Acosadas y coaccionadas

“Empiezas matando a tu padre y terminas perdiendo los buenos modales en la mesa”. Irrita la sensibilidad epidérmica de la consejera de Educación cuando se ofende porque la gente vaya a a protestar a su casa. Se supone que la consejera hace una distinción radical entre sus actuaciones públicas y su vida privada. Sin embargo, desde que en la Edad Media se suprimió el acogimiento a sagrado, ningún delincuente puede alegar que la persecución de sus crímenes se limita a un espacio determinado. Si una persona atraca un banco -cosa que a día de hoy es dudoso que pueda ser …

accion tupperEmpiezas matando a tu padre y terminas perdiendo los buenos modales en la mesa”. Irrita la sensibilidad epidérmica de la consejera de Educación cuando se ofende porque la gente vaya a a protestar a su casa. Se supone que la consejera hace una distinción radical entre sus actuaciones públicas y su vida privada. Sin embargo, desde que en la Edad Media se suprimió el acogimiento a sagrado, ningún delincuente puede alegar que la persecución de sus crímenes se limita a un espacio determinado.

Si una persona atraca un banco -cosa que a día de hoy es dudoso que pueda ser un delito- se le persigue al margen del lugar donde se encuentre ¿Nuestra consejera es diferente? ¿Tiene alguna bula especial? No hay espacios de impunidad a la hora de perseguir a los criminales.

La señora Serrat quiere cobrarle a los niños y niñas por una comida que hasta ahora era gratuita. Como un perverso Robin Hood le da a la enseñanza privada el dinero que le ha quitado a la pública. Lo que es de muchos se lo da a los pocos. Y como un prototipo de tirano, llega al esperpento de perseguir a quienes protestan contra la injusticia.

No podemos aceptar que haya un derecho que esté por encima del derecho a la existencia; no aceptamos que haya un arbitro que nos amoneste por dar golpes bajos cuando no hay norma moral que esté por encima del interés de todos.

Si la resignación no se apodera de la gente y las instituciones: juzgados, parlamentos y las reglas de urbanidad diversas no dan satisfacción a las necesidades, habrá que cambiarlas. Además mucho menos las vamos a aceptar cuando resulta que el arbitro está comprado y defiende los intereses de una parte. No hay terrenos neutrales.

Por el contrario vemos que no hay normas morales a la hora de defender el interés egoísta, paradigma de la filosofía neoliberal. Nos lo están demostrando a diario, los Bárcenas, los Rato, los Duran… Los casos de corrupción no son una anomalía, son simplemente la consecuencia lógica en una etapa y no precisamente la terminal -la terminal puede ser mucho peor- de un sistema que pone el beneficio de los pocos por encima de la necesidad de todos.

Entristece ver cómo personas, que presumen ser de izquierdas, anteponen los buenos modales a la indignación de quienes están siendo despojados de sus derechos. Según ellos las cosas hay que pedirlas por favor, sin elevar mucho la voz, sin molestar, mansamente.

Estos hipócritas lloran por la ruptura de unas leyes previstas de antemano contra la voluntad de un pueblo indignado. Habría que pedirles que guarden algunas lágrimas por los seis millones de parados, por los despojos de la educación y la sanidad públicas, por quienes se les ha arrebatado su techo y su sustento.

¿Cómo es posible que quienes dicen han sido elegidos para defender los intereses de la mayoría se escandalicen ante quienes protestan?

El otro día veía una película en la que el bueno le pregunta al malo ¿Porqué lo has hecho? Y el malo le responde -Por dinero. El bueno, asombrado, le vuelve a preguntar -¿Todo esto lo has hecho por dinero? A lo que le responde el malo -¿Es que hay otra razón?

Sus razones no son las nuestras, su moral no es la nuestra, su leyes tampoco lo son.

Izquierda Anticapitalista de Aragón

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies