían sido acusados el alcalde Pedro Santisteve y los concejales Teresa Artigas, Alberto Cubero y Pablo Muñoz, todos de Zaragoza en Común, han pasado de tsunami político y mediático a agua de borrajas judicial.

Nos alegramos de que por una vez la verdad haya salido triunfante y la justicia cumpla con su deber sin dejarse llevar por presiones de sospechosas pinzas opositoras en el ayuntamiento ni por la de los medios afines entregados desde hace meses a su campaña de “calumnia que algo queda”.

Es ésta una larga batalla en la que ni pedimos protagonismos ni queremos ser trofeos de los que tirar mediáticamente como piezas de un todo vale para vender más y contentar a quienes pagan. Por eso, tras la sentencia exculpatoria exigimos una pronta rectificación sobre la cuestionada decencia y honradez de algunos de los nuestros, puestos en la picota por los partidos de la oposición, todos, y por esos medios que se prestaron a calumniarlos.

Un rectificación que a día de hoy no ha llegado. No sabemos si es que viene como la disculpa, en alguno de los camellos de los magos de Oriente, de ahí la lentitud. O tal vez las fiestas y derroches de este final de año, unidos a los continuos casos de corrupción que salpican a la derecha española, hayan sido impedimentos para no haberlo hecho hasta ahora. Desde Zaragoza en Común seguimos esperando DISCULPAS y RECTIFICACIÓN en la misma medida y con la misma celeridad con la que se puso en duda la trayectoria y honradez de nuestros compañeros y compañeras.

Hablamos de gravísimas acusaciones, carentes de fundamento, un montaje iniciado por el PSOE, pero fundamentalmente potenciado y utilizado políticamente por el Partido Popular, quien hoy ocupa la presidencia de la sociedad municipal. Tiene narices que sea precisamente el señor Azcón, el experto repartir odios y bulos quien se haya auto-erigido en “azote de corruptos”. Y con ellos toda la oposición del Ayuntamiento de Zaragoza, que con esta denuncia creyó ver la oportunidad de quitarse de encima y de una vez por todas a esos molestos novatos empeñados en hacer política sin llenarse los bolsillos y sin recurrir al yugo de los de siempre. Son como el perro del hortelano, mejor todos enfangados y a ser posible callados.

Lo del Real Zaragoza SAD y sus 800.000 euros, ya si eso queda para otro momento, el necesario para orquestar otra campaña y urgir a los de siempre a que repartan consignas y soflamas por las redes. Tiempo habrá para que cada uno, también la oposición y los medios, se coloquen del lado que mejor convenga a sus intereses.

Que les quede claro señores y señoras de la oposición, Fiscalía ha dicho que no ha habido actuaciones ni arbitrarias ni injustas en ningún momento del proceso por parte del equipo de gobierno. Esta vez y pese a sus artimañas, bulos y campañas de descrédito, les ha salido el tiro por la culata.

Podemos y debemos de alegrarnos de que la verdad haya triunfado.

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