A clase sí, pero sin táper

Desde las Asambleas Universitarias de Uesca denuncian las trabas a la comida casera por parte de la Escuela Politécnica de Uesca

Escuela Politécnica Superior de Uesca.

Las Asambleas Universitarias de Uesca denuncian la situación que sufren, tanto estudiantes como trabajadoras y trabajadores de la Escuela Politécnica de Uesca desde que en el curso pasado se restringiese el uso de la cafetería a quienes llevaran táperes y comida preparada de casa para comer en el centro.

Desde estos colectivos remarcan que la Escuela Politécnica se encuentra a siete kilómetros de distancia de la ciudad, lo que implica que un gran número de estudiantes y trabajadores tengan que comer en el centro.

"Es un hecho gravísimo que  en una Universidad, que es pública, un servicio tan necesario como el de la cafetería (un espacio, dentro de las facultades, con mesas y sillas para sentarse a comer), se esté dejando de prestar a quienes no podemos permitirnos lucrar a las empresas concesionarias", denuncian desde las Asambleas Universitarias, quienes además aseguran que si ya “es malo que en una Universidad pública se externalicen servicios que podrían prestarse desde la institución, mucho peor es cuando las empresas que prestan esos servicios se apropian de un espacio de las facultades, de todas y todos, y no permiten su uso por parte de quienes no son sus clientes”.

No se trata de un problema aislado de la Politécnica de Uesca, sino que afecta a diferentes facultades de la Universidad de Zaragoza. Hace casi un año, las y los estudiantes del Campus Río Ebro de Zaragoza organizaban una "acción táper reivindicativa", por lo que entonces calificaban de "segregación económica", ya que no todos los estudiantes que por motivos de horario tienen que quedarse a comer en sus facultades pueden permitirse pagar el menú.

Ante las quejas presentadas por parte del alumnado durante el curso pasado al personal universitario pertinente de la facultad sobre esta situación, la Escuela Politécnica de Uesca improvisó una solución mediante la colocación de algunas mesas y sillas, en insuficiente espacio y número en una sala cercana a la cafetería que carece de agua potable, sin cubos de basura, sin calefacción y con una iluminación insuficiente.

En los últimos días la situación ha llegado a su punto más crítico debido a la imposiblidad de la mayoría de los alumnos de comer en de dicha sala, ya que se habían retirado la mayor parte de las sillas y mesas para otra actividad que se realizaba en el centro durante unos días.

"A la hora de pedir una solución para disponer de un sitio donde sentarse a comer, la respuesta ha sido la de comer en las mesas de los pasillos de los laboratorios en las que se ha instalado uno de los microondas. Desde este lugar se pueden ver en las puertas de los laboratorios carteles con indicaciones de riesgo químico y biológico", advierten estos colectivos.

Desde las asambleas advierten que lamentablemente no se trata de un hecho aislado, ya que debido a la falta de un espacio en condiciones y habilitado para la afluencia que recibe, es habitual ver a alumnos y alumnas comiendo en el pasillo de los laboratorios o en otros espacios de la facultad no habilitados para ello.

"Ante esta situación exigimos a la Universidad de Zaragoza que nos garantice a sus estudiantes el derecho a poder sentarnos junto al resto de nuestros compañeros y compañeras, ya es muy triste ver una universidad pública cada vez mas mercantilizada y privatizada como para tener que soportar el sesgo económico hasta al sentarnos a la mesa a la hora de comer", concluyen.

 

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