Alejarse de aquí

Amigo, diles a tus hijos que se alejen, que se exilien a cualquier lugar del planeta que esté mínimamente civilizado. Conjurarán el peligro de convertirse en personajes ridículos como muy españoles y mucho españoles

Aeropuerto. Foto: A.J. Palacios Álvarez.

Hace unos días tuve una conversación con un amigo, comenzó como empiezan estas cosas, hablando de todo un poco y  terminó de la forma habitual: hablando de lo que nos preocupa.

Tiene mi amigo dos hijos en edad de incorporarse al mercado laboral; uno de ellos ha tenido una trayectoria brillante en sus estudios, excelentes notas durante la totalidad de su recorrido, tanto en las enseñanza secundaria como posteriormente durante la carrera universitaria. Una carrera dura, difícil, exigente de esfuerzo y dedicación. Ser licenciado y posteriormente doctor en Ciencias Físicas no es nada sencillo.

El otro menos dotado para los estudios se inclinó pronto por aprender un oficio con el que ganarse la vida, tuvo que ser el aprendizaje a la antigua usanza lo que le abrió las puertas del mercado laboral tras varios intentos de cursar estudios  de formación profesional. Mal que bien se defendía y salía adelante. Había conseguido independizarse e incluso comenzaba a planear un futuro con su pareja desde su condición de trabajador en una cadena de montaje industrial.

Se quejaba mi amigo de la precaria situación de ambos.

El doctor en Físicas perdía la ilusión en trabajos de becario, enlazaba una beca con otra sin más perspectiva que abandonar la investigación y aceptar trabajos como repartidor de pizzas. El otro ya repartía pizzas a domicilio. Tarea loable pero a todas luces insuficiente para basar en ella una perspectiva de vida.

La verdad es que me daba pena y no encontraba como consolarle, es más, creo que acabé por hundir sus esperanzas cuando intenté razonar la actual situación laboral en la que se encuentra la  finca borbónica, “La España Cañí”.

Le dije: Mira Manuel si en España el censo electoral es de 36.000.000 en números redondos, de los cuales el 20% son mayores de 65 años que en un altísimo porcentaje (cercano al 90%) acuden a votar, ¿qué quiere esto decir?  Sencillamente que una parte de la población a la que le no importa un higo la situación laboral de nadie porque solo les preocupa “no hacérselo encima” son los que deciden la forma socio-laboral de la sociedad que tiene obligación de cuidarlos, curarlos y abastecerlos.

Esos viejos egoístas, incultos e insolidarios son los que inclinan la balanza del poder en uno u otro sentido. Los partidos de la alternancia lo saben muy bien y por ese motivo miman su voto.

Aunque el esfuerzo no es necesario – los viejos son tan fieles a su primer amor político que raramente cambian de pareja de baile- es un hecho la dedicación que durante los preámbulos de las citas electorales se otorga a los mayores.

Mi amigo Manuel abría mucho los ojos y me decía:

Entonces ¿qué pueden hacer mis hijos?

Con toda la amabilidad que fui capaz le expliqué: Irse, alejarse de este lodazal, dejarnos a los padres y abuelos que nos cozamos en la miseria que nuestra cobardía ha creado.

No hay salida, los políticos les contarán que está mejorando la situación pero nunca lo notarán porque no es verdad. Tendrán salarios de pobreza con derechos laborales de la época de los faraones.

Asistirán en primera fila a la conversión de España en un inmenso geriátrico para guiris, nórdicos y alemanes.  Si eso es a lo que aspiran que se queden; sino que se vayan, que huyan ahora que todavía están a tiempo. Cuando les encadenen con la hipoteca, con las letras del coche y del frigorífico o con obligaciones sobrevenidas no podrán hacerlo y se convertirán en españoles. Protestones en el bar y mansos en el trabajo, arrogantes con los débiles y sumisamente dóciles con el señor Marqués. Crueles y despiadados con aquellos que no pueden defenderse, raza de embusteros y farsantes capaces de justificar que les roben si lo hacen los que ellos consideran que son los ladrones adecuados.

Sí, es desalentador, pero mira lo que nos espera: Dice Rajoy que unas terceras elecciones sería hacer el ridículo.

Extraño concepto tiene este hombrecillo del ridículo ¿Le parece poco ridículo comparecer en rueda de prensa a través de una pantalla de plasma? O ¿comparar las fugas del Prestige con hilillos de plastilina?, ¿Son mas ridículas unas nuevas elecciones que haber tenido en su gabinete dos ministros investigados/imputados y otro en ciernes de investigación?, ¿No le parecen de ridículo clamoroso sus mensajes “Luis se fuerte”? ¿No oye las risas mundiales cuando un ministro condecora a la virgen? ¿No escucha las carcajadas de nuestros vecinos europeos cuando el mayor número de votos lo obtiene un partido sospechoso de financiación ilegal e imputado por destruir pruebas judiciales? ¿Le parece poco ridícula la situación de la cúpula policial apuñalándose entre los comisarios? ¿Ve coherente actuaciones judiciales que mortifican con sus interrogatorios y sentencias a las víctimas de delitos tan graves como el maltrato o el abuso sexual? ¿No le llama la atención que un ministro de su gabinete conspire contra los adversarios políticos valiéndose de los aparatos del Estado?

Manuel, la lista sería eterna. Como colofón queda decir que en un país sin Gobierno el Jefe del Estado y el Presidente de Gobierno disfuncional se van de merecidas vacaciones para descansar de un trabajo que no han hecho.

Amigo, diles a tus hijos que se alejen, que se exilien a cualquier lugar del planeta que esté mínimamente civilizado. Conjurarán el peligro de convertirse en personajes ridículos como muy españoles y mucho españoles.

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