A Clau Roya refirma a Vada Cheneral 29M

Todas enta la Vada Cheneral!!! Dende A Clau Roya organización feminista d’a cucha independentista d’Aragón refirmamos a vada cheneral que ye convocada t’o 29 de marzo. Fa poco o gubierno estatal aprobó una reforma laboral que retalla os dreitos d’as treballadoras y fa que siga más barato ta las interpresas forachitar-las. Dende fa tiempos que somos vivindo as clases populars ista crisi provocada por o  sistema capitalista que a ninviau a muitas personas a l’ature y a empiorau a situación laboral de muita chent, retallando os suyos dreitos y os suyos chornals. D’atra man, con a enchaquia d’estar en crisi …

Todas enta la Vada Cheneral!!!

Dende A Clau Roya organización feminista d’a cucha independentista d’Aragón refirmamos a vada cheneral que ye convocada t’o 29 de marzo. Fa poco o gubierno estatal aprobó una reforma laboral que retalla os dreitos d’as treballadoras y fa que siga más barato ta las interpresas forachitar-las. Dende fa tiempos que somos vivindo as clases populars ista crisi provocada por o  sistema capitalista que a ninviau a muitas personas a l’ature y a empiorau a situación laboral de muita chent, retallando os suyos dreitos y os suyos chornals. D’atra man, con a enchaquia d’estar en crisi os gubiernos aprofeitan ta fer un paso enta zaga y tallar os dreitos aconseguius por as treballadoras y treballadors, alavez os dreitos laborals por os que as mullers hemos luitau dende fa anyos, como a igualdat de chornals u d’oportunidatz, pasan a estar en un segundo ran.

As mullers de cutio han feito os treballos relacionaus con os cudiaus: a casa, os fillos, os enfermos, os familiars… Treballos que dende antis más han feito de baldes sin tener garra reiconoxedura y estado siempre minusvaluraus. Antimás, dende a incorporación d’a muller t’o mundo laboral hemos habiu de soportar una dople chornada laboral, a de o treballo asalariu y a de os cudiaus en casa nuestra. Manimenos, a reforma laboral y a crisi en contras de millorar ista situación, la fa más grau encara.

Por ixo todas y totz hemos de estar presents iste 29 de marzo en a vada cheneral fendo veyer a nuestra postura feminista y dixando platero que no somos disposadas a que chuguen con os nuestros dreitos.

FEMINISMO  COMBATIVO ANTE LA HUELGA

La historia tiende a presentar los avances sociales conseguidos por las mujeres como la consecuencia de un progreso que marcha por sí solo, como el resultado de un proceso en el que, en todo caso, las mujeres no han influido. En cambio, la reconstrucción de la historia muestra que las mujeres sólo han logrado conquistas sociales allí donde y cuando ha habido mujeres trabajando y protagonizando esas conquistas. Han sido las luchas de muchas mujeres, las que nos permiten hoy gozar de derechos que en un pasado muy próximo fueron negados.

En este sentido, actualmente, reivindicamos la centralidad de la lucha feminista en un momento de crisis sistémicas que, lejos de solucionarse- tal como nos quieren hacer creer desde los gobiernos-, no dejan de profundizarse día a día. La crisis económica, la crisis financiera, la crisis alimentaria y la crisis ecológica vienen también acompañadas de una crisis de los cuidados, y todas ellas visibilizan de manera punzante las caras más amargas y las contradicciones de un sistema capitalista heteropatriarcal, imperialista y racista basado en la lógica del beneficio económico y totalmente indiferente hacia el bienestar y los derechos de las personas, de los pueblos y del planeta. Es por ello que la lucha feminista en estos momentos, si bien trabajando desde la autonomía, debe llevarse a cabo en alianza con todas las otras luchas y movimientos sociales en su denuncia contra la Europa del capital y las crisis.

Las mujeres sufrimos las consecuencias de las crisis del sistema, en unos mercados laborales que nos siguen condenando, a pesar de la hueca retórica neoliberal sobre la conciliación, la paridad y los derechos formales, a altas tasas de paro, precariedad, temporalidad y subocupación. También nos condenan a la segregación horizontal y vertical y a la discriminación salarial y en las condiciones de trabajo. Sumado a esto, las medidas anti-crisis que se están adoptando pueden agravar las desigualdades ya existentes entre mujeres y hombres. Por ejemplo, enfatizando la inversión pública en sectores económicos en crisis -poco sostenibles como el del automóvil o el de la construcción- , y no, en infraestructura social – como educación, salud, cuidados y protección social, con riesgo de intensificar la división sexual del trabajo y las desigualdades que genera. Desde esta mirada,  hoy  las mujeres en Aragón tenemos más derechos sobre el papel que ayer, pero seguimos siendo trabajadoras y ciudadanas de segunda.

Padecemos doblemente las consecuencias del recorte del gasto público y de las privatizaciones ya que, ante el declive de los servicios sociales, somos las mujeres, particularmente las mujeres de clase trabajadora, las que acabamos responsabilizándonos del cuidado y el bienestar de las personas. Muchas mujeres lo seguimos haciendo en el hogar de manera invisible, gratuita e infravalorada. Muchas otras, la mayoría mujeres migrantes, encuentran en los cuidados su única alternativa laboral, una alternativa que se mueve en el marco de la economía informal y en situaciones de precariedad, abuso y explotación. De una manera u otra, es nuestro trabajo de cuidado el principal subsidio al sistema capitalista y a unos gobiernos que hace tiempo que renunciaron a garantizar derechos sociales y que actualmente se limitan a gestionar un sistema que no deja de hacer aguas. ¿O qué se piensan pasaría si convocáramos una huelga internacional de todas las cuidadoras? Pues que el mundo se desmoronaría. De esta forma, deberíamos examinar la propuesta de la economía feminista, la economía social y la economía solidaria; perspectivas que tienen en común una reformulación conceptual de la economía, un redimensionamiento de lo reproductivo y el reconocimiento del peso que tiene la dimensión simbólica y cultural.

Soportamos también como mujeres la violencia sobre nuestros cuerpos ejercida en los conflictos bélicos, que con la crisis de civilización no harán más que agravarse; la sufrimos de forma cotidiana en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestras escuelas. Sufrimos también la violencia estructural contenida en cada acto de agresión, vejación o discriminación lesbófoba,  tránsfoba y homofoba que se da cada día en la calle, en los puestos de trabajo, en los espacios privados o desde las instituciones. Sufrimos la violencia ejercida contra las mujeres migrantes por una Ley de Extranjería clasista, xenófoba y heteropatriarcal que las convierte en ciudadanas y trabajadoras de tercera y las condena a la vulnerabilidad, la precariedad y la invisibilidad. Sufrimos de forma particularmente violenta los efectos de las crisis las mujeres jóvenes, ya que hemos soportado el mayor aumento en las tasas de paro en los dos últimos años y tenemos la mayoría de contratos temporales y becas. Sufrimos todas las mujeres la violencia ejercida por las instituciones que, en alianza con la Iglesia Católica y su política de control de nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, siguen rechazando nuestro derecho al aborto libre y gratuito fuera del Código Penal e incluido en la Sanidad Pública.

Sumado a esto, nos encontramos con las prostitutas condenadas a la precariedad dentro de un sistema abolicionista que las pretende invisibilizar sin reconocer sus derechos. Meterlas en jaulas (prostíbulos) no es la solución, a cuyo juicio lo único que pretende esta medida es esconder el negocio, para mayor comodidad de los clientes y no de las trabajadoras. ”.
Desde esta mirada, abogamos por una economía solidaria feminista del cuidado, la cual busca dignificar el trabajo de cuidados, es decir, reconoce que el trabajo de enfermería aporta más a la sociedad que el trabajo de venta de seguros de vida.   Reconoce que el trabajo de enseñanza vale más que el trabajo de militar, que el trabajo agrícola vale más que el trabajo de construcción de centros comerciales, y que el trabajo de cuidados en la esfera doméstica contribuye más a la economía que el trabajo de servicios que realiza en un banco capitalista.

Pero que el cuidado sea motor de unas vidas más alegres e interesantes depende precisamente de su cuestionamiento y redefinición continua, esto es, de su politización: cuidado sí, pero organizado y repartido de manera más justa y con cualidades que tiendan a potenciar a las partes que éste ponga en relación. No nos valen, por ejemplo, los cuidados paternalistas, posesivos o dominantes.

A Clau Roya - organización feminista d’a cucha independentista d’Aragón

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