23 d'abril: No ye crisi, ye luita de clases!

El pueblo aragonés sufre día a día los embates de una crisis económica que dura ya demasiado tiempo. Cinco años de crisis que profundizan cada vez más las heridas abiertas a la integridad de la clase trabajadora y el futuro mismo de nuestro país. Son, al fin y al cabo, cinco años de ofensiva y de ataque de la oligarquía sobre los derechos que las clases populares aragonesas habían conseguido. Y ante esto el pueblo organizado no ha podido hacer otra cosa que resistir valientemente, responder a cada ataque de los poderes económicos siguiendo la agenda que éstos marcaban.  La …

Foto: Pablo Ibañez | AraInfo
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El pueblo aragonés sufre día a día los embates de una crisis económica que dura ya demasiado tiempo. Cinco años de crisis que profundizan cada vez más las heridas abiertas a la integridad de la clase trabajadora y el futuro mismo de nuestro país. Son, al fin y al cabo, cinco años de ofensiva y de ataque de la oligarquía sobre los derechos que las clases populares aragonesas habían conseguido. Y ante esto el pueblo organizado no ha podido hacer otra cosa que resistir valientemente, responder a cada ataque de los poderes económicos siguiendo la agenda que éstos marcaban.  La crisis ha sido la excusa para un nuevo proceso de reacumulación capitalista, de reordenación de un marco económico que resultaba anómalo. Se vuelve a los cauces normales, por la propia lógica del sistema, de los que éste solo salió por circunstancias excepcionales. Sabemos, de acuerdo a esto, que no hay un camino de regreso con respecto a la anterior situación, que el Estado del Bienestar que con tanto fervor defiende la socialdemocracia no es ya ni siquiera una opción. El pactismo sobre el que se asentaba y que había sido diseñado por las oligarquías hoy ha sido roto, porque ya no les es util, por quienes lo inventaron y sólo la izquierda moderada cree ya en el viejo sistema. 

En este contexto las perspectivas de futuro para Aragón y sus clases populares no son muy prometedoras: como país en la órbita occidental está condenado, dado el profundo desarrollo neocolonial de la globalización, a depender de las migajas del imperialismo y a convertirse (como siempre ha sido) en un territorio de propiedad colonial, de expolio económico y de negación de su propio desarrollo. El pueblo trabajador aragonés queda desprovisto de futuro, condenado a la emigración y a la miseria. Esta realidad amenaza, en lo profundo, la existencia misma de Aragón como entidad política en la medida en que su territorio y demografía cohesionadora se ve abocada a la desaparición por efecto de la centralización.  De esto no sale mejor parada la juventud cuyas generaciones han perdido toda oportunidad de futuro. Con un paro juvenil de casi el 50% las oportunidades de empleo y de acceso a un trabajo asalariado son, a día de hoy, casi un imposible para la mayoría de las y los jóvenes aragoneses. Condenadas a una vida de dependencia subvencionada o un trabajo precario lo que ocurre hoy a la juventud parece ser el fatal preludio de los medios explotadores de subsistencia que el sistema proporcionará en el futuro.  Todo ello sumado a la ola de recortes, privatizaciones y destrucción de derechos sociales han generado un clima social de shock colectivo que lleva a la clase trabajadora a no reaccionar como se esperaría de ella en una situación como esta. La resistencia, encauzada, frente a las tropelías del sistema no parece dar sus frutos y ejemplos como el griego nos lo demuestran. Por ello la juventud aragonesa ha de responder no ya con una resistencia conservadora con los derechos sociales heredados sino con un programa de acción social ofensiva, de ataque a las oligarquías nacionales e internacionales. Es por ello que la tarea de la juventud independentista es la de una lucha revolucionaria, no la de contentarse con las pequeñas cesiones puntuales de la clase dominante. Nuestro enfoque ha de ser propositivo, el de tratar de generar un movimiento popular de cambio y de acceso a la toma del poder por parte de la clase trabajadora.

Pero bien sabemos que el camino de futuro para nuestro pueblo no pasa por un proceso de transformación social a nivel estatal. El pueblo aragonés solo puede tener esperanza para sí mismo si se sabe y se reconoce como un sujeto político efectivo, un sujeto de soberanía. La lucha antiglobalizadora y antiimperialista (contra los poderes y los procesos que en el fondo imponen nuetra actual situación) no puede darse desde un punto que no afirme a los sujetos políticos soberanos. Las reacciones contra el imperialismo que se producen en el mundo nos demuestran que se constituyen en torno a sujetos colectivos claros; los pueblos. La ofensiva contra el neocolonialismo ha de pasar necesariamente por una recuperación de entidades políticas soberanas que vayan más allá de los estados nacionales tradicionales. El socialismo lo hacen los pueblos y el camino para conseguirlo no puede ser otro que su independencia. Y en esta búsqueda de sujetos políticos de ruptura, dolorosos para el proyecto burgués, no encontramos otro en nuestro marco que el aragonés (como lo es el castellano, el vasco, el andaluz, el occitano, el catalán...). También hay en Europa, como en Latinoamérica, un continente de pueblos negados ante los que la izquierda tradicional permanece ciega. Es por esto que el camino revolucionario en Aragón pasa también por un proceso de ruptura identitaria, que acabe con los intereses integradores del proyecto burgués español o, en otras palabras, que rompa con la metrópoli que es España como mejor fórmula, local, antiimperialista.

Por todo ello luchamos y reivindicamos este 23 de abril para organizar la ofensiva popular contra el orden capitalista. Tenemos un proyecto y tenemos un camino que haremos valer irremediablemente. Nuestro proceso revolucionario es el del socialismo como objetivo económico, social y cultural; el de la independencia como radical forma de ruptura con las formas y estructuras con los que se han dotado las clases dirigentes para oprimir y explotar a las masas depauperadas y trabajadoras; y el del feminismo como estructura cultural integradora y promotora de la verdadera igualdad entre los sujetos y las identidades oprimidas. Por ello hoy, como todos los días, luchamos al grito de: ¡Independencia, Socialismo y Feminismo!

En Aragón, 23 d'abril de 2013

Purna, a chovenalla independentista y revolucionaria

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